INDUSTRIA FARMACÉUTICA

Laminar Pharma encara los últimos ensayos de su medicamento contra el cáncer cerebral

Así se fabrica un ‘blockbuster’ farmacéutico

El fundador de la compañía biotecnológica Laminar Pharma, Pablo Escribá | Jose Navarro

El fundador de la compañía biotecnológica Laminar Pharma, Pablo Escribá | Jose Navarro / José Navarro

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Emprender nunca resulta sencillo, pero, si además el campo escogido es la biotecnología, las cosas se complican extraordinariamente. La necesidad de cubrir paso a paso todos los procesos que requiere la investigación en ciencias de la salud, unido a la enorme complejidad de los procesos administrativos para conseguir las autorizaciones necesarias, pueden demorar durante décadas la comercialización de los productos y consumir millones de euros en recursos, que de ningún modo son fáciles de conseguir.

Sin embargo, el catedrático de Biología Celular de las Baleares Pablo Escribá tenía muy claro que ese era el único camino para acercar sus conocimientos y los avances que había logrado a la sociedad y generar riqueza con ellos. Algo de lo que se convenció tras pasar por diversas universidades de Estados Unidos y Suiza, donde estas relaciones entre la universidad y la empresa son mucho más fluidas.

Glioblastoma, el más frecuente

Fue así como decidió poner en marcha Laminar Pharma, la compañía con la que ya se encuentra en la tercera fase del desarrollo de un nuevo fármaco, el LAM561, contra el glioblastoma, uno de los cánceres cerebrales más frecuentes y agresivos. Hasta el momento los resultados son prometedores y, si todo transcurre según lo previsto, espera solicitar la aprobación definitiva para su comercialización el próximo año, con lo que podría estar en el mercado entre finales de 2024 y principios de 2025.

Las previsiones de facturación a partir del siguiente ejercicio son espectaculares. Escribá aspira a que el LAM561 se convierta a partir de entonces en el "tratamiento de primera línea" para este tipo de tumores, lo que en el argot médico significa que es el que se prescribe como primera opción a los pacientes y, solo si no funciona, se pasan a los siguientes, los tratamientos de segunda o tercera línea. Una posición que hasta ahora ocupa la temozolomida, que genera un mercado de más de 1.300 millones anuales. Por eso, en la compañía están totalmente convencidos de que tienen entre manos lo que se conoce como un blockbuster, es decir, un medicamento con un potencial de ventas de más de 1.000 millones al año.

Las perspectivas que se abren para la firma han logrado convencer a los inversores. Solo en lo que va de año, ha captado cinco millones de euros de capital, la mitad de ellos en Alicante, donde ha liderado la inversión el family office Dentol Capital. No se trata de algo casual, ya que la compañía ha escogido el Parque Científico de la Universidad de Alicante (UA) para poner en marcha una planta de síntesis químico. Desde su creación, ya son 30 millones de euros los que ha logrado mediante aportaciones de distintos accionistas –algunos de ellos tan destacados como la familia Matutes–, además de otros 20 millones aproximadamente en ayudas, según explica el fundador de Laminar Pharma, que señala que la valoración actual de la empresa ronda los 100 millones. La compañía también mantiene una agrupación de interés económico con Banca March y contempla su salida a bolsa en el futuro.

Meliterapia

El camino ha sido muy largo. El diseño de la molécula LAM561 es de 1998, pero no fue hasta 2006 cuando se constituyó formalmente la compañía, como spinoff de la Universidad de las Islas Baleares. A partir de ahí, la investigación no ha parado. Laminar Pharma ha desarrollado toda una base teórica para enfocar los tratamientos de distintas enfermedades desde una nueva perspectiva. En concreto, sus investigaciones se centran en la membrana plasmática, el recubrimiento que tiene cada célula y que está formado por proteínas y lípidos. Se pretende actuar sobre estos últimos. Como explica Escribá, esta membrana es la que transmite o bloquea las señales que llegan a las células y que las llevan a adoptar distintos comportamientos. Es lo que se ha denominado meliterapia.

Así, mientras que la mayoría de los tratamientos oncológicos son, en realidad, "venenos que matan más rápido a las células tumorales por su mayor capacidad para reproducirse", el LAM561 lo que hace es transmitir a estas células tumorales una señal que "las lleva al suicidio", explica el catedrático universitario. De esta forma, se evitan todos los efectos secundarios negativos de los fármacos convencionales y, además, su administración también es mucho más sencilla, ya que se toma por vía oral. 

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Uno de los hitos en este camino fue la declaración del LAM561 como medicamento huérfano, tanto en la Unión Europea como en Estados Unidos. Una categoría que consiguen aquellos desarrollos que se dirigen a enfermedades con elevadas necesidades clínicas no cubiertas y una prevalencia inferior a cinco pacientes por cada 10.000 habitantes. Una declaración que permite acortar los trámites burocráticos y que reduce considerablemente el coste de desarrollo del medicamento en cuestión. Además, en el caso de Estados Unidos, el antitumoral de Laminar Pharma también ha obtenido la calificación como fast track, lo que acelera aún más todos estos procesos. 

Aunque su tratamiento contra el glioblastoma es el más avanzado, la compañía también trabaja con este mismo enfoque en medicamentos para el alzhéimer, el párkinson y las enfermedades infecciosas