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Catalunya con piloto automático

El nuevo Ejecutivo, al final del verano siendo optimistas o en otoño, deberá diseñar las cuentas para 2025

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El president Pere Aragonès.

El president Pere Aragonès. / / ZOWY VOETEN

De nuevo se repite en Catalunya un escenario que resulta bastante habitual: una Generalitat sin presupuestos o con los del ejercicio anterior prorrogados. Al igual que en la década del 'procés', de 2010 a 2021, las cuentas públicas catalanas o se prorrogan o se aprueban fuera del plazo preceptivo, como sucedió también con las de 2023. Solo con las de 2022 se logró ajustarse a los tiempos, es decir, que el proyecto se aprobara antes del 31 de diciembre del año anterior.

Que la Generalitat funcione con el piloto automático no impulsa la economía, teniendo en cuenta que el conjunto del sector público gestiona alrededor del 19% del producto interior bruto (PIB) de la autonomía. No pueden aumentarse los niveles de gasto del ejercicio precedente, por ejemplo. Y para todo movimiento, especialmente las inversiones, que ya se vieron muy afectadas en el periodo del 'procés', hay que obtener y justificar los ingresos correspondientes. El resultado es un parón que solo pueden paliar los fondos europeos ya que difícilmente la oposición facilitará avances al Govern mediante avales en el Parlament cuando le disputa la silla en el Palau de la Generalitat.

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Si la Administración catalana daba sensación de avanzar de forma lenta, ahora esto se agravará en un ambiente de campaña electoral casi permanente, más de lo que ya lo ha sido desde que Junts decidió salir del Ejecutivo catalán.

Lo único positivo (por ser optimistas) es que las elecciones son ya el 12 de mayo, pero surja el Govern que surja de las urnas, 2024 (probablemente el último ejercicio en el que las cuentas podían ser expansivas antes de que entren en vigor unas nuevas reglas fiscales más restrictivas en la zona euro tras una etapa laxa por la crisis del covid y la guerra en Ucrania) podrá darse casi por perdido. El nuevo Ejecutivo, al final del verano siendo optimistas o en otoño, deberá diseñar las cuentas para 2025. Y, por cierto, desconocemos si de los comicios saldrá un resultado que arranque el motor o si, por contra, nos veremos abocados a seguir con el piloto automático.