PERFIL | ÁNGEL Y JAVIER ESCRIBANO RUIZ

De un taller en Coslada a propulsar Indra y la industria de defensa

Los hermanos Escribano, son el CEO y presidente de Escribano Mechanical & Engineering, empresa de defensa que ha irrumpido en el capital de Indra esta semana y que fue fundado por su padre a finales de los años 80

Ángel y Javier Escribano, el CEO y el presidente de Escribano Mechanical & Engineering, en la sede de la compañía.

Ángel y Javier Escribano, el CEO y el presidente de Escribano Mechanical & Engineering, en la sede de la compañía. / Imagen cedida

4
Se lee en minutos

Ángel y Javier Escribano Ruiz son los dos nombres que están detrás de uno de los puntales de la industria de defensa en España. Ambos mantienen el 100% del capital de Escribano Mechanical & Engineering, compañía fundada por su padre en 1989. Ángel Escribano padre, tornero fresador de profesión, puso en marcha Mecanizados Escribano hace 34 años. Aquel pequeño taller instalado en Coslada (Madrid) se ha convertido en una empresa con cinco edificios en Alcalá de Henares que ocupan una extensión de 75.000 metros cuadrados, más de 700 empleados, una facturación que alcanza los 90 millones de euros y presencia en más de 26 países.

El grupo fabrica desde cámaras térmicas y sensores para la vigilancia de fronteras, hasta herramientas de guiado para la munición en sus propias instalaciones. Y sin recurrir a terceros, es decir, que la compañía es capaz de realizar los equipos en vez de fabricar las piezas para que luego sean ensambladas por otros. "Los clientes pueden encargar el producto a un solo suministrador. Eso reduce los costes y garantiza la trazabilidad y calidad del producto", señala Ángel.

La compañía ha irrumpido esta semana en el capital del gigante español de la defensa Indra con una participación del 3% en una operación de unos 65 millones de euros financiada íntegramente con caja propia. Y el objetivo de los hermanos Escribano es llegar al 10% en los próximos 12 meses. Si se alcanzasen esas cifras, el grupo tendría representación en el consejo de administración de la gran firma de defensa de España. Esto supone un salto cualitativo respecto a lo que fue la génesis de la empresa.

"Cuando yo tenía 15 años, el consejo de administración era la cocina de mi casa", asegura Ángel hijo. Sin embargo, desde 2015 la compañía ha dado un salto de gigante hacia la profesionalización. En ese momento empezaron a auditar sus cuentas de la mano de las grandes consultoras y constituyeron un consejo de administración de nueve personas, en el que están presentes Ángel y Javier, así como algunos directivos de la compañía.

La pasión de su madre

Los dueños de Escribano Mechanical & Engineering reconocen que se hallan ante su mejor momento profesional. "La operación de Indra es la más importante que haremos y no tenemos previsto que nos acompañen nuevos accionistas en esta nueva etapa", indica Ángel, que explica que fue su madre la principal figura que les inculcó su pasión por los negocios. "Tenía una mercería en Coslada y allí fue donde nos criamos. Siendo adolescente era muy inquieto y no me gustaba el instituto", rememora. 

Aún estudiaba un grado de FP de mecánica cuando comenzó a trabajar con su padre en la reparación de frenos de disco. "Uno de los primeros encargos que tuvimos era suministrar piezas a Construcciones Aeronáuticas", señala el actual consejero delegado de Escribano Mechanical & Engineering.

Después de muchos años de esfuerzo y trabajo junto a su hermano Javier, ambos han construido una empresa con una facturación que ronda los 90 millones y con la que prevén alcanzar los 250 millones en ventas en 2026. El grupo tiene ahora comprometidos contratos por un importe total de hasta 700 millones para los próximos seis años.

El espíritu de sacrificio es una de las características de estos empresarios, que aseguran que ellos no llevan una vida de lujos pese a la buena marcha de su compañía. "Ni yates, ni casa en la playa. Gran parte de lo que hemos ganado se ha vuelto a invertir en la empresa", subrayan. Las cifras corroboran estas palabras: la compañía ha invertido desde 2015 algo más de 90 millones de euros de sus beneficios en maquinaria, instalaciones, tecnología e I+D+i

Punto de inflexión en 2010

Noticias relacionadas

La apuesta decidida por la tecnología y la autonomía de la producción ha sido una de las claves que explica el éxito del grupo. El punto de inflexión llegó en 2010. "En aquel momento nos dimos cuenta de que no aportábamos valor y optamos por cambiar. Decidimos contratar ingenieros para generar una cadena de valor entera y poder así vender cada producto a precio de mercado", señala Ángel. Gracias a esa apuesta pudieron capear la crisis financiera que vivió España la década pasada con las ventas en el extranjero y la ampliación de sus propias capacidades.

Y cara a futuro, los Escribano tienen claro que seguirán apostando por el sector de la defensa de España. "Quizá haya inversiones más rentables que la de Indra, pero nosotros estamos chapados a la antigua, queremos seguir haciendo lo que sabemos y contribuir a fortalecer el sector de la defensa en España. Nuestro objetivo debe ser contribuir a impulsar a la gran empresa de defensa española, solo así podremos mirar de tú a tú a gigantes europeos como Thales o Rheinmetall", desarrolla el consejero delegado, que también enfatiza en que para poder impulsar a Indra es necesario "que todos arrimemos el hombro".

Relevo generacional

Los hermanos Escribano tienen muy presente a sus padres y el carácter familiar de la empresa. Por ese motivo, en uno de los patios de las instalaciones de la compañía en Alcalá de Henares hay un busto de sus progenitores. Ángel Escribano, tornero fresador, fundó un pequeño taller en 1989 tras quedarse en paro y capitalizar la prestación. Más de 30 años después y tras saltar a los titulares al comprar un 3% de Indra que elevarán hasta el 10%, los dueños de la empresa asegura que el relevo generacional de la empresa ya se está preparando. Cada uno de ellos tiene dos hijos que aún están estudiando, pero formarán parte del grupo en pocos años.