CUENTAS PÚBLICAS
El Gobierno retrasa la senda de estabilidad: ¿qué pasa ahora con los Presupuestos?
Si el Ejecutivo quiere presentar unas nuevas cuentas debe someter a votación su propuesta de objetivos de déficit y deuda, aunque vuelva a ser rechazada

La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, en el Congreso de los Diputados, a 18 de septiembre de 2024, en Madrid (España). / Alejandro Martínez Vélez - Europa Press
La decisión el Gobierno de retrasar la votación en el Congreso de los Diputados de la senda de objetivos de estabilidad supone una nueva demora en el calendario de tramitación del proyecto de Presupuestos del Estado para 2025. Además aumenta el riesgo de que autonomías y ayuntamientos deban confeccionar sus Presupuestos para 2025 de acuerdo con los viejos objetivos de estabilidad, lo cual les restaría 11.550 millones de margen de gasto en dos años, según los cálculos de Hacienda.
¿Qué es la senda de objetivos de estabilidad?
Es un conjunto de objetivos de deuda y de déficit público para cada uno de los cuatro niveles de la administración pública (Estado, Seguridad Social, autonomías y ayuntamientos) y para un periodo de de tres años (en este caso, 2025-2026). El documento, que debe ser aprobado por el Consejo de Ministros, también cifra la regla de gasto (que es el porcentaje máximo al que podrá crecer el gasto presupuestario sin intereses).
En función del objetivo de déficit asignado para cada ejercicio y del crecimiento máximo del gasto permitido, cada administración debe estar en condiciones de fijar el techo de gasto para el año siguiente y construir, a partir de él, el proyecto de presupuestos. Por eso se considera que la aprobación de la senda de objetivos es el primer paso para la confección de unos nuevos Presupuestos.
¿Qué pasa si no se aprueba la senda de objetivos de estabilidad?
Tras ser aprobada por el Consejo de Ministros, la senda de objetivos de déficit y de deuda deber ser sometida a la votación del Congreso y del Senado. Si el Congreso tumba la propuesta, el Gobierno debe presentar de nuevo una senda en el Parlamento en el plazo de un mes. Si lo vuelve a tumbar por segunda vez, las administraciones deben preparar sus Presupuestos para el año siguiente de acuerdo a la senda anterior, sin que sea renovada.
El Consejo de Ministros aprobó, por primera vez, la senda de objetivos 2025-2027 el pasado 16 de julio. Una semana después, el 23 de julio, el Congreso tumbó la senda, con el voto en contra de Junts, que se sumó al del PP y Vox. El Consejo de Ministros volvió a aprobar la misma senda de objetivos el 10 de septiembre. Y ahora el Gobierno ha decidido retrasar la votación en el Congreso, que estaba prevista para este jueves al constatar la falta de apoyos.
¿Qué puede hacer el Gobierno a partir de ahora?
El Gobierno puede retrasar la votación de su segunda propuesta de objetivos de déficit (que es idéntica a la que ya había aprobado en julio), en espera de lograr los acuerdos parlamentarios que permitan su aprobación. Pero si quiere presentar un nuevo proyecto de Presupuestos para 2025, antes o después tiene que someter a votación la senda de objetivos.
Si vuelve a ser tumbada, podrá seguir adelante con la presentación de los Presupuestos, pero adaptados a los viejos objetivos de déficit. Lo mismo, para cada una de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos: si no se aprueba la nueva senda, tendrán que adaptar sus Presupuestos para 2025 a la vieja senda de objetivos.
¿En qué se diferencian la vieja y la nueva senda de objetivos de estabilidad?
La senda de déficit que propone el Consejo de Ministros incluye un objetivo del 2,5% del PIB en 2025, del 2,1% en 2026 y del 1,8% en 2027, además de recortar la deuda pública al final del periodo por debajo del 100%.
La administración central asume la mayor parte de la responsabilidad del cumplimiento de los nuevos objetivos fiscales, dado que en 2025 deberá situar su déficit en el 2,2%, en el 1,8% en 2026 y en el 1,5% en 2027. Esta senda es más exigente que la actual, que fija objetivos más laxos para el Estado, del 2,8% tanto para 2025 como para 2026
Para las comunidades autónomas, la nueva senda plantea un mismo objetivo de déficit del 0,% del PIB para cada uno de los tres ejercicios (2025, 2026 y 2027), frente al superávit del 0,1% que estipula la senda vigente para 2025 y 2026. En el caso de las corporaciones locales, se fija ahora un objetivo de equilibrio fiscal, en lugar del más exigente objetivo de superávit del 0,1% y el 0,2% previsto para 2025 y 2026 por la senda en vigor.
¿Y si el Gobierno no logra aprobar unos nuevos Presupuestos?
Si el Gobierno no logra aprobar su nueva senda de estabilidad puede decidir construir un proyecto de Presupuestos para 2025 sobre los viejos objetivos o puede desistir de hacerlo, si asume que la misma mayoría que ha tumbado la senda podrá hacer lo mismo con el proyecto de cuentas para 2025.
En este último supuesto, se volverían a prorrogar de forma automática los Presupuestos de 2023 a partir del 1 de enero de 2026.
¿Qué pasa con sueldos, pensiones y ayudas si se prorroga el Presupuesto?
En realidad, todas las medidas presupuestarias de ingresos y gastos pueden ser acomodadas en reales decretos si el proyecto de ley de Presupuestos es tumbado por el Congreso. La subida de las pensiones de acuerdo a la inflación debe ser encajada en las cuentas, pues es una obligación legal. El resto de las medidas que quiera impulsar el Gobierno pueden retomarse por vía de reales decretos leyes. El problema es que cada uno de ellos tendría que ser validado en el Congreso de los Diputados y volver a enfrentarse al reto de encontrar la mayoría de votos que antes no habían encontrado las Cuentas Generales. Además, el Presupuesto perdería el sentido de principal instrumento de política económica, por la previsibilidad y rendición de cuentas
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