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El lujoso gusto de acampar con glamur

  • El concepto glamping, una evolución del tradicional camping que integra elementos del lujo, está de moda. Ya en Semana Santa muchos de ellos han colgado el cartel de completo

Un glamping de noche

Un glamping de noche / 'activos'

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El Glamping do Mar, en Baiona, Galicia, abre sus puertas todo el año a los clientes que deciden desconectar unos días, aunque sin alejarse demasiado de la civilización. "Tienes total independencia. No hay que compartir baño ni comedor. Hay mucha intimidad", explica Mar Lago, CEO y propietaria del establecimiento. "Es todo un lujo estar alojado en un lugar rural y tener bañera de hidromasaje con vistas. Esto ya no es como los antiguos campings, en los que lo compartías casi todo", sostiene. 

Con cinco habitaciones de 40 metros cuadrados en una finca de 6.000, prometen la máxima "exclusividad en un lugar sin masificar", puesto que solo hay capacidad para 16 personas. "Viene mucha gente, desde peregrinos hasta parejas y familias con bebés", detalla. "Se está potenciando mucho desde la pandemia. Desde que abrieron en octubre del año pasado, este glamping acoge a clientes que quieren aislarse del estrés" y que están dispuestos a pagar hasta 240 euros la noche por pareja en temporada alta, en régimen de solo alojamiento. 

"Conocí el concepto de glamping investigando lo que hacían otros países europeos y pensé que aquí también podría funcionar", recuerda Lago. Y afirma que desde el primer momento le han dado mucha importancia a la sostenibilidad. Los alojamientos están hechos en un 90% de madera, hay placas fotovoltaicas y además utilizan elementos reciclados para la construcción.

Cabañas que son ‘suites’ a 350 euros

La Marina Resort, en la costa de Elche, ha pasado de ser un camping tradicional a un complejo turístico de primer nivel con zona de glamping. La familia Le Metayer abrió el establecimiento en 1980, tras comprar una finca agraria a 800 metros de la playa. Entonces "era todo muy precario, una recepción y una zona de acampada; ni siquiera había piscina", señala Patrick Le Metayer, hijo de los fundadores y actual responsable. Muy lejos de sus características actuales, con parque acuático, piscinas balinesas, uno de los mayores spa de la Costa Blanca, pistas deportivas y hasta un anfiteatro con capacidad para un millar de personas. 

Junto a las parcelas para tiendas y caravanas, que cuestan entre 80 y 100 euros por noche en temporada alta, se encuentra el gran atractivo: bungalós y villas de distintas temáticas, que pueden costar hasta 300 o 350 euros por noche solo alojamiento, 450 con media pensión, y que son auténticas suites, con yacusi incluido.

"Es como un hotel de lujo pero en pleno contacto con la naturaleza y con muchas más instalaciones", señala Le Metayer. El complejo ocupa 130.000 metros cuadrados y en pleno verano llega a alojar a 2.500 personas. La facturación supera los 15 millones de euros. La compañía ya dispone de otros establecimientos más pequeños.

"Sin duda está cambiando el concepto y lo que la gente asocia con ir de camping", insiste el empresario. El aumento de la conciencia medioambiental es otro factor a tener en cuenta. En este caso, junto a las instalaciones fotovoltaicas que proporcionan parte de su electricidad, destacan las calderas del spa, que funcionan con biomasa.

‘Glamping’ itinerante en la isla de Mallorca

"Somos nómadas", ríe Nahuel Signetto, creador y propietario de The Glamping, en Mallorca. Se trata de un establecimiento muy peculiar, porque no está siempre en el mismo sitio. Alquila fincas de la isla balear y realiza lo que ha bautizado como eventos. Lo hace así porque la normativa local, según explica, no le permite establecerse en un lugar fijo. 

Realiza este tipo de encuentro en grupos de unas 15 personas desde abril hasta octubre y suele organizar entre cuatro y cinco experiencias al mes. "Eso también lo convierte en algo exclusivo y único, respetuoso con el medio ambiente porque no dejamos huella, aunque nuestra idea es poder quedarnos algún día en un lugar fijo", reflexiona. 

