Sector pesquero

Milei impone un ‘tarifazo’ a la pesca gallega con un alza de tasas por más de 50 millones

Multiplica el gravamen a las exportaciones y lo fija en el 15% del valor de la mercancía

Grupo Iberconsa y Pescanova, las más afectadas

El sector negocia ya su rectificación

Vista aérea general del puerto pesquero de Mar del Plata, en Argentina.

Vista aérea general del puerto pesquero de Mar del Plata, en Argentina. / PABLO HUGO FUNES

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Jorge, titulado hace más de treinta años, es un capitán de pesca argentino. Conoce al detalle los entresijos del sector pero es incapaz de apuntar cuánto cuesta un kilo de gambón o de rosada. Ni se atreve a probar suerte con una cifra. “Es que acá no los comemos”. Con uno de los mejores caladeros del mundo y una costa casi infinita –se extiende a lo largo de unos 4.500 kilómetros, desde el Río de la Plata hasta Tierra del Fuego–, los consumidores de este país son cien por cien de carne. Por eso la industria de la pesca es netamente exportadora y generadora de divisas, y por eso también el gobierno estatal la ha utilizado siempre para mejorar sus maltrechas cuentas públicas.

Lo hicieron Mauricio Macri y el neoperonismo de Alberto Fernández –con gravámenes específicos, tasas solidarias o cepos cambiarios– y lo hará también ahora el ultraliberal Javier Milei. Este último, a quien el sector veía con buenos ojos por sus promesas de acabar con extensas las redes clientelares o de rebajar la presión fiscal, impondrá una tasa del 15% sobre el valor de los bienes exportados (derechos de exportación). Un tijeretazo extremo en un momento ya muy complejo para las pesqueras, que enfrentan una fuerte caída del consumo, subida de costes y reducción de márgenes. De acuerdo a las cifras facilitadas por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el tarifazo dará un mordisco de más de 50 millones de euros a las empresas de capital gallego.

“Va absolutamente en contra del discurso de Milei. Pero, como dice él, no hay plata”, lamenta el presidente de una de las pesqueras de Vigo asentadas en el país. Teniendo en cuenta el volumen de exportaciones del pasado ejercicio (1.823 millones de dólares, equivalentes a 1.661 millones de euros al tipo actual de cambio), la recaudación podrá alcanzar los 250 millones de euros. Nada que ver con la aportación a la caja común de las empresas productoras de soja, eso sí, cuyas ventas en el exterior rozaron el año pasado los 25.000 millones de dólares. En su caso la retención se encaramará desde el 31% hasta el 33%, para así fijar en compensación una cuota cero a productos como el arroz, las patatas o el azúcar. La pesca, al menos de momento, no ha logrado convencer al tutor de los números del equipo de Milei, Luis Caputo, sucesor de Sergio Massa. El Banco Central de la República Argentina estima una inflación interanual para noviembre del 190%. “El sector pasó de estar feliz por el cambio de gobierno a estar preocupado y ahora disgustado”, complementa el periodista especializado Gustavo Seira.

De acuerdo al Centro de Estudios para la Producción XXI, dependiente del Ministerio de Economía, las dos mayores empresas exportadoras de pescado del país son de capital gallego: Iberconsa y Nueva Pescanova. La primera ha integrado en los últimos años grupos como Pesquera Santa Cruz, Atunera Argentina o Giorno; es líder global en langostino y merluza congelada a bordo. La segunda ha tenido en su filial Argenova, tradicionalmente, una de sus grandes bazas para la generación de resultados positivos para el grupo; la hiperinflación en este país fue, de hecho, determinante para las abundantes pérdidas anotadas por la multinacional de Chapela en su último ejercicio fiscal. Pero la exposición de la industria gallega trasciende a estas dos operadoras y es mayúsculo: Wofco (con el 45% de Conarpesa), Grupo Profand, Vieirasa, Gandón (dueña de Pesquera Cruz del Sur, antes compartida con Fandicosta) o Videmar deberán anotarse esta retención extraordinaria en sus cuentas. La retención se abonará, además y según fuentes empresariales, semanalmente.

Las claves

  • 1. Una retención que no es progresiva

    El gravamen de derechos de exportación se reducía en los productos que generaban más valor añadido y empleo en tierra, hasta un tope del 6%. Ahora es único para toda la pesca y del 15%.

  • 2. Gran exposición de la pesca gallega

    Las dos mayores exportadoras de productos pesqueros de Argentina son de capital vigués: Grupo Iberconsa y Nueva Pescanova, según los datos del Gobierno federal. Wofco, Profand, Videmar o Gandón también deberán anotarse esta retención extra en sus cuentas.

Unificación

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Pero España es el principal mercado para los productos de la pesca de Argentina: ningún otro país compra tanta merluza o langostino entero, por ejemplo. La mayoría de las referencias ya tenían una retención por derechos de exportación, ahora unificada en ese 15%. “La pesca pagaba retenciones 6% para el langostino entero en cajas de dos kilos; 5% en las colas en envases de 2 kilos y 9% los bloques mayores de 2 kilos –explica un directivo marplatense–. Productos con mayor elaboración, pelados y desvenados pagaban 1% y 3%, dependiendo de si los envases eran o no mayores a un kilo”. Esto es, era una tasa progresiva: a mayor empleo y valor añadido generado en tierra la retención era inferior, precisamente para impulsar que las empresas realicen más trabajos de elaboración en provincias como Chubut o Santa Cruz y no congelen todo a bordo. Esa progresividad es la que ha eliminado el equipo de Javier Milei a su llegada a la Casa Rosada.

El incremento del gravamen se produce en un escenario de tormenta perfecta para el sector, muy penalizado ya, precisamente, por el mal comportamiento de productos que se faenan en el Cono Sur. Las ventas de langostino entero desde Argentina suman un retroceso próximo al 20% en lo que va de año, con un precio inusualmente bajo: 5.544 dólares la tonelada. Es una señal de la bajísima demanda en el mercado español, que no está mostrando signos de recuperación por la campaña navideña. El descenso en las ventas, la acumulación de stock –el almacenamiento frigorífico consume también capital circulante– y los precios bajos son elementos carnívoros para la solvencia de las pesqueras y sus márgenes.