Envases

La alimentación prepara el adiós al plástico

  • La presión legislativa y social agudiza el ingenio de la industria española de envases y embalajes para garantizar una distribución sostenible

Escena en un supermercado

Escena en un supermercado

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El sector agroalimentario de toda España prepara el adiós al plástico. El arranque de 2023 ha marcado el fin de los envases de este material para la entrega de frutas y verduras en algunos canales de venta de superficies comerciales. Se aplica en negocios minoristas, en tiendas de barrio y en supermercados. Se trata de una medida que contempla el real decreto de envases y residuos del Ministerio para la Transición Ecológica, una norma que afecta de lleno a la industria del envase y embalaje, de la que forman parte 3.180 empresas españolas que generan una cifra de negocio anual de 29.750 millones de euros. El grueso de los envases y los embalajes (70%) se utiliza en el ámbito de las comidas y las bebidas.

La nueva legislación se aplica a todos los comercios minoristas de más de 300 metros cuadrados. Prohíbe envoltorios y envases de plástico para la venta de frutas y verduras con lotes de menos de 1,5 kilos. La norma también obliga al sector a presentar a granel aquellas frutas y verduras frescas que se comercializan enteras, así como a fomentar la venta a granel de alimentos, especialmente en aquellos casos en los que "el envase no aporta ningún valor añadido al producto", dice exactamente la norma. Además, se obliga a los comercios cuya superficie es igual o mayor a 400 metros cuadrados a destinar, al menos, el 20% de su área de ventas a la oferta de productos presentados sin embalaje primario, incluidos la venta a granel o mediante envases reutilizables.

¿Qué hace el sector?

La presión legislativa que hay en estos momentos y que llega de Europa, como la que viene de los consumidores, es cada vez mayor. Por eso, el impuesto especial sobre los envases de plástico ha despertado no pocas dudas en todos aquellos sectores que usan envoltorios para vender sus artículos. La presidenta del Clúster de Innovación en Envase y Embalaje, Amaya Fernández, destaca que el objetivo "no es eliminar de forma inmediata el plástico, que no se puede demonizar, sino reducir los residuos generados". "El problema no son los materiales, sino la gestión de los residuos", puntualiza la directiva de esta asociación en busca de nuevas tendencias e innovación. "El foco está en optimizar materiales de envase, como el plástico, el papel, el cartón, el vidrio y el metal. Y realizar acciones en toda la cadena de valor para reducir los residuos, reutilizar, reciclar y valorizar", apunta.

Platos precocinados para Mercadona en la empresa Embutidos Martinez

/ 'activos'

Barcelona es la región que más empresas tiene en el ámbito del llamado packaging (22,7%), seguida de Madrid (10,31%), València (9,94%), Murcia (6,42%) y Alicante (6,01%), según el último informe desarrollado por Hispack. El sector emplea a unos 113.000 trabajadores.

La economía circular dicta las políticas ambientales que llegan desde Bruselas y marca la agenda de la industria agroalimentaria. Según Fernández, la industria del envase y el embalaje de España debe afrontar el reto de la sostenibilidad, "aunque también el diseño y la experiencia de usuario -es decir, la adaptación del envase a las personas-, la digitalización y el bienestar para que aporte seguridad y confianza, sin olvidar la innovación". "Y de este modo saber de qué manera se pueden generar flujos de innovación y colaboración entre distintos agentes y cómo encarar nuevos proyectos", agrega.

Etiquetas que cambian de color

En el ámbito de las bebidas, las botellas comienzan a realizarse mediante el llamado r-PET, plástico 100% reciclado, aunque el problema para la industria alimentaria es precisamente la baja disponibilidad de material reciclado, que hace complejo que se extienda por todo el sector. El PET reciclado reduce la huella de carbono hasta el 77% respecto al PET convencional.

También encontramos ya plásticos biodegradables y compostables. Lo vemos en las bolsas para residuos orgánicos y en las bolsas de secciones como la panadería y la frutería de los supermercados. Incluso en bolsas de té o etiquetas para diferentes productos. Son materiales fabricados a partir de fuentes renovables (almidón del maíz y fécula de patata, e incluso provenientes de la biomasa) y pueden ser biodegradables o compostables, con un tratamiento específico y en unas condiciones determinadas. Además, se trabaja en reducir la cantidad de material utilizado en cada envase, tratando de que mantenga todas sus propiedades. En este punto, se están mezclando materiales convencionales junto con refuerzos naturales para mejorar su funcionalidad.

Amaya Fernández

/ 'activos'

El auge del e-commerce impone nuevos retos específicos, como son mantener la seguridad de los artículos durante su transporte y conservar la capacidad de comunicación de los propios productos. En ese sentido, surgen proyectos de ingeniería como los envases inteligentes que ofrecen información al consumidor relativos a su trazabilidad y al estado de los alimentos: por ejemplo, con etiquetas que, con el tiempo, cambian de color. Estas etiquetas inteligentes monitorizan los envíos y permiten al cliente final conocer el historial del envío, con la posibilidad de que poder recargarlas en diferentes puntos de la cadena de valor. Y conectarlas a un sistema de inteligencia artificial (IA) capaz de interpretar millones de datos con los que detectar de forma temprana partidas defectuosas y mejorar los procesos de distribución y logística.

Madera en lugar de plástico

Las empresas de gran consumo buscan sobre todo alternativas en papel y cartón. En muchos de los casos, los fabricantes de alimentos han apostado por introducir la bandeja de cartón para vender alimentos a sus clientes, sobre todo los supermercados. Ramón Lacomba, director corporativo C+I+D (creatividad, innovación y desarrollo) de la firma Platos Tradicionales, especializada en cocinar alimentos listos para comer, con más de 800 empleados y 15 líneas de producción, cuenta con innovadoras barquetas de madera en las que se hornean a diario sus lasañas. "También abrimos la posibilidad a explorar el uso de envases reutilizables, invitando a empresas del sector del envase, centros de innovación y especialistas en embalaje a desarrollar nuevos materiales y cualquier mejora en este sentido que permita usarlos en los alimentos", agrega.

En busca de economía circular

Mientras tanto, María Forcada, directora de Innovación de cuarta gama del grupo Foodiverse, especialista en el desarrollo y la elaboración de ensaladas y vegetales frescos fabricante de la marca Verdifresh, que vende Mercadona, reconoce que, "actualmente, el plástico es el material que mayores garantías de seguridad alimentaria y calidad aporta". "Permite un mejor mantenimiento de las propiedades organolépticas y evita así el desperdicio alimentario", argumenta. Por eso, en su búsqueda por potenciar la circularidad y la revalorización de sus envases, Verdifresh opta por un plástico que incorpora material reciclado. Y trabaja para ofrecer envases de materiales alternativos más sostenibles como el cartón.

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También Verdú-Cantó Safron Spain, según explica Sandra Sirera, directora de calidad, I+D+i y sostenibilidad. Esta compañía alicantina especialista en aderezos para cocina y gastronomía, botánicos para coctelería y azafrán, con casi 140 años de historia en el negocio de las especias, aboga por el envase sostenible para poner en valor su producto estrella: el azafrán. "En las últimas décadas se está viendo afectado por la falta de cultivos que suplan las necesidades de la industria entrando así en peligro de extinción", advierte.

En esta línea, esta mercantil está poniendo en marcha acciones de economía circular para los residuos orgánicos que genera, ya que los pétalos de la flor de azafrán tienen un gran potencial de revalorización en la industria alimentaria.