El plan B del capitalismo: empresas altamente responsables

El objetivo de las empresas es conseguir el máximo de beneficio para poder reinvertirlo en su producción. Así fue desde las primeras corporaciones. Sin embargo, ahora, el 70% de la ciudadanía cree "bastante" necesario que las compañías den el paso hacia modelos de negocio más sostenibles y transparentes, según un estudio de la consultora Canvas. Una consideración que se acentúa con las crisis. Fue en 2007, precisamente en el contexto de crisis de Lehman Brothers, cuando se reunieron tres empresarios en Estados Unidos para dar respuesta a esta situación y crearon el movimiento B Corp. 

En un proyecto empresarial conjunto se percataron de que "los valores ambientales quedaban en un segundo plano a medida que entraban inversores", explica Pablo Sánchez, director ejecutivo de la fundación B Lab Spain. Fue en ese momento cuando dieron forma a B Corp, que poco a poco se fue expandiendo de manera orgánica por el mundo para identificar a las empresas que cumplen con altos estándares verificados de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad legal. Y, aunque el proyecto trate de alejar el foco del beneficio económico, lo cierto es que aquellas corporaciones que asumen el reto ven crecer sus cifras de negocio el 30%.

No fue hasta 2018 que se implantó en España con la fundación B Lab Spain, que emplea actualmente a 18 trabajadores. De la mano de esta organización, lo han logrado marcas como Camper, Isdin, Másmóvil, Capsa Food y Chiesi, entre más de 200 empresas. Los logros son comunes: elevada contratación de proveedores locales (94%), utilización de fuentes de energía renovable (70%) y mujeres en los cargos directivos (84%). "Estas empresas altamente responsables crecieron el 80% en 2022 y este año se espera que superen las 300", sostiene también Sánchez. A nivel mundial, las compañías con certificado B Corp ya son 6.300.

El aprobado, un reto

Conseguir el sello no es fácil. Es necesario responder a un largo cuestionario y el aprobado está en 80 sobre 200 puntos. "Solo el 2,5% de las empresas consiguen el suficiente y la puntuación media es de 50 puntos", cuenta Sánchez. "Es como un parto para las organizaciones de gran dimensión, porque supone un impacto de 360 grados en la cadena de valor, la relación con el medio ambiente y la sociedad y la transparencia", destaca Alfredo Gazpio, director de Asuntos Públicos de Danone, primera gran compañía en España que se hizo con el certificado. La empresa, cuya primera misión fue en sus inicios aportar salud a través de la alimentación al mayor número de personas, recibió el sello en 2016 en España en una de sus divisiones. Desde entonces, Danone ha sido la primera empresa en suscribir los compromisos de la COP26 para reducir las emisiones de metano. El directivo lo define como "utilizar recursos privados para resolver problemas públicos" y "un proceso de mejora constante sin punto de llegada".

De hecho, estas empresas sostenibles han dado un gran salto recientemente con una nueva figura jurídica que las identifica en España, como ya hicieron antes otros muchos países. El pasado 19 de octubre entró en vigor en España la ley crea y crece, que incluye las sociedades de beneficio e interés común (SBIC). "Es un gran avance, aunque ahora hay una situación de bloqueo porque el Ministerio de Economía se compromete a desarrollar un reglamento que aterrice las condiciones para que cada compañía pueda registrarse como SBIC, pero se está dando prioridad a otras cuestiones", explica Sánchez. A pesar de ello, es posible hacer el trámite y muchas empresas se están sumando a dar el paso. 

Certificado cada tres años

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Aunque la mejora debe ser constante. "Es obligatorio certificarse cada tres años", destaca Rubén González-Román, director de Investigación y Estrategia ESG y responsable B Corp de la empresa 21gramos. La consultoría se sacó el test a la primera. En 2018, obtuvo ya una puntuación de 82 puntos, aunque este año ha llegado hasta los 123. Con unos 25 trabajadores, la firma madrileña ha conseguido además ser neutra en carbono, dando un paso más allá.

Los consumidores, cada vez que compran, votan por el mundo en el que quieren estar. Y sobrevivir como empresa en este contexto sin adaptarse cada vez es más difícil. "Los clientes en España valoran muchísimo más que en otros países que las empresas sean responsables en todos los sentidos", comenta Silivia Bach, CEO de Motocard. Su empresa, que emplea a 370 personas, tardó año y medio en conseguirlo, después de sacar 40 sobre 200 puntos. Sin embargo en 2022 se convirtió en la primera del sector en Europa en recibir esta acreditación.