JUNTA DE ACCIONISTAS

El presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann: "Sólo había dos opciones, fusión o bancarrota"

  • Lehmann ha pedido disculpas ante la última junta general de accionistas del banco antes de ser absorbido por UBS

Junta de accionistas de Credit Suisse.

Junta de accionistas de Credit Suisse. / MICHAEL BUHOLZER/ EFE

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"Solo había dos opciones, un acuerdo o la bancarrota". Así se ha pronunciado el presidente de Credit Suisse, Axel Lehmann, al inaugurar la que se espera que sea la última junta de accionistas del banco antes de ser absorbido por UBS. En el discurso pidió disculpas por la crisis que llevó a la entidad a su precipitada fusión, encabezada por las autoridades suizas. "La fusión tenía que seguir adelante, los términos debían aceptarse", lamentó Lehmann ante los cientos de accionistas convocados hoy en Zúrich. La venta a UBS, su competidor directo, por parte del consejo de administración y saltándose la votación de los accionistas, fue "uno de los momentos más difíciles", pero aseguró que desembocó en "una solución que trae claridad, seguridad y estabilidad".

El presidente de Credit Suisse ha asegurado que si se hubiese optado por una completa reestructuración de la compañía bajo las leyes bancarias suizas, "se habría presentado el peor de los escenarios, con una pérdida total para los accionistas, riesgos impredecibles para los clientes, graves consecuencias para la economía y para los mercados financieros globales". Lo cierto es que, aunque no se acometió esta transformación, en las dos últimas semanas los mercados han temblado con los desplomes en Bolsa de los principales bancos europeos. Los seis valores bancarios del Ibex perdieron 24.000 millones en Bolsa en tan solo cuatro sesiones por la crisis iniciada por la quiebra del Silicon Valley Bank y la posterior caída del Credit Suisse, y también se llegó a temer la extensión de las quiebras bancarias al Deutsche Bank.

"Hoy es un día triste", manifestó Lehmann, quien aseguró que "son palpables la amargura, el enfado y el shock de todos los que han quedado decepcionados, abrumados y afectados por los acontecimientos de las últimas semanas". Sin duda, los más defraudados son los dueños de los bonos AT1, que sumaban 16.000 millones de francos (16.070 millones de euros), que fueron reducidos a cero tras la compra del banco por UBS. A última hora de ayer, los bonistas anunciaron haber contratado al bufete Quinn Emanuel, calificado en el sector como "el más temido del mundo", para representarlos ante un posible litigio para recuperar las pérdidas generadas por la fusión.

Larga lista de escándalos

Lehmann asumió la presidencia del banco a comienzos del 2022 y abanderó en octubre del año pasado un proyecto de reestructuración para intentar sacar al banco de su crisis financiera y de imagen. Sin embargo, el propio presidente admitió ante la junta de accionistas que "no hubo tiempo para enderezar la situación". "No logramos superar el impacto de escándalos del pasado, contrarrestar titulares negativos con hechos positivos", reconoció. Las polémicas se iniciaron ya en la sustitución del entonces presidente de Credit Suisse, Antonio Horta-Osorio, que se vio obligado a dimitir por descubrirse que había viajado y asistido a un evento deportivo en pleno confinamiento. El propio Lehmann fue recientemente investigado por el regulador financiero de Suiza por haber lanzado diversas afirmaciones sobre la situación financiera del banco que podrían haber inducido a error a potenciales inversores.

La entidad ha encadenado dos años de pérdidas millonarias: en 2021 fueron de 1.572 millones de francos suizos (unos 1.580 millones de euros) y en 2022 se multiplicaron casi por cinco hasta alcanzar los 7.293 millones de francos (7.340 millones de euros). El declive de sus cuentas se debe principalmente al crecimiento de la desconfianza entre sus inversores, nacida de su exposición a firmas de riesgo que habían colapsado en ejercicios anteriores, como el fondo de cobertura estadounidense Archegos o la firma angloaustraliana de servicios financieros Greensill. A finales del 2022, Credit Suisse sufrió una importante retirada de depósitos por valor de 123.200 millones de francos suizos (126.000 millones de euros).

"En una fatídica semana de marzo todos nuestros planes se desbarataron", indicó el máximo exponente de Credit Suisse ante los accionistas en referencia a los días previos a la venta a UBS el 19 de marzo. Se refiere a las graves caídas en Bolsa de la entidad, que superaron el 10% al verse contagiada por la quiebra del Silicon Valley Bank y el Signature Bank en Estados Unidos. Finalmente, UBS cerró la compra de la entidad por 3.250 millones de dólares tras subir sensiblemente su primera oferta, que se mantenía en poco más de 1.000 millones de dólares. El Banco Nacional Suizo ha ofrecido una línea de liquidez de 100.000 millones de dólares a Credit Suisse como parte del acuerdo. "Credit Suisse no existirá en su forma actual en el futuro, y lo que queda es, comprensiblemente, decepción, amargura y tristeza por el fin de un banco en el que creímos", concluyó el presidente de la entidad fundada en 1856. La junta de accionistas de UBS está convocada para mañana, y tal y como ha ocurrido con la de Credit Suisse, está llena de incógnitas sobre el contenido de la misma.


/ MICHAEL BUHOLZER/ EFE

Ira de los inversores

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Los inversores han aprovechado la junta para manifestar su ira por la mala gestión de la cúpula directiva del banco. "Siento que esta institución me ha engañado, y que el Gobierno no ha comunicado bien", afirmó el primer accionista en intervenir, quien aseguró que los responsables de la entidad de 167 años de historia "se durmieron en los laureles durante los últimos 15 años". "Tranquilos, no he traído una pistola", ironizó tras señalar las altas medidas de seguridad de esta última asamblesa, donde la tensión se cortaba con un cuchillo y se oyeron incluso gritos desde el público. Uno de los accionistas más importantes de Credit Suisse, el director de la Fundación Ethos, Vincent Kauffmann, aseguró que su organización pidió en numerosas ocasiones que se investigaran las operaciones de riesgo de la entidad. Para él, los numerosos escándalos de la compañía "habían arruinado su reputación". "Debemos asegurarnos de que los accionistas seamos compensados de la mejor forma posible tras las grandes sumas de dinero perdidas, y de que la directiva asuma su responsabilidad en la crisis", señaló Kauffmann.

En algunos momentos, las protestas alcanzaron tintes surrealistas. Un accionista mostró unas cáscaras de nueces vacías para expresar el valor que ahora tenían las acciones de Credit Suisse, y otro llegó a asegurar que los responsables del banco "en la Edad Media, por acciones como las suyas, hubieran sido crucificados". "Hace 25 años con una acción de Credit Suisse a 80 francos podríamos haber pagado una cena en un buen restaurante, pero ahora (que vale menos de un franco) no da para un cruasán", lamentó ese segundo accionista. Otro accionista, Francesco de Giorgio, afirmó sentirse "avergonzado de este completo desastre, como antiguo empleado y actual accionista". "Ustedes tienen la culpa de esto, del daño causado al país, un daño que seguirá siendo visible dentro de unas décadas", lamentó. En las proximidades del Hallenstadion de Zúrich, donde se celebra la junta de accionistas, también hubo protestas donde se podía observar una barca rota y en una posición que simulaba su naufragio, como símbolo de la caída de Credit Suisse aludiendo a las velas de un velero que coronan su logotipo.