MERCADO LABORAL

¿Cómo le ha ido a Portugal con la semana laboral de 4 días? El número de trabajadores con ansiedad o estrés cae un 35%

Unos 1.000 empleados de 41 empresas probaron durante seis meses reducir su jornada cobrando lo mismo y el balance es mayoritariamente positivo

Trabajadores en una oficina, en una imagen de archivo.

Trabajadores en una oficina, en una imagen de archivo. / MANU MITRU

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Mientras España debate cómo y cuándo reducir la jornada laboral máxima a 37,5 horas semanalesPortugal ha probado qué pasaría si dicha reducción fuera un paso más allá. El Gobierno luso inició en junio del 2023 un programa piloto para que 1.000 trabajadores de 41 empresas distintas testearan cómo sería trabajar cuatro días a la semana. Y las conclusiones, en la línea de otros experimentos internacionales, son eminentemente positivas. 

Por un lado, la ansiedad, la fatiga y la tensión disminuyeron sensiblemente entre los empleados participantes. “No tenemos conocimiento de otras intervenciones a nivel empresarial que puedan tener impactos tan grandes en la vida de las personas”, afirman Pedro Gomes y Rita Fontinha, los autores del estudio, al que ha tenido acceso El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este periódico. 

Y esas mejoras para los trabajadores no se requieren de un incremento de gasto inasumible por parte de las direcciones. Hasta el punto de que el efecto financiero es mayoritariamente neutro. En contra de lo que arguyen los detractores de la reducción de jornada, la experiencia portuguesa muestra que solo dos de cada 10 empresas participantes tuvieron que incrementar sus gastos más para costear que sus plantillas ganaran lo mismo y trabajaran menos. 

Mientras el Gobierno español tiene en suspenso desde hace casi un año su propio programa piloto para probar cómo es trabajar cuatro días a la semana, Portugal ya ha efectuado y evaluado el suyo. Este tuvo lugar durante seis meses, de junio a noviembre de 2023. Afectó a 1.000 empleados de 41 empresas, que adoptaron distintos modelos de reducción de jornada. Algunas optaron por dar los viernes libres, mientras que otras utilizaron días libres rotativos y otras equipos espejo, es decir, parte de los miembros del equipo libraban un día y la otra parte otro.

Un detalle que llama la atención del piloto es que son las empresas dirigidas por mujeres las más tendentes a participar y, a su vez, las más beneficiadas por la reducción de jornada, dado el mayor volumen de responsabilidades que suelen asumir en casa en comparación con los hombres. El 55% de las compañías que participaron del piloto estaban dirigidas por mujeres, cuando entre la empresa portuguesa solo el 27% de los cargos de liderazgo están ocupados por mujeres. 

 

Cambios organizativos

A diferencia del piloto español, que está por desplegar e iba dotado de una subvención para ayudar a las compañías participantes a costear parte del previsible aumento de gastos que trabajar menos y pagar lo mismo puede implicar, el portugués no estaba asociado a ninguna ayuda económica. Es decir, las 41 empresas lusas han participado voluntariamente y solo a cambio de asesoría pública, sin monto de dinero asociado. Esa voluntariedad es, a su vez, un punto débil del piloto a la hora de generalizar sus conclusiones. Ya que existe un sesgo de entrada y difícilmente los resultados serían los mismos para aquellas compañías que estuvieran en contra de adoptar este modelo.

La asesoría gubernamental iba enfocada principalmente a que las compañías aplicaran cambios organizativos para adaptarse a ese nuevo esquema de cuatro días, en vez de cinco. Según los autores del estudio, el 75% de las empresas implementaron al menos un cambio organizativo, siendo el más común la reducción de la duración de las reuniones. Otros cambios incluyeron la adopción de software de gestión, la automatización de procesos y la mejora de la comunicación. 

A nivel de volumen de trabajo, los empleados apenas notaron cambios, si bien sí una parte minoritaria de los mismos en los ritmos de trabajo. Un cuarto de los participantes afirma haber necesitado de trabajar a más velocidad para asumir el mismo trabajo en menos tiempo.

Empleados más contentos, mayor capacidad de retención

En un contexto en el que las empresas se lamentan de la escasez de determinados perfiles profesionales y pugnan entre ellas para contratarlos, los autores proponen la reducción de jornada como una vía para retener personal. 

Según el balance de las 41 empresas, la mayoría de los trabajadores solo consideraría aceptar un trabajo de cinco días si les pagarán un salario un 20% superior. “Dado los problemas de escasez de trabajadores y talento enfrentados por las empresas durante el período, esto indica una ventaja significativa”, afirman los responsables del piloto. 

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Y es que trabajar un día menos a la semana nivela la balanza en el habitualmente difícil equilibrio entre vida personal y profesional. Entre los empleados participantes del piloto de cuatro días, el 46% afirmaba tener dificultades para equilibrar el trabajo y la vida familiar antes de comenzar el mismo. Seis meses después dicho porcentaje descendía al 17%. 

Trabajar menos mejora la salud mental y física. Los autores detectan que, de media, los 1.000 empleados implicados aumentaron un promedio de 11 minutos el tiempo que dormían por las noches, así como una disminución del agotamiento y los síntomas negativos relacionados con la salud mental. No en vano, ocho de cada 10 empresas participantes han mantenido la reducción de jornada después del piloto.