"Es un lujo estar acampando en lugares increíbles de Mallorca, pero con el colchón viscoelástico en vez de con una esterilla", continúa el propietario. Por ello, el tipo de público suele tener un nivel adquisitivo medio-alto y la mayoría es extranjero, concretamente alemán, francés o inglés. Estos turistas pagan entre 150 y 350 euros por noche, con todo incluido. La variación del precio depende de la experiencia que se elija.

Cuenta con una plantilla de cinco personas (incluido el matrimonio propietario) que está todo el año operativa. En temporada baja se dedican a la parte de producción y comercial. Y en verano contratan a profesionales de la misma isla.

"Este tipo de alojamiento está en auge. Es una tendencia que viene para quedarse. La gente no quiere salir de su casa para ir a otra estructura y tener exactamente lo mismo. Quieren experiencias. El glamping permite la comodidad de un hotel pero en contacto con la naturaleza", argumenta. 

"Como un ‘camping’, pero con confort"

En el corazón del parque natural del Montseny, en Catalunya, se encuentra Respira Glamping, un emplazamiento de solo 12 parcelas rodeadas de bosque. Su fundador y director, Ricard Isidro, cuenta que "el glamping es como un camping, pero confortable". 

Afirma que solo el 10% de la población española se ha ido de camping en algún momento de su vida. Pero si les das a los posibles clientes una tienda ya instalada, con camas y el kit de cocina, mantas y toallas, "superas todas las barreras de entrada de la gente que no viene porque no tiene el material", argumenta. En el caso de este glamping, los baños son compartidos. De esta forma "entras en un ciclo de economía colaborativa", subraya. 

"Entendemos que no deja de ser esencial mantener el espíritu del camping tradicional", prosigue. Se trata de "un pequeño pueblo de vacaciones donde la gente se reúne". Y asegura que algunos tipos de glamping gastan demasiados recursos al ofrecer algunos servicios como por ejemplo el yacusi. "Cada vez le encontramos más sentido a compartir", prosigue. Una noche en una cabaña de este glamping en temporada alta puede costar 120 euros.

Aunque considera que el concepto glamping va a consolidarse con el paso del tiempo, también observa cierto "oportunismo" por parte de "actores muy potentes" que están interesándose por este tipo de emplazamientos y que pueden distanciarse de la naturaleza de los mismos.

Precio similar a hoteles de 4 estrellas

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Aunque en Alannia mantienen una parte importante dedicada a parcelas para caravanas, la zona de cabañas destinadas a un público de poder adquisitivo medio-alto supone el auténtico motor de sus complejos. Equipadas con mobiliario y electrodomésticos, disponen de parcela con jardín o terraza. Dependiendo del modelo -las hay de distintos tamaños y nivel de sofisticación-, los precios oscilan de los 150 a los 300 euros por noche en temporada alta (solo el alojamiento) y tienen cabida para una pareja con dos niños. Un precio similar al que ofrecen los hoteles de cuatro estrellas de la Costa Blanca por dos habitaciones en la misma época, pero que contrasta con los 50 euros que vale una parcela para aparcar una autocaravana.

El rendimiento de este tipo de complejos es superior al que se consigue en los hoteles, con ebitdas medios que rondan el 30%, frente al 20% de estos últimos. Un hecho que no ha pasado desapercibido a los fondos de inversión y family office. Uno de ellos, Corpfin, se acabó interesando por Alannia y en 2017 entró en su accionariado, con el 50% del capital. Esa inyección sirvió para poner en marcha los planes de expansión de la cadena, que ya ha adquirido otros tres establecimientos en Montroig, Vandellòs i l’Hospitalet de l’Infant y Salou (Tarragona) que ha transformado siguiendo este mismo modelo. El año pasado cerró con una facturación de 20 millones de euros. Y, además, tienen previsto abrir nuevos resorts en Murcia, Málaga y Almería.