Finetwork: la historia de una ‘teleco’ hecha a sí misma

En 2015, el mercado de telecomunicaciones estaba a punto de vivir un nuevo revulsivo. De un lado, había llegado a España el tsunami de la transformación digital, que invitaba a todos los negocios, de cualquier sector, a estudiar cómo implementar estrategias de digitalización. Los hogares y negocios empezaron a demandar conexiones más rápidas y con mayor capacidad, como la que posibilita la fibra óptica. De otro lado, el uso de apps móviles seguía creciendo, animando la contratación de tarifas más potentes de datos móviles y de nuevas tarifas convergentes. Pero esta aparente era dorada de las telecomunicaciones no era tal, ya que también estaban en su punto álgido las reclamaciones de usuarios a sus operadoras… En el año 2014, la Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones, adscrito al Ministerio de Transformación Digital y Función Pública, recibió más de 100.000 consultas. 

En aquel contexto, un empresario de la localidad alicantina de Elda, Pascual Pérez Castillo, decidió dar un paso adelante al frente y crear una nueva teleco. Nació así Finetwork, con una propuesta de valor smart cost que combinaba un servicio de valor añadido a un coste reducido. En el año 2019, tras cerrar un acuerdo con Vodafone para acceder a su cobertura de red y empezar a dar servicio a nivel nacional, esta compañía inició un crecimiento meteórico.  

En 2023 Finetwork tomó un nuevo impulso con la designación de un nuevo consejero delegado, Óscar Vilda, la reorganización de su Comité de Dirección y el arranque de un ambicioso plan estratégico a 5 años. Así en la actualidad, Finetwork cuenta con más de 1 millón de servicios activos (de los que el 77% son líneas móviles y el 23% fibra).

Consolidada como una compañía que genera valor y empleo estable, aborda su futuro ayudando a otros pequeños negocios a conseguir su propio éxito, empezando por optimizar su gasto en teléfono e Internet. Se trata de ayudar a las pymes y autónomos a pagar menos, pero sin sacrificar nivel de servicio. 

Con esta propuesta de valor, Finetwork lleva varios meses ofreciendo servicios de telecomunicaciones a empresas y autónomos. El área B2B de Finetwork representa ya el 10% de su base de clientes, es decir, más de 100.000 servicios activos. El segmento de operadores (servicio de “marca blanca” proporcionado a otras marcas) representa el 30% de los clientes de Finetwork y el segmento residencial, el 60% restante. “Estamos muy satisfechos con la evolución del negocio de empresas, que empezamos a testear en junio y está teniendo una acogida magnífica. Creemos que tenemos una propuesta de valor clara para los pequeños negocios y autónomos, con precios atractivos, una red de gran calidad y una atención al cliente personalizada, ágil y eficaz, proporcionada por teleoperadores especializados”, valora Óscar Vilda, consejero delegado de Finetwork.

Noticias relacionadas

Puig anima las bolsas con el mayor desembarco en el 'parquet' en años

El número de trabajadores afectados por ERE se dispara un 65% hasta febrero

Por otra parte, la operadora de origen alicantino se encuentra inmersa en un plan ambicioso para reforzar su canal de distribución, aportando a la marca nueva capilaridad y cercanía hacia sus clientes. La compañía prevé alcanzar las 200 tiendas y stands Finetwork en 2025. Esto implicará tener presencia directa en todas las ciudades españolas de más de 50.000 habitantes. Los establecimientos Finetwork estarán abiertos al cliente residencial, pero también al empresarial, para lo que se habilitará un espacio de atención personalizada a pymes y autónomos. Adicionalmente al canal exclusivo, Finetwork prevé continuar reforzando su presencia en grandes distribuidores como The Phone House y MediaMarkt, al tiempo que trabaja la experiencia digital de sus canales web y app. 

En definitiva, la historia de Finetwork es la de una empresa joven, de capital 100% español, que ha sido capaz de despuntar en un sector particularmente competitivo e innovador. “Nuestro negocio va mucho más allá de aportar conectividad como una commodity. Se trata de conectar personas con otras personas; de entender qué necesitan y cómo se comunican. Ése es el valor añadido que aportamos”, concluye Vilda.