1
Se lee en minutos
Tractores circulando por la Diagonal.

Tractores circulando por la Diagonal. / FERRAN NADEU

Los agricultores catalanes lograron el miércoles una imagen que no habían conseguido ni sus aguerridos colegas franceses: bloquear una ciudad. En este caso, Barcelona que, por unas horas, vivió el desembarco de unos 2.000 tractores que colapsaron sus principales arterias, acompañados incluso de aplausos y vítores por parte de muchos transeúntes. Otra cosa es si se repiten más protestas de este tipo.

Como decíamos la semana pasada, muchos han descubierto que el campo también existe, que hay unos miles de agricultores y ganaderos -cada vez menos y con dificultades para el relevo generacional- que elaboran parte de lo que comemos y, en muchos casos, ingresan menos de lo que les cuesta producirlo. A esos problemas se han sumado otros como unos costes cada vez más elevados y, por si todo esto fuera poco, el impacto de la sequía en territorios como Catalunya.

Noticias relacionadas

Como ha sucedido a nivel europeo - la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha anunciado la retirada de la ley que recortaba en un 50% el uso de pesticidas- la pugna política ha estallado. No es difícil prender la mecha ni recurrir al enemigo exterior, el negacionismo y otras herramientas del populismo con el que la extrema derecha se desenvuelve como pez en el agua. Y no solo los más extremos.También otras fuerzas políticas, que se definen como más moderadas, se ven tentadas por estas prácticas que apelan a las tripas en vez de a la racionalidad.

Lo cierto es que estamos ante un gran problema, hasta ahora ignorado, que hubiera requerido más pedagogía y trabajar con decisión y diálogo. Lo necesario no es dar marcha atrás sin más por miedo a unas protestas que tienen un elevado porcentaje de razón sino actuar para que la lucha contra el cambio climático y la transición energética sean compatibles con la subsistencia y modernización de un sector estratégico y esencial. Algunas de las pancartas en las tractoradas lo recordaban a modo de alerta: "Nuestro final (por el del campo), vuestra hambre" o "Sin sector primario tu nevera se convierte en un armario". Pues eso.