Opinión

¿En qué consiste la unión bancaria que propone Mario Draghi?

El expresidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, durante su intervención este martes en el Parlamento Europeo en Estrasburgo.

El expresidente del Banco Central Europeo y ex primer ministro de Italia, Mario Draghi, durante su intervención este martes en el Parlamento Europeo en Estrasburgo. / TERESA SUAREZ / EFE

Se va construyendo un consenso general en considerar que los informes de Enrico Letta y Mario Draghi van a convertirse en la hoja de ruta de la legislatura europea que arranca estos días. De alguna manera, una especie de nuevo informe Delors que en los años 90 del siglo pasado dio pie a, entre otras cosas, la exitosa moneda única (el euro) y la fracasada constitución europea. Por ello, nuestros expertos siguen desgranando el contenido del informe Draghi que, en algunas cosas, tiene el morbo de que el expresidente del BCE se autoenmienda en asuntos que hasta el momento forman parte de los tabús de la UE. Rosa Sánchez ha encontrado uno de estos casos. Draghi propone avanzar en la unión bancaria europea en base a experimentar con un grupo reducido de entidades para que operen por encima de las fronteras de los Estados no a través de filiales, como ocurre actualmente, sino con lo que podríamos llamar una "ficha bancaria europea" que les permitiría abrir sucursales bajo la única supervisión de la UE. El tabú se rompería porque la garantía de los depósitos no correría a cargo del Estado correspondiente sino de la misma UE. Vamos, que con fondos holandeses se garantizarían las operaciones de un banco griego en Portugal. Un paso tan o más decisivo en la unión monetaria como el que propone el mismo informe respecto a la mutualización de la deuda pública. Los llamados estados frugales (Países Bajos, Austria y la misma Alemania) tienen, pues, otro motivo para maldecir al que fue el guardián de la ortodoxia del BCE.

La propuesta de Draghi merece dos consideraciones. La primera es que los análisis menos ideológicos de la crisis financiera de 2008 pusieron el dedo en esta llaga. El endeudamiento de los países del sur de la UE se produjo a través de unos bancos locales que vendieron de manera imprudente crédito procedente del norte. Y esa práctica pasó por debajo del radar de control de los Estados hasta que se produjeron los impagos que acabaron obligando a garantizarlos con dinero de todos que no sirvió solo para aliviar la deuda de los pobres, sino para devolver el capital a los ricos que lo manejaron de manera imprudente. La supervisión del BCE en cuanto a los riesgos trata desde entonces de paliar este mal, pero la unión bancaria mejoraría la competitividad de la banca europea y de la UE, que es finalmente lo que trata de promover el informe. La segunda consideración se refiere a la opa actualmente en marcha del BBVA sobre el Sabadell. Si todos los cálculos que hace estos días la Comisión Nacional de la Competencia sobre los efectos en el mercado los pasamos a la escala europea, el dictamen sería muy probablemente otro. Y la entidad resultante una de las que podría optar a una ficha europea.

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