EMPRESAS

Bix, bragas de abrir y cerrar

La empresa catalana Bix ha ideado una ropa interior femenina mucho más fácil de poner: se abrocha con velcro 

La fundadora de Bix, Beatriz del Castillo.

La fundadora de Bix, Beatriz del Castillo. / 'activos'

4
Se lee en minutos

Si la parte inferior de un bikini puede ser desabrochable, una braguita convencional, también. O por lo menos esa fue la premisa que llevó a la catalana Beatriz del Castillo -comunicadora audiovisual de formación y publicista de carrera- a meter un pie dentro del universo emprendedor. Su inquietud era hallar una fórmula más sencilla para cambiarse esta prenda en aquellos días de invierno en que la ropa propia de la estación más fría del año la obligaban a pasar por el proceso de quitarse y volverse a poner botas y pantalón si quería (o tenía que) cambiarse la ropa interior. 

Pero Bix, la empresa nacida de aquella reflexión, se ha acabado convirtiendo en un producto que parece hecho para residencias de ancianos y hospitales: una ropa interior que se abre y cierra por el costado con velcro es una solución clave para personas con movilidad reducida, sea por la edad o por situaciones como la rotura de una pierna, por ejemplo.

Origen anecdótico

De hecho, en realidad, el origen de la idea ya tiene un componente médico, porque todo empezó un brote de candidiasis: una infección vaginal tan común como incómoda ante la que los especialistas recomiendan, entre otras cosas, el cambio de ropa interior si hay alguna humedad.

"El bikini ya tenía dos lacitos, ya se abre, así que empecé a investigar por ahí y me empecé a hacer mis propios prototipos", recuerda Del Castillo. "Di con una empresa de los alrededores de Barcelona a la que pedí que me diera las bragas abiertas y yo en casa les cosía distintos tipos de cierre. Lo hacía a la vez que trabajaba de lo mío y hacía cursos en Barcelona Activa de emprendedores, prototipados…", relata.

Esa fue una de las claves. No solo los conocimientos que extrajo de estos cursos, si no la cantidad de reacciones positivas que vio que cosechaba su idea. "Todo el mundo tenía algo que aportar. Entonces me di cuenta de que había mucha gente con problemas que se resolverían con unas braguitas de abrir y cerrar", cuenta la fundadora de Bix. 

Recuerda, por ejemplo, lo sorprendida que quedó al descubrir el elevado número de caídas que se sufren señoras que intentan ponerse solas la ropa interior. Y la de mujeres operadas de una pierna que, estando en la cama de hospital, no tienen más remedio que dejarse visitar por el médico con sus partes íntimas al desnudo por no tener movilidad psuficiente para ponerse una braga.

Ante esta situación, el prototipo patentado finalmente por Del Castillo -tras descartar una versión que se ponía por la cabeza, por el impacto que podía tener sobre el pelo recién salido de la peluquería- llegó al ver unas bragas expuestas en un escaparate que respondían exactamente al diseño que tenía en su mente. También después de aliarse con una patronista con la que dio a través de los cursos de Barcelona Activa y tras cerrar un acuerdo de colaboración con Velcro, la compañía de origen suizo fabricante del famoso cierre típico de las zapatillas infantiles.

El resultado es una prenda que primero se abrocha como si fuera un cinturón y que finalmente se da por colocada al unir por delante y pasando por la entrepierna el trozo de tela que queda colgando en la parte trasera del cuerpo. Una braga, en definitiva, que se abre y cierra con Velcro en solo dos movimientos.

"Lo único que hay que tener en cuenta es que es mejor lavarlas cerradas. Por el resto, el velcro tiene mucha durabilidad, la parte que podría resultar más rasposa está diseñada para que nunca toque la piel, es tan fuerte que no se desabrocha…", enumera la emprendedora, que ya ha testado el producto en el Icatme (Institut Català de Traumatologia i Medicina de l’Esport) de la Dexeus de Barcelona y en varias ferias con mucho éxito.

Más recursos y más difusión

Noticias relacionadas

Las bragas se venden de momento solo en algunas farmacias y centros de ortopedia a los que ella se ha acercado directamente con su invento bajo el brazo, en los congresos orientados a soluciones para la tercera edad y en su página web, pero, ahora, Del Castillo ha apretado el acelerador para que lleguen todavía más lejos. "Veo que hay mucho recorrido, pero falta más difusión", reconoce. "Este segundo año nos lo planteamos para buscar recursos para difundir la idea, para llegar a más sitios… España es muy grande", concluye.

Así, entre sus prioridades está ahora trabajar en la estructura necesaria para atender mucha más demanda on line, el canal a través del cual quiere hacer de Bix un producto universal. De todos modos, lo más urgente -y lo que está ya en proceso- es crear también unos calzoncillos de abrir y cerrar, porque que no exista una versión masculina del producto es lo que más frena a los geriátricos a la hora de hacer grandes pedidos de su invento. Las residencias de ancianos, asegura Del Castillo, no quieren la una sin lo otro.