TRIBUNA

La urgente necesidad de aumentar el número de enfermeras y mejorar sus condiciones laborales

Es indispensable retener talento, avanzar en el desarrollo de nuevas competencias profesionales y en un modelo de especialización adecuado que responda a las necesidades actuales de la sociedad

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Una enfermera administra la vacuna de la tosferina a un bebé.

Una enfermera administra la vacuna de la tosferina a un bebé. / EPC

Parece que las enfermeras son invisibles para los políticos. Ni un solo candidato al Parlamento Europeo de los distintos partidos políticos ha hecho mención alguna a la profesión enfermera -y poco ha habido de Sanidad en general- en sus programas electorales. En España trabajan, y votan, 345.000 enfermeras y enfermeros. Ellas son la base del sistema de salud. La ratio enfermera/paciente en España es de 6,25 profesionales por cada mil habitantes. Por debajo del de 8,7 de media europea. España necesita un mínimo de 90.000 enfermeras más para poder atender a su población. Urge abordar un problema de Estado, un déficit estructural que se compensa a base de profesionalidad y compromiso, pero que se traduce en una pérdida de vocaciones y en ocasiones con repercusiones en la salud física y mental de las que quieren abandonar su deber con los cuidados de una población longeva y aquejada de dolencias crónicas. ¿Quién cuida de quien nos cuida?

Pese a que España está a la cola en la contratación de enfermeras, nuestras profesionales son altamente valoradas en Europa. La migración al extranjero de nuestras profesionales altamente cualificadas supone una importante pérdida de recursos para nuestro país. Desde el Consejo General de Enfermería estamos volcados en incentivar la formación y la investigación enfermera, así como en la lucha por su desarrollo profesional y su dignidad laboral. La excelente formación española hace que a nuestras enfermeras les lleguen ofertas de empleo de países como Noruega, Reino Unido… y que, en muchas ocasiones, acaben aceptándolas por las mejoras laborales que suponen. Es inconcebible que nuestros gobernantes no retengan este talento, que pasa por valorar el trabajo de las enfermeras de manera justa y mejorar sus condiciones laborales.

Es crucial recordar a los políticos que la sociedad es cada vez más longeva y que, por tanto, requiere de mayores cuidados. El sistema sanitario debe ajustarse al envejecimiento de la sociedad para poder aplicar unos cuidados de excelencia. Las enfermeras son un eslabón clave en el engranaje del sistema sanitario y están olvidadas por los partidos políticos. Sin cuidados enfermeros expertos, esta sociedad será longeva pero enferma y con una peor calidad de vida.

El Consejo General de Enfermería reclama que las enfermeras ejerzan un mayor liderazgo en las instituciones sanitarias y para ello exige la modificación de la legislación que regula nuestra profesión y la Sanidad. La Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias (LOPS), que debe cambiar ya que establece una definición de la enfermería obsoleta, que corresponde a tiempos muy lejanos, en los que éramos diplomados, y no, como actualmente, graduados, en muchas ocasiones con un máster o un doctorado. Esta ley obsoleta nos impide alcanzar el Grupo A1 en la Administración; seguimos en un grupo inferior, lo que impide o limita nuestro acceso a puestos clave de gestión sanitaria.

Esta situación, además de ser injusta, representa una evidente discriminación hacia una profesión mayoritariamente femenina, que perciben un salario inferior al de otros colectivos del ámbito de la salud en roles similares de gestión. Enfermeras y enfermeros que dirigen centros de salud con excelentes resultados son apartados por la interpretación que hace un juez de estas leyes obsoletas. Un auténtico atropello para nuestra profesión. Sólo cambiando las leyes podremos derribar los muros que impiden nuestro desarrollo profesional.

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La segunda ley que necesita ser actualizada es la de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios, conocida como la “Ley del Medicamento”. Esta ley debe reconocer a las enfermeras como prescriptoras al mismo nivel que médicos, dentistas y podólogos, algo en lo que se lleva debatiendo desde hace años y muy normalizado en algunos países europeos. Esta reivindicación no sólo es justa, sino necesaria para reconocer el valor y la formación de las enfermeras.

Les exigimos a los políticos que no se olviden de las enfermeras. Es indispensable retener talento, avanzar en el desarrollo de nuevas competencias profesionales y en un modelo de especialización adecuado que responda a las necesidades actuales de la sociedad. Es momento de que nuestras leyes reflejen la realidad y las competencias de una profesión que vertebra nuestro sistema sanitario. La salud y seguridad de los ciudadanos dependen de ello.