OPINIÓN

Tiempo muerto merecido para el ‘BOE’

La actividad legislativa en España no se reanudará hasta el próximo septiembre. Más de 200 leyes quedan en suspenso o caducadas a la espera de saber quién gobernará el país

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Un hombre sostiene sus papeletas de votación ante las urnas de la mesa en el colegio electoral este domingo 28 de mayo.

Un hombre sostiene sus papeletas de votación ante las urnas de la mesa en el colegio electoral este domingo 28 de mayo. / EFE / Luis G Morera

El 23 de septiembre es la fecha límite para que en España se pueda formar un nuevo Gobierno. Si no es así, se repetirán las elecciones generales. Los resultados del 23 de julio auguran un intenso verano de negociaciones salvo que, sorpresa inesperada que las encuestas no observan, se produzca una victoria más que clara de uno de los dos principales partidos: PSOE o PP.

Lo más lógico es que ambos tengan que negociar sus apoyos a derecha y a izquierda, realizando equilibrios de colores diversos con los partidos regionalistas, nacionalistas e independentistas que volverán a asomar en las Cortes.

Hasta la formación del nuevo Gobierno, la actividad legislativa descansará. Para bien y para mal. Hasta 216 proposiciones y proyectos de ley que estaban listos para ser votados o se encontraban en barbecho en comisiones diversas quedan en suspenso, por no decir caducados. Entre ellos -en la web del Congreso, todos los detalles-, cuatro ejemplos: 

  • Medidas para facilitar la subrogación y novación de préstamos hipotecarios de tipo variable a tipo fijo. Presentada por Podemos 

  • Ley para la protección de los derechos constitucionales de los trabajadores. Presentada por Vox.

  • Ley para la mejora de la protección de las personas donantes en vivo de órganos para su posterior trasplante. Presentada por el PSOE.

  • Ley de modificación del real decreto-ley 29/2021, de 21 de diciembre, por el que se adoptan medidas urgentes en el ámbito energético para el fomento de la movilidad eléctrica, el autoconsumo y el despliegue de renovables, para implementar la agilidad de los procesos de conversión de vehículos con motor de combustión en vehículos con motor de batería eléctrica o de pilas de combustible, retrofit. Presentada por el PP.

En un país donde hay una febril actividad legislativa, los escribidores del Boletín Oficial del Estado (BOE) descansarán. También lo harán los boletines locales y de las autonomías que pasaron por las urnas hasta la constitución de sus respectivos consistorios y parlamentos. Será una breve pausa burocrática antes de que empiece la 15ª legislatura de la democracia.

Ruido y promesas

Habrá mucho ruido, excesivas descalificaciones y promesas económicas descabelladas. Se avivarán los espantajos del pasado. Las campañas sirven para que cada partido se retrate para lo mejor o lo peor. Atención al debate sobre la jornada laboral de cuatro días, la creación de un salario universal y, quién sabe, si regalar tíquets para comprar pipas o palomitas de maíz en el cine, que a todo llegaremos. 

Los datos macroeconómicos se leerán a interés de cada uno. Se pueden mirar aisladamente o a partir de una evolución. En el caso de Pedro Sánchez, habrá dos fechas determinantes para cualquier comparación. El 2 de junio de 2018, cuando fue investido presidente tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajoy, y el 7 de enero de 2020. En esta última fecha fue investido presidente de la 14ª legislatura tras las últimas elecciones generales y lograr los apoyos necesarios.

Sánchez utilizará la benevolencia que le ofrecen la mejora de la situación económica después de que España haya superado la pandemia y se esté enfrentando a las consecuencias de la guerra en Ucrania. Modelará su discurso defendiendo que España es el país con menor tasa de inflación de su entorno y que ha logrado mantener la paz social gracias a aumentar el gasto, que ha elevado la deuda al 115% del PIB. La subidas de impuestos, en su programa, han sido necesarias para justificar el mundo postpandemia. Las ayudas europeas que han servido para empujar esta aceleración sobrevolarán el terreno económico. Queda por ver cómo se desmarcará del programa económico que planteen sus actuales socios de Gobierno, se llamen Unidas Podemos, Sumar o Sumar Podemos.

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El PP de Alberto Núñez Feijóo abrazará otro discurso. Usará el ejemplo de las políticas fiscales en Madrid y Andalucía, para hablar de oportunidad perdida. Defenderá la necesidad de gestionar eficazmente el gasto público y de reducir impuestos para fomentar el consumo y la inversión privada. Aprovechará la pésima relación que se ha granjeado Sánchez con el establishment empresarial para presentarse como el candidato pronegocios y proautónomos. Tenderá la mano abierta para llevar a cabo reformas estructurales a futuro. Y, el populismo no es ajeno a nadie, también hará promesas oportunistas e inventará subvenciones.

También puede ser que en estas elecciones, una mayoría de ciudadanos no vote mirando el bolsillo ni el estado de la economía. El 23 de julio habrá ciudadanos que voten pensando en la ley del solo sí es sí, en la ley trans o preocupados por la seguridad ciudadana. También habrá quien votará fijándose en los estilos de los candidatos, la confianza que transmiten o la arrogancia que desprenden sin darse cuenta.