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Dana y economía del agua

Es el momento de que todos los españoles, los vascos y los catalanes también, seamos solidarios con esas familias transfiriendo dinero de nuestros impuestos para que puedan volver a tener una vida digan cuanto antes

Caquis dañados por la DANA

Caquis dañados por la DANA / AVA-ASAJA

Mi primer día en la facultad de economía de la Universidad de Alcalá en septiembre de 1991 nos recibió el decano Diego Azqueta, catedrático y un referente mundial en economía ambiental, nos habló del cambio climático y sus efectos. Un mes después, Ronald Coase recibió el premio Nobel de economía por sus aportaciones en definir los costes de transacción y derechos de propiedad para resolver, principalmente, problemas de externalidades y fallos de mercado que contribuyen a intensificar el cambio climático.

En 2015 un equipo de profesores de la Universidad de Alcalá, discípulos de Diego Azqueta, decidimos crear el Foro de Economía del Agua, se han hecho 15 foros, en varios países en los que han participado los mejores expertos del mundo en economía del agua, incluyendo casi diez premios Nobel. Estos días en varios pueblos y ciudades de España, especialmente en Valencia, ha llovido en pocas horas el doble de lo que suele llover en un año. Los ingenieros que diseñaron los puentes que se ha llevado la corriente como si fueran de corcho habían estimado distribuciones de probabilidad que incluían catástrofes y habían puesto hormigón para que resistieran. Lo que ha sucedido es un fenómeno caótico y por naturaleza impredecible que ha provocado casi 100 muertos.

Por lo tanto, no es momento de hacer demagogia, del yo ya lo dije y de buscar culpables y lincharles en los medios y las redes. Es momento primero de luto con los fallecidos y sus familias, de que los afectados puedan volver a sus casas y tener urgentemente comida, electricidad, agua corriente y servicios básicos. Es el momento de que todos los españoles, los vascos y los catalanes también, seamos solidarios con esas familias transfiriendo dinero de nuestros impuestos para que puedan volver a tener una vida digan cuanto antes. Y no es el momento de negociar en el Parlamento el Consejo de Televisión Española ni de que PNV y Puigdemont aprovechen la debilidad del Gobierno para negociar más beneficios fiscales para el cupo vasco y el futuro cupo catalán como sucedió el pasado miércoles.

Pasado ese momento de luto y de reflexión es momento de analizar las causas y ver cómo se puede prevenir una catástrofe similar en el futuro, especialmente en las zonas de estrés hídrico del arco Mediterráneo. Nos enfrentamos a fenómenos denominados cisnes negros, de muy baja probabilidad pero costes muy elevados, que necesitan planes de contingencia y aquí las conclusiones del Foro de Economía del Agua que resumo a continuación pueden ayudar.

La acción humana y la emisión de gases contaminantes ha incrementado la temperatura media del planeta, el agua se evapora más rápido y se ha incrementado el número de danas desde los años setenta. Los españoles debemos contribuir a mitigar el cambio climático, pero somos un porcentaje mínimo de la población mundial y no está en nuestra mano reducir el nivel de emisiones de dióxido de carbono mundial. Lo que si está en nuestra mano es gestionar mejor el agua que es un recurso cada vez más escaso, la pluviosidad ha disminuido significativamente desde los años setenta, y llueve de manera más irregular y con desastres naturales cada vez más frecuentes.

El 80% del consumo de agua es para uso agrícola y de regadíos. España tiene el sector agrícola más eficiente de Europa y abastecemos de alimentos a nuestros socios europeos. Pero junto a ese sector muy eficiente hay otra parte del sector que no lo es, que vende sus productos a precios bajísimos, que paga con salarios precarios a sus trabajadores y que encima tiene el precio del agua subvencionado para sobreexplotar acuíferos, intensificar la desertización del suelo y eliminar elementos de la naturaleza que frenan las riadas en las Danas. La mayoría de esos agricultores están ya en edad de jubilación o próxima a ella y es necesario un plan de reconversión agrícola, como se hizo con los astilleros y la siderurgia en los años ochenta, para que dejen sus explotaciones, paren los regadíos y repoblar esas tierras para que en la próxima dana el agua no baje con tanta violencia.

Hay que poner precio al agua que refleje su escasez. El trasvase Tajo Segura vende agua a los agricultores murcianos y de la vega baja de alicante al mismo precio que en 1979 cuando se inauguró, desde entonces el índice de precios al consumo se ha multiplicado por cinco veces y la renta de esos agricultores seguramente por más veces. Hay que subir también los precios del agua de uso urbano y revertir el grave problema de infra inversión desde hace quince años. En política lo que no se ve, no existe pero ahora el desastre es un problema social y político de primera magnitud y es el momento de actuar.

Hay que aprovechar los fondos europeos, no solo los Next Generation, para facilitar esas inversiones. Esta catástrofe sí justifica un decreto ley, por naturaleza extraordinaria, para cambiar el Perte de los chips que parece que ahora Intel no quiere hacer la inversión y destinar la mayor parte del dinero a afrontar el cambio climático y la desertificación de buena parte del territorio español.

Para esto pagamos impuestos.