EMPRESAS

La cooperativa de Xàtiva que vende féretros en Rusia, Chile y Costa Rica

Divina Aurora, el mayor fabricante de ataúdes de España, llega a los 75 años con un alza de la producción, que ya se sitúa en las 80.000 cajas desde el pico del covid

Félix Pont, presidente de la fabrica de arcas fúnebres, Divina Aurora en su 75 aniversario

Félix Pont, presidente de la fabrica de arcas fúnebres, Divina Aurora en su 75 aniversario / PERALES IBORRA

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Es pura lógica, por tenebroso que resulte: "Esto no es como una corbata, que se pueden tener 50. Aquí es una caja por persona". El presidente de Divina Aurora, Félix Pont, recuerda lo que sucedió en los meses más duros de la pandemia, cuando el principal fabricante español de ataúdes, al igual que sus competidores, no daba a basto y tuvo que ampliar el horario laboral a los siete días de la semana y las 24 horas del día para dar servicio a sus clientes. Tal era el volumen de trabajo, que subcontrató con fábricas de muebles que iban a aplicar un erte para que se pusieran a producir féretros.

Afortunadamente, aquel tiempo ya es historia. Así que ahora el sector ha vuelto a una cierta normalidad, aunque con algo menos de faena, porque entonces "murió más gente de la debida, gente que debería haber fallecido en los cinco años siguientes y no entonces, de ahí que en este momento haya menos carga de trabajo", en general en este negocio, que no en esta firma valenciana. Lo dicho, un muerto, un ataúd.

La parte comercial, clave

En 2024, Divina Aurora cumple 75 años. Es una edad en la que sus potenciales clientes otean cercano el día en que los meterán en una de esas cajas, pero la cooperativa de Xàtiva luce robusta fundamentalmente porque la parte comercial la llevan «de maravilla». Un dato lo ilustra a las claras. En tiempos de la covid, la firma producía de media unos 65.000 ataúdes. El año pasado llegó a 80.000 y la previsión para este año es alcanzar los 85.000. ¿Cómo? Pues "yendo de puerta en puerta, a las ferias, a las convenciones funerarias". "Tienes que ir a buscar al cliente, porque aquí no viene por sí solo", añade. 

El nacimiento de la firma se remonta a 1949. Fue una especie de spin off. Un pequeño fabricante de Xàtiva estaba el borde del abismo y de pedir una caja a un competidor para autosepultarse. La firma se hallaba ubicada en un edificio colonial. En cada piso se hacía una parte del proceso. Los trabajadores, en tandas de dos, transportaban los ataúdes a la estación de tren llevándolos sobre la cabeza, cuenta Pont, que añade una nota de humor negro: "Por eso estaban calvos". Bueno, la cuestión es que el empresario, para eludir el cierre de su firma, les propuso a sus empleados que se hicieran cargo del negocio. Treinta de ellos se lo quedaron, le pagaron por las máquinas y herramientas y le pusieron la denominación de Divina Aurora porque ese es el nombre de la patrona de un pueblo próximo. Según su presidente, el "salto" lo dio la empresa en 1987, cuando empezó a suministrar ataúdes al Ayuntamiento de Madrid. "Con aquel contrato, ampliamos espacio y contratamos personal", explica.

En estos momentos, la plantilla alcanza las 135 personas, de las que 35 son socios. Para alcanzar dicha condición es necesario obtener el beneplácito del consejo rector y hacer una aportación de capital obligatoria y otra voluntaria que sumen entre las dos 40.000 euros.

La cooperativa, que ocupa el liderazgo entre los fabricante españoles -el segundo produce unos 20.000 ataúdes- y es el tercer fabricante en Europa, alcanzó el año pasado una facturación de 12 millones . El 15% de las ventas van al exterior. Y es que Divina Aurora está muy internacionalizada. Sus productos se venden en países como Chile (desde hace más de 30 años), Costa Rica, México, Guinea Ecuatorial y Rusia (concretamente, en San Petersburgo). Y para ello debe adaptarlos a la idiosincrasia de cada zona. Por ejemplo, los ataúdes para los rusos son más anchos y más largos (dos metros, frente al estándar de 1,90 en España), mientras que en Centroamérica, donde tienen un "sentimiento distinto del cristianismo, los féretros los quieren con tapa partida, con tapizados más ricos o con cristal".

Recorrido por delante

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El presidente de la compañía asegura que no está en el horizonte de la misma entrar en nuevos mercados, porque en los que está actualmente "hay recorrido por delante", pero esboza a continuación cuál es la filosofía que rige a este fabricante de féretros: "Hay que buscar países con renta suficiente para pagar" los ataúdes que se envían. De ahí que la firma venda en Chile, considerado el país más estable y fiable de Sudamérica, y Costa Rica, que a su vez lo es de Centroamérica.

Pont no da precios de sus ataúdes, ni siquiera en forma de anécdota, porque apunta que cada funeraria a la que vende sus cajas aplica subidas sobre el coste del fabricante por los añadidos que pone. El negocio es el negocio. Un negocio universal y sin distinciones de clase. Todo el mundo puede tener su ataúd de Divina Aurora, pues unos son más caros y otros más baratos. De hecho, numerosos personajes insignes de España han ocupado uno de ellos, como la cantante Rocío Jurado, el torero Francisco Rivera, Paquirri, y el escritor Camilo José Cela. También el almirante Luis Carrero Blanco, presidente del Gobierno en las postrimerías de la dictadura franquista.