Este es el tiempo máximo que una persona puede cobrar a la vez de un trabajo y recibir el Ingreso Mínimo Vital

El Ingreso Mínimo Vital (IMV) se ideó como una prestación dirigida a "prevenir el riesgo de pobreza y exclusión social de las personas que viven solas o están integradas en una unidad de convivencia y carecen de recursos económicos básicos para cubrir sus necesidades básicas", según explica el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.

El objetivo de esta ayuda es garantizar un nivel mínimo de renta a quienes se encuentren en situación de vulnerabilidad económica. Desde su aprobación en 2020, llega ya a más de un millón y medio de personas tras más de dos años de funcionamiento, aunque todavía no cubre a los 2,3 millones de posibles destinatarios estimados por el Gobierno.

Como novedad para este año, la prestación no contributiva cuenta con una subida del 15% aprobadas en los Presupuestos Generales del Estado y la posibilidad de compatibilizar la ayuda con un trabajo, sin que por ellos se pierda dinero en la ayuda.

El IMV, una renta garantizada

Tal y como explica el Ministerio, el IMV "se configura como derecho subjetivo a una prestación económica, que forma parte de la acción protectora de la Seguridad Social, y garantiza un nivel mínimo de renta a quienes se encuentren en situación de vulnerabilidad económica. Persigue garantizar una mejora real de oportunidades de inclusión social y laboral de las personas beneficiarias".

Por lo tanto, no se trata realmente de una prestación, sino de una renta garantizada. Es decir, que con el IMV se asegura que el beneficiario y su unidad de convivencia tengan garantizado un nivel de ingresos mensual. Este nivel de ingresos varía en función de la composición de la unidad de convivencia y se ve incrementado conforme más miembros tiene y especialmente si existen menores de edad.

La compatibilidad del IMV con un trabajo

Al tratarse de una renta garantizada, es posible compatibilizar determinados ingresos a la vez que el cobro del Ingreso Mínimo Vital. Esto quiere decir que el beneficiario del IMV podrá cobrar cantidades en concepto de sueldo o prestaciones por desempleo como los subsidios, siempre que no se superen ciertas cantidades.

Hasta 2022 la compatibilidad era sencilla: se restaban los ingresos a la renta garantizada de la unidad de convivencia de la que formase parte el beneficiario y la diferencia era la cantidad de Ingreso Mínimo Vital que percibiría mes a mes. Sin embargo, a partir de 2023 se ha mejorado estas compatibilidades, de tal forma que determinados porcentajes de los ingresos y rentas se consideran exentos y, por lo tanto, no forman parte de las reducciones. Es decir, que ahora se puede cobrar más IMV aunque se perciban sueldos o prestaciones por desempleo.

Evitar la 'trampa de la pobreza'

El objetivo de esta compatibilidad es combatir la 'trampa de la pobreza', la reticencia a reintegrarse en el mercado laboral de las personas que perciben el Ingreso Mínimo Vital y que temen perderlo y ver reducidos sus ingresos.

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De esta manera, las personas que consigan ingresos que signifiquen un máximo del 60% de la renta garantizada para su unidad de convivencia no verán reducido su Ingreso Mínimo Vital. En estos casos se sumará el salario o la prestación correspondiente al importe de IMV que vinieran percibiendo.

¿Cuánto dura el IMV?

Como en cualquier tipo de prestación o ayuda, existe una duración máxima del Ingreso Mínimo Vital. La Seguridad Social contempla dos situaciones por la que la persona puede dejar de percibirla:

• Superar un límite de rentas establecido en cada año: por ejemplo, el titular de una familia que recibe la prestación está trabajando, pero su cónyuge no y este segundo se reincorpora al mercado de trabajo. Como se produciría un incremento de las rentas familiares, es posible que se exceda la barrera de ingresos en función del número de miembros de la unidad de convivencia. Al cruzar datos con Hacienda, la Seguridad Social retiraría esa ayuda.

• Alcanzar la edad límite para cobrarla: el tope está fijado en los 65 años, momento en el que muchas personas abandonan el mercado laboral y se convierten en pensionistas. La ley por la que se regula esta ayuda no permite que los pensionistas reciban ninguna renta garantizada, aunque cobren una jubilación no contributiva del Imserso.