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Feijóo y su programa electoral: demasiadas medidas para tan pocos datos

El líder del PP ofrece pocas cifras en la presentación de un programa electoral de 365 medidas que estuvo copado por las referencias económicas

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, enseña el programa electoral de la formación presentado este martes.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, enseña el programa electoral de la formación presentado este martes.

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El hombre del cambio tranquilo, como Cuca Gamarra definió al líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en el acto de presentación del programa electoral del partido, no se dejó llevar por el triunfalismo habitual en estas presentaciones. Feijóo habló pausadamente y en condicional del desenlace electoral ("si los votantes me dan su confianza", "si gano las elecciones"...), pero lo cierto es que la puesta en escena fue otra. Una foto de la escalinata del Palacio de la Moncloa sirvió en muchos momentos de fondo a su alocución, que fue efectivamente más una puesta en escena, "casi un discurso de investidura", en palabras de alguno de los asistentes, que un mitin para vender y explicar las bondades del programa. Una puesta en escena, en la que Feijóo estuvo enmarcado por las banderas española y europea, a la que no le quitaron foco los barones autonómicos porque no se dejaron ver por allí.

Y la presentación del programa se resumió en una cifra: 365 medidas, "una para cada día del año", enfatizó Gamarra, que tocan distintas realidades: la judicial, la política, la inmigración, la España vaciada... ¿Y la economía? La economía se llevó la primera ovación del auditorio, cuando Cuca Gamarra saludó la presencia de Pablo Vázquez, presidente de la Fundación Reformismo 21, el think tank casi de cabecera de Feijóo. El líder popular, de hecho, agradeció al comienzo de su intervención a "Pablo y a su equipo" su implicación "especialísima". Alabanzas que en privado también repiten los pesos pesados del partido más vinculados a la economía. Pero lo cierto es que más allá de las 365 medidas, cifras, lo que se dice cifras, Feijóo ofreció pocas y ya conocidas. Se habló de la rebaja fiscal a rentas medias y bajas (hasta 40.000 euros), de que la renta per cápita española está 17 puntos por debajo de la media europea... pero el dato más destacado fue que, si el PP gana y logra formar Gobierno, el primer propósito será alcanzar los 22 millones de afiliados a la Seguridad Social (ahora estamos cerca de los 21 millones). Más datos se echaron en falta sobre la vivienda, la reindustrialización de España (en la que se volvió al viejo objetivo de que la industria suponga un 20% del PIB...), los PERTE para el sector turístico...

Y esta parte también fue criticada por alguno de los presentes, que echó de menos más concreción en las propuestas, "menos líneas generales y más saber cómo afectan". Feijóo sí usó el símil de la moto de Pedro Sánchez ("la economía española va como una moto") para decir que él "no quiere vender una moto a nadie". Y recordó que España es el último país del Europa en recuperar el PIB prepandemia y que sí somos líderes en crecimiento de la deuda.

Fondos europeos y empresarios

También fueron muy generales las referencias a los fondos europeos ("queremos que sean útiles y que lleguen a la economía real") y aquéllas en las que habló de "recuperar la productividad y la competitividad".

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Feijóo dedicó una parte central del discurso a criticar el hostigamiento del Gobierno a determinados colectivos ("un Gobierno no está para señalar a nadie, ni empresarios, ni periodistas, ni instituciones...") y citó ejemplos concretos: "No comparto insultar a Amancio Ortega (presidente de Inditex), pero no voy a invitarle al cine con los impuestos de los españoles (en referencia a la subvención del Ejecutivo para mayores de 65 años), no comparto insultar a Juan Roig (presidente de Mercadona), pero no voy a pagarle los viajes en Cercanías"... Para Feijóo esta forma de actuar ejemplifica la diferencia entre una política social justa y otra que no lo es.

Puede que fuera una presentación de un programa y que considerase que no era el momento de abrumar con datos, pero lo cierto es que si la economía centra buena parte del discurso, los datos, o al menos más datos, deberían ser imprescindibles.