DÍA MUNDIAL DE LOS HUMEDALES

Proteger los humedales, una inversión rentable para frenar el cambio climático

El 54% de las masas de agua en España está en un estado de conservación pobre o muy pobre, según el Ministerio para la Transición Ecológica

Solo el 12% de estos ecosistemas está bien conservado y el objetivo es recuperar de cara a 2030 otras 20.000 hectáreas de zonas húmedas

Humedal de las Tablas de Daimiel.

Humedal de las Tablas de Daimiel. / Imagen cedida

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Los humedales son uno de los ecosistemas más relevantes del medio ambiente. Aunque tan solo representan un 6% de la superficie terrestre, el 40% de todas las especies vegetales o animales viven o se reproducen en ellos. No solo son un refugio para la fauna, sino que también filtran la contaminación producida por los seres humanos y son capaces de absorber parte del CO2, por lo que contribuyen a frenar el cambio climático. Más de 1.000 millones de personas en todo el mundo dependen de los humedales para su subsistencia. Por todos estos motivos, Naciones Unidos celebra el 2 de febrero el Día Mundial de los Humedales con el objetivo de resaltar la importancia de su mantenimiento, amenazado por la actividad humana, especialmente la agricultura. En el caso de España, los datos oficiales indican que 54% de estas masas de agua en España está en un estado de conservación pobre o muy pobre. Tan solo el 12% de los humedales está bien conservado.

Tanto desde un punto de vista medioambiental como desde la perspectiva económica, el cuidado de estos espacios naturales es un buen negocio a futuro. "Los humedales proporcionan una gran cantidad de beneficios no monetarios, a los que es difícil poner precio. El capital natural que aporta la naturaleza no está bien medido, especialmente en el caso de los humedales, que ayudan a crear microclimas estables, hacen que los suelos sean más fértiles o permiten la recarga de los acuíferos", señala Amanda del Río, directora adjunta de la Fundación Global Nature. Esta organización ha realizado el primer mapa de los humedales en España. Mientras el listado oficial que maneja el Gobierno tan solo recoge 1.352 humedales, esta fundación ha registrado 5.767 tras una investigación. "Y no sabemos si puede haber más porque cuando algunos humedales se secan en verano en ocasiones se destinan a usos agrícolas y se empiezan a realizar estas actividades productivas que terminan con el ecosistema", denuncia Del Río.

Transición Ecológica planea recuperar de cara a 2030 otras 20.000 hectáreas de zonas húmedas y que complementarán las 18.000 ya rehabilitadas en las últimas décadas. También existen planes para restaurar tres de los mayores humedales españoles perdidos en el pasado: la Laguna de la Janda (Cádiz), la Laguna de Antela (Orense) y el Mar de Campos (Palencia). "La conservación y restauración de los humedales es una prioridad para el Gobierno, no solo por su enorme valor ambiental, sino porque su protección es una manera de velar por el bien común. Los beneficios de la gestión insostenible se concentran en el interés privado de unos pocos, mientras que los beneficios de la conservación redundan en el interés de todos", explican fuentes del Ministerio de Transición Ecológica.

El deterioro de algunos humedales icónicos como Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real), uno de los últimos ecosistemas de tablas fluviales que se conserva, o Laguna de Gallocanta (Zaragoza), el mayor humedal salino de la Penínusla Ibérica, puede observarse a simple vista en las imágenes proporcionadas por la empresa de teledetección Telespazio, que proporciona esta información a administraciones públicas y otras compañías.

La agricultura, una de las grandes amenazas

La agricultura, como principal consumidor de agua dulce, es uno de los sectores directamente vinculados al deterioro de los humedales. Algunos de los problemas que sufren estas masas de agua debidas a esta actividad son su contaminación por el uso de nitritos y nitratos y la pérdida de agua almacenada por uso incontrolado del recurso para el riego. "El ejemplo más claro de ello es el Mar Menor, que ha sufrido un gran deterioro debido a la actividad agrícola. Además, en este caso el sector turístico ha salido perdiendo por la degradación natural de la zona. Las casas de alrededor se han depreciado", expone Amanda del Río, de la Fundación Global Nature, que también señala que es un error cultivar fresas en los alrededores del Parque Natural de Doñana. "El deterioro de los humedales son una señal de todo lo que se está haciendo mal en la agricultura", asegura.

Precisamente tanto Doñana como el Mar Menor han sido escenario de dos acuerdos poco habituales entre el partido de Gobierno y el de la oposición. Gracias a un acuerdo entre el Gobierno de España y la Junta de Andalucía la actividad agrícola en Doñana se va a reducir y se va a compensar a los agricultores con una inversión de más de 1.400 millones de euros hasta 2027. El Ministerio de Transición Ecológica también ha llegado a un acuerdo con el Gobierno de Murcia para firmar un protocolo para la creación y regulación de la Comisión Interadministrativa del Mar Menor. "Estamos de acuerdo con este tipo de soluciones. Todos estamos a favor del medio ambiente, pero la conservación de los ecosistemas tiene un precio. En el caso de Doñana, se ha indemnizado a los agricultores que estaban realizando una actividad dentro de la legalidad, tal y como debe ser en un Estado de Derecho", explica Juan Valero de Palma, secretario general de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España.

"Creemos que el camino del consenso es el mejor. Los ejemplos de Andalucía y Murcia muestran de que se puede llegar a soluciones para compatibilizar el desarrollo económico con la conservación del medio ambiente. Un 20% de las calorías que consume la humanidad se producen en los humedales", señala Estanislao Arana, director académico del Foro de la Economía del Agua. Otros ejemplos que menciona Arana son algunos como el Delta del Ebro. "Es un humedal en el que se han implantado técnicas de cultivo sostenibles para salvaguardar los cultivos y el entorno", señala Arana.

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Dese el Foro de la Economía del Agua señalan que existe una cierta tendencia a abusar de los regadíos, aunque indican que no hay que criminalizar a los agricultores ni al sector agrario. "Abogamos por buscar soluciones a través de la tecnología, mejorando la eficiencia de los sistemas, usando la inteligencia artificial para desperdiciar la menor cantidad de agua posible. Y sobre todo evitar la politización", explica Estanislao Arana.

Amanda del Río, de la Fundación Global Nature, señala que es urgente replantear el modelo de agricultura en España para conservar los humedales. "El regadío es muy productivo, pero gasta mucha agua, un recursos que cada vez será más escaso en España. Hay que probar con cultivos que necesiten menos riego, como ya lo están haciendo los viticultores", concluye.