FINANZAS

Así golpea la quiebra del SVB a la financiación de las startups españolas: "Muchos bancos se pueden echar atrás"

Las empresas tecnológicas temen que los bancos restrinjan el crédito y se ven obligadas a diversificar sus fuentes de financiación

Sede de Silicon Valley Bank en San Francisco (Estados Unidos).

Sede de Silicon Valley Bank en San Francisco (Estados Unidos). / KORI SUZUKI/ REUTERS

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La bancarrota de un banco siempre infunde miedo, pero si además es el Silicon Valley Bank (SVB), la entidad que tenía como clientes a casi la mitad de las ‘startups’ estadounidenses, el nerviosismo aumenta en el sector. Su quiebra ha dejado un agujero de 6.700 millones de dólares en el mercado de deuda, o ‘venture debt’, y ha sembrado dudas sobre la supervivencia de muchas ‘startups’, especialmente de aquellas en etapas iniciales. En Estados Unidos, la compañía de streaming Roku reveló que un 26% de su efectivo estaba resguardado por SVB, mientras que la empresa especializada en videojuegos en línea, Roblox, tenía 150 millones de dólares depositados en el banco. Pero esta situación de preocupación no se queda en Estados Unidos, también se ha extendido a las ‘startups’ españolas: “Ahora que empezábamos a ver cómo los bancos estaban empezando a apoyar a las ‘startups’, esto puede hacer que muchos se planteen dar marcha atrás”, justifica Héctor Mata, fundador y consejero delegado de la ‘startup’ Shakers. Para garantizar su existencia, los emprendedores optan alternativas, como la diversificación de fuentes de financiación o recortar gastos, incluso en personal en algunos casos.

“Levantar financiación será aún más difícil”, resume el director de Debt Advisory de la firma de banca de inversión BlueBull, Diego López, porque la caída del SVB ha coincidido con un contexto de inflación y altos tipos de interés que ya había reducido la inversión en los mercados de capital privado y las valoraciones de las compañías. Según el Mapa del emprendimiento español 2022, elaborado por South Summit en colaboración con IE University, la facturación de las ‘startups’ españolas descenderá un 25% en 2023, y en consecuencia, también lo hará el número de rondas de financiación completadas.

En el sector ya se notan las consecuencias. “Los fondos te alargan más las fechas para reunirse y todos se muestran muy precavidos en tomar decisiones a corto plazo”, lamenta Ricardo Tárraga, consejero delegado de la ‘startup’ Yuvod. El ejercicio actual se ve como un año de ‘impasse’: las compañías que puedan aguantar hasta 2024 tendrán mucho ganado, el resto deberán cerrar si no son rentables y necesitan más inversión. “Va a ser un año de apretarse el cinturón y buscar la rentabilidad”, añade.

Comparte la misma opinión Javier Echanove, cofundador y COO de la ‘startup’ Be Levels: “Cada vez van a tener mayores dificultades aquellos modelos de negocio que sitúan en un punto incierto el umbral en el que podrán empezar a ser rentables o que no son capaces de explicarlo de forma razonable”. En su caso, el umbral de rentabilidad se alcanzó en su segundo año de vida (2022). Pero no solo se termina una etapa para las empresas, también para los fondos. Muchos de ellos seguían estrategias donde invertían en decenas de ‘startups’ de alto crecimiento y apalancamiento, con la premisa de acertar en uno o dos casos para compensar las pérdidas de todas las demás.

Más bancos y mercado de deuda

Las empresas han tomado cartas en el asunto para amoldarse a la nueva realidad: “Han tenido que diversificar el pool bancario con el que trabajan”, explica Javier Rivas, profesor de EAE Business School. En Estados Unidos, algunas firmas han recurrido a financiación tradicional y otros “han visto mucha presión para hacer frente a sus compromisos de pagos y han tenido que recortar gastos, en algún caso personal”. Debido a la situación económica internacional, el diferencial entre la cotización de las primeras 20 ‘startups’ en su salida a Bolsa en Estados Unidos y la actual se contrajo de media un 59%, según el último informe de CB Insights.

Otras medidas se dirigen al mercado de la deuda, tan utilizado por el SVB. “Este contexto hará más necesaria la actuación de proveedores de deuda alternativos para complementar ese déficit de financiación”, añade. Toda una oportunidad para los fondos de ‘venture debt’ y las ‘fintech’, que desplegaron unos 30.500 millones de dólares más de deuda en 2022 que en el año anterior, según el último informe de GP Bullhound.

En algunos casos, la opción es “una mayor diversificación geográfica y sectorial de las ‘startups’”, asegura Orfeo Balboa, Program Manager del fondo First Drop. Es el único que se muestra optimista ante el futuro: “No habrá escasez de oportunidades para esos 300.000 millones de dólares de capital riesgo que esperan ser invertidos en ‘startups’”, señala, la mitad del dinero invertido por los fondos de riesgo en todo el mundo en 2022. En todo caso, no será fácil encajar nuevas operaciones tras haber levantado rondas a valoraciones exigentes en 2021 y 2022. “Es probable que muchas de estas rondas se cubran por inversores existentes para tender un puente a la compañía sin tener que reconstruir la valoración”, apunta Íñigo Laucirica, Investment Manager del fondo Samaipata.

Empresas sólidas

Si la inversión total descendió un 20% hasta los aproximadamente 3.500 millones de euros en 2022 respecto al año anterior, las previsiones apuntan a un 2023 exigente. A pesar de la limitada exposición de las ‘startups’ españolas a Estados Unidos, la caída del SVB y la posterior crisis del Credit Suisse y del Deutsche Bank conduce “hacia una desaceleración de las inversiones ‘venture capital’ en ‘startups’ a la espera de ver sus efectos a medio plazo”, remarca Ruth Clarke, General Manager en CodeOp. A corto plazo, “no sería extraño ver que la disponibilidad de financiación para las ‘startups’”.

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Aunque la tendencia tiene su origen en el verano del pasado año, cuando los tipos de interés comenzaron a subir, los inversores están priorizando ahora, aún más, sus análisis en métricas de rentabilidad o eficiencia en capital. En etapas tempranas, explica Laucirica, “seguimos viendo un apetito inversor fuerte por los mejores proyectos”, mientras que en las etapas más maduras, de financiación superior a 3-5 millones de euros, “el mercado está más parado”.

En cualquier caso, se tratará de una situación temporal que afectará solo “a aquellas que han tomado demasiados riesgos en la financiación de sus operaciones", señala Rivas. Y aunque todos los parámetros apunten a lo contrario, desde Samaipata defienden que estamos en un entorno “muy propicio” para las ‘startups’”: “El acceso a talento de calidad ha mejorado, en parte debido a los despidos de las grandes tecnológicas, existe menos competencia en el mercado y el encarecimiento del capital ha desplazado el foco de nuevo a los aspectos de producto y ejecución”.