EMPLEO

Las canas olvidadas

La tasa de empleo de los trabajadores suecos séniores es del 85%, frente al 65% de los españoles. Urge establecer un gran pacto de país para fomentar el trabajo sin derrochar el talento de los mayores

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La mayor exportadora mundial de cherry protege a sus trabajadores.

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha actualizado las previsiones macroeconómicas para España elevando unas décimas el crecimiento del producto interior bruto (PIB) y dejando a la mitad la inflación. Buenas noticias que han ocultado la mención del organismo a nuestro mercado laboral. Según Kristalina Georgieva, directora general del FMI, seguiremos este año y el siguiente con una tasa desempleo que no bajará del 12%, liderando así las cifras de paro en Europa. Triste estadística que comparten los jóvenes españoles y los mayores de 55 años, ya que, en ambos grupos, el paro es de los más altos del continente.

A la vez que desde Washington se presentaba este informe, en Valencia, Ford, los sindicatos y los gobiernos autonómico y estatal daban el visto bueno a la prejubilación con 53 años de 1.124 trabajadores de la compañía. Fruto de un pacto tripartito, más de mil trabajadores pasarán los siguientes 15 años sin trabajar, pero cobrando de la empresa y de la Administración hasta que llegue la pensión pública. Es decir, 30 años por delante de ingresos asegurados sin trabajar.

Situación penosa

En la mayoría de los casos, los trabajadores pasarán muchos más años cobrando de lo público que años empleados. El caso de esos mil séniores es sintomático de lo que sucede en España con un colectivo de 6.588.873 personas (la población entre 55 y 65 años) en el que apenas 3,6 millones están trabajando.

Esta penosa situación, no obstante, ayuda a poner el foco en el camino que nos queda por recorrer. Por ejemplo, alcanzar las cifras de los suecos en tasa de empleo sénior del 85% frente al 65% de los españoles, lo que supondría ganancias medidas por el PIB de entre cinco y diez puntos, conforme a estudios citados por el centro de investigación ageingnomics de la Fundación Mapfre

El discurso del ministro José Luis Escrivá de alargar la vida laboral, convertido ahora en papel mojado tras el acuerdo de Ford que él mismo ha defendido, pone de actualidad la apuesta de un grupo de docentes -entre los que me encuentro- por el talento sénior. Con una legislación que contemple el retiro como un derecho y no como un deber, que facilite el trabajo -al menos voluntario- por encima de la edad de jubilación, que mejore la fórmula para compatibilizar pensión y trabajo, que acerque la edad real de salida del trabajo a la edad legal y que penalice las jubilaciones anticipadas y las prejubilaciones.

En una suerte de acuerdo colusorio, la empresa y el sindicato UGT con la bendición del Estado han olvidado que la generación de las canas no se agota con los mil prejubilados de Ford, sino que millones de españoles padecen tener una carrera laboral más corta, hasta ocho años, que los suecos o los alemanes. Menos años trabajando es sinónimo de pobreza en la vejez y una mayor probabilidad de morir por el efecto de la soledad.

Compromiso público

Para luchar contra el olvido de las canas, urge el establecimiento de un gran pacto de país para el fomento del empleo sénior que corte de raíz el derroche de talento de los mayores españoles. Este pacto, cuyo compromiso tendría que superar los cinco años, debería firmarse públicamente por los principales representantes políticos, de trabajadores y empresarios. El acuerdo se incorporaría además a los programas de gobierno, los planes estratégicos empresariales y las institucionales de los firmantes.

El gran reto laboral no es retirar con 53 años a empleados con plenas facultades, sino trabajar más años, lo cual es posible en todas aquellas ocupaciones focalizadas en el sector terciario o en la servindustria que no demanden un gran esfuerzo físico. Al mismo tiempo, el trabajo autónomo y el emprendimiento de los séniores ha de fomentarse desde los poderes públicos con atractivas bonificaciones fiscales, ayudas públicas y reducciones de las cuotas de autónomos. Las empresas, siguiendo el ejemplo de compañías pioneras de otros lares, han de propiciar esta fórmula como vía para alargar la vida laboral de sus antiguos empleados y hacer real "segundas carreras".

Asignatura pendiente

La formación a lo largo de la vida de los séniores españoles es una asignatura pendiente que las administraciones, pero también las empresas, han de superar. Los datos del Banco de España sobre la distancia de los empleados mayores españoles respecto a sus pares europeos en actividades formativas realizadas exigen una actuación concertada para fomentar con instrumentos públicos nuevos programas de recualificación profesional (reskilling y upskilling).

La prolongación de la actividad exige cambios también culturales. Una nueva mentalidad por parte de todos los actores del mercado laboral para comprender que, en una próxima vida muy cercana a los 100 años, la prolongación del trabajo se va a convertir en una necesidad ineludible. En especial los propios mayores han de concienciarse de que, por muy atractivo que parezca adelantarse a la edad oficial del retiro, dejar de trabajar con más de 30 años por delante de vida es inviable económicamente y perjudicial para su salud física y emocional.

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Por último, los séniores se han convertido en el más importante grupo en el campo económico (consumo y patrimonio) y político (censo electoral), pero esta realidad no es conocida por la opinión pública. Una suerte de activismo sénior en España inspirado en la exitosa asociación americana de retirados (AARP) promovida desde la sociedad civil no solo visibilizaría el colectivo, sino que también haría inviables actuaciones flagrantemente edadistas. Un reciente experimento del Gobierno Vasco lo ha constatado al mandar a reclutadores idénticos currículos de mayores de 50 años y de menores de esas edades y obtenerse la mitad de entrevistas para los séniores. Propiciar la presencia en la opinión pública de españoles que superan los 50 años y siguen aportando a la sociedad con su trabajo en campos como la ciencia, el funcionariado, la docencia y el emprendimiento ayudaría a desterrar esta discriminación.

En definitiva, por mucha gigafactoría de baterías que cree Ford y que acabe inaugurando el presidente del Gobierno, es infinitamente más rentable económicamente para el país no olvidar las canas.