APUNTE

La relatividad de los tipos de interés

Los últimos mensajes apuntan a que se acerca el final de las subidas del precio del dinero, pero no el inicio de las bajadas

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La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde.

Todo es relativo. Es verdad que los tipos de interés actualmente son altos. Pero eso es si se compara con los que había un año atrás y, sobre todo, hasta julio del año pasado, cuando el Banco Central Europeo (BCE) empezó la subida del precio del dinero para combatir la escalada inflacionista. Años atrás eran mucho más elevados.

El problema en la actualidad ha sido pasar de 0% al 3,75% en un corto espacio de tiempo. Y las repercusiones que ha supuesto: el despegue del euríbor, el interés al que los bancos se prestan el dinero entre sí y la referencia a 12 meses que sirve para las hipotecas a tipo variable.

Es verdad que empiezan a escucharse mensajes sobre la posibilidad de que las subidas estén llegando a su fin y que se desacelera el mercado inmobiliario. Hay quien se aventura en afirmar que podrían quedar como mucho dos incrementos más de 0,25 puntos cada uno.

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, que esta semana ha publicado en EL PERIÓDICO DE CATALUNYA y el resto de cabeceras de Prensa Ibérica un artículo para conmemorar el primer cuarto de siglo de esta entidad, afirmaba sobre los tipos de interés: "los llevaremos a niveles lo suficientemente restrictivos, donde los mantendremos el tiempo necesario, para lograr que la inflación vuelva a situarse de forma oportuna en nuestro objetivo", que es el 2% a medio plazo.

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Y el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en una conferencia esta semana en el Cercle Financer en Barcelona, fue un poco más concreto: el precio del dinero se mantendrá en "territorio restrictivo", es decir en los niveles actuales, por un tiempo "prolongado" hasta llegar a la meta en cuanto al IPC.

En resumen, que se acerque el final de los incrementos en los tipos de interés no significa que esté próxima su bajada: una buena noticia para los ahorradores, aunque la banca arrastre los pies con la subida de los depósitos; y no muy buena para los hipotecados. En especial, para aquellos que se encuentran aún en el primer tercio de la duración del préstamo, cuando pesan más los intereses.