Opinión

Ciudades, industria y cohesión social

La destrucción del tejido industrial en las urbes suele ir acompañada de un alza del empleo en el sector servicios, lo que la mayoría de las veces se traduce en un aumento de las desigualdades en el nivel de renta de los residentes

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Avenida del Portal de l’Àngel de Barcelona en el inicio de las rebajas después de Reyes.

Avenida del Portal de l’Àngel de Barcelona en el inicio de las rebajas después de Reyes. / Jordi Otix

Una buena noticia que se ha confirmado en las últimas décadas es que las desigualdades en la distribución de la renta entre los habitantes de distintos países tienden a disminuir. Sin embargo, al mismo tiempo, la otra cara de la moneda nos indica que estas desigualdades han aumentado significativamente entre los residentes de un mismo país y, en particular, entre los residentes en las grandes ciudades. Una menor cohesión social a nivel local tiene importantes efectos desestabilizadores en nuestras sociedades, entre ellos la creciente polarización política con un apoyo creciente a los partidos radicales, la caída de la movilidad social y, desde el punto de vista del bienestar, en aquellas sociedades más desiguales se detectan otros resultados no deseados en los niveles de salud de la población y en su esperanza de vida.

Una de las posibles causas de estas disparidades en los niveles de renta apunta a la estructura productiva de estas ciudades. Es decir, al peso relativo que tienen los distintos sectores productivos, especialmente la industria y los servicios, en la economía local. De hecho, en las últimas décadas la ocupación industrial ha ido disminuyendo en los países más desarrollados con un aumento continuado en favor del sector servicios. Este fenómeno se ha visto acentuado por la globalización y el creciente protagonismo de los países emergentes en los mercados mundiales. 

En este contexto, la industria catalana no ha sido ajena a este fenómeno y ha disminuido su peso respecto al empleo total de forma continuada hasta representar el 15% actual. Este dato supone una caída de más de 100.000 puestos de trabajo en este sector en los últimos 20 años. Esta reducción ha estado impulsada por una combinación de diversos fenómenos como los aumentos de la intensidad de capital en las empresas, el cambio tecnológico, el comercio con países con salarios más bajos y la externalización de servicios empresariales. 

En la literatura académica, una de las explicaciones más aceptadas del papel de la estructura productiva en la desigualdad apunta hacia una mayor disparidad de salarios en aquellas economías locales con un mayor predominio de los sectores servicios. De hecho, a diferencia de la industria, en este sector existen ocupaciones con remuneraciones muy elevadas vinculadas, por ejemplo, a la tecnología o al conocimiento. Sin embargo, estos puestos de trabajo coexisten con otros, como algunos servicios a las personas (en el campo de la restauración o el comercio) con niveles de calificación más baja y, por los tanto, con salarios mucho menores. Esto origina una intensificación en la dualidad del empleo en el mercado de trabajo (entre trabajadores muy cualificados y muy poco cualificados) que se traduce en aumentos de la desigualdad en el nivel de renta.

En un informe reciente del que fui coautora junto con Jaume Magre i Pont y que fue publicado por el Observatorio de la Industria, analizamos precisamente la relación entre la mayor o menor presencia de industria en una ciudad y la distribución de la renta de sus residentes. El objetivo concreto era responder a la siguiente pregunta: ¿pueden experimentar procesos de incremento de la desigualdad ante la pérdida continuada de peso de la industria en las economías avanzadas y, en particular en Cataluña, los territorios que pierden más empleo industrial? Dicho de otro modo, ¿es posible que el sector industrial tenga un papel que favorezca la cohesión de los territorios? 

Los principales resultados nos indican que, efectivamente, en aquellas ciudades donde existe una mayor presencia de sector industrial, las disparidades en los niveles de renta de sus residentes son menores. Para entender el mecanismo que explica esta relación, nuestra hipótesis es que la destrucción del tejido industrial ha ido acompañada de un incremento del empleo en el sector servicios y, en muchos casos, en servicios considerados de baja calificación. Por tanto, por un lado, los trabajadores con ingresos medios provenientes de la industria pasan a ocupar puestos de trabajo en sectores con menores salarios con el consecuente incremento de la desigualdad.

Hipótesis comprobada

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Por otra parte, el incremento de la oferta laboral en sectores de baja calificación puede presionar a la baja los salarios de estos sectores, intensificando aún más la desigualdad. Nuestros resultados confirman que esta hipótesis es cierta: cuando en una ciudad aumenta la presencia de ocupados en el sector servicios, incrementa la desigualdad en el nivel de renta entre sus residentes. Para conocer cuál es la tipología de servicios que explica estos resultados, replicamos el mismo análisis considerando solo el empleo en el sector servicios menos cualificados y obtenemos que los resultados son casi idénticos. Este hecho apunta a que los sectores responsables de mayores niveles de desigualdad en la distribución de la renta están relacionados con estas actividades y no con los servicios más avanzados.

Ante esta evidencia, es importante poner en valor el papel de la industria como sector que favorece la cohesión social en los territorios. Y, por tanto, la necesidad de impulsar actuaciones diseñadas a mantener la ocupación del sector industrial y, a su vez, otras destinadas a aumentar los puestos de trabajo más cualificados en el sector servicios. Así se pueden evitar, en parte, los aumentos de las desigualdades de renta entre los residentes de una misma ciudad y reducir la polarización social y los problemas que ya sabemos comporta.