OPINIÓN

Telefónica se alista para nuevas operaciones

En los próximos años asistiremos a un cambio radical del escenario y los estados, partícipes en algunas de estas empresas, liderarán estos movimientos en nombre de la seguridad europea. Telefónica cambiará más en cinco años que en los últimos cien

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El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete.

El presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. / TELEFÓNICA

Orange Telecom, antigua France Telecom, participada por el Estado francés en un 13,4%, remonta el inicio de su historia al 30 de abril de 1794. Es en esa fecha cuando se emitió el primer mensaje telegráfico entre París y Lille. Obra del inventor francés Claude Chappe, el mensaje anunciaba la captura de la comuna de Condé por parte de las tropas francesas que combatían a las austriacas.

En Alemania, Deutsche Telekom surgió de la escisión de la empresa pública Deutsche Bundespost en 1995, cuyas raíces nacieron tras la guerra francoprusiana de 1871. Tras privatizaciones parciales, hoy el Estado alemán mantiene una participación directa del 13,8% en DT, que se une al 16,6% que controla indirectamente a través del banco de desarrollo federal KFW.

En 1924, bajo los auspicios del dictador Miguel Primo de Rivera y con el apoyo de financiación estadounidense, se fundó en España la Compañía Telefónica Nacional de España, que fusionó los operadores privados, mayoritariamente de origen catalán, para crear el gran monopolio de telecomunicaciones español. En 1945, otro dictador, Francisco Franco, decretó la compra por parte del Estado del 80% de Telefónica. El resto quedó en manos de pequeños accionistas, poseedores de las conocidas matildes. 

En 1996, aún bajo el Gobierno de Felipe González y con Cándido Velázquez de presidente de Telefónica, se inició el principio de su privatización total, que se aceleró con el Gobierno de José María Aznar. Con Juan Villalonga presidiendo, Telefónica empezó un nuevo proceso de diversificación que generó su particular burbuja bursátil de internet con Terra. Fue el primer intento de la compañía para ser un generador de contenidos.

Con Villalonga y después con César Alierta, Telefónica comenzó un proceso de desarrollo geográfico y de negocios que la convirtió en una de las banderas de la expansión empresarial española. Un salto hacia delante, financiado con endeudamiento, que se gestó mientras el sector iniciaba una radical transformación. La revolución de los datos, el surgimiento de nuevas tecnologías y un sinfín de empresas de nueva creación destrozaron las potentes barreras de entrada que había alzadas hasta el momento. Llamar por teléfono dejó de ofrecer las rentabilidades de antaño. Telefónica, que en el cambio de siglo era la empresa más valorada de España, perdió en solo 20 años el 80% de su valor.

Presidente de Telefónica desde el 8 de abril de 2016, José María Alvarez-Pallete no cede en sus esfuerzos por intentar recuperar valor para la operadora en medio de la tormenta perfecta del sector. Su primera misión consistió en reordenar activos y reducir deuda, dejar de pensar en ser solo una telefónica que repartía fibra óptica aprovechada por otros para pensar más en ser un productor y repartidor de contenidos múltiples. En medio de todo esto: seguir invirtiendo en tecnología de punta y favoreciendo la incubación de start-ups. 

Momento clave

Esta semana, David Page analiza de la A la Z el actual momento de Telefónica cien años después de su fundación. La teleco vuelve a generar otros intereses. La entrada -aparentemente por la puerta de atrás- de la dictadura saudí en el capital de la operadora a través de STC ha sido el acicate para que el Gobierno de Pedro Sánchez haya decidido que el Estado español vuelva a ser accionista de Telefónica. Invertirá entre 2.000 y 2.500 millones de euros, dependiendo del precio de la acción en que se vayan ejecutando las compras, para controlar el 10% de la compañía y ser su primer accionista. Junto a La Caixa -a través de Citeria y CaixaBank- y BBVA, el núcleo duro español rozará una participación del 20%.

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¿Con qué intenciones? Gracias a la tecnología, los datos que maneja y a sus procesos operativos, Telefónica vuelve a ser estratégica en un mundo con sinfín de carreras y nuevos desafíos. Desde el diseño y el control de la inteligencia artificial (IA) y sus aplicaciones hasta el rearme de Occidente para defenderse de la nueva amenaza rusa, que pone en peligro la estabilidad de toda Europa.

Telefónica debe ser una de las puntas de lanza del necesario proceso de consolidación al que deben enfrentarse las compañías tecnológicas europeas. Para enfrentarse a los gigantes estadounidenses y chinos, Europa debe evitar mantenerse rezagada. Ya no se tratará solo de unir empresas de telecomunicaciones. La recién ejecutada fusión entre Orange España y Más Móvil al 50% es una anécdota ante lo que debe venir. Las fusiones transfronterizas serán entre empresas tecnológicas, de defensa, de datos y generación de contenidos.