SUELO INDUSTRIAL

La falta de suelo frena las inversiones de la industria y la logística en Alicante

Los empresarios denuncian los problemas de muchas compañías para ampliar sus instalaciones y la pérdida de oportunidades que se produce por la falta de terrenos y naves con las características que demanda ahora el mercado

Una vista aérea del polígono industrial de Las Atalayas, en el municipio de Alicante.

Una vista aérea del polígono industrial de Las Atalayas, en el municipio de Alicante. / INFORMACIÓN

9
Se lee en minutos

Mientras la disponibilidad de suelo en el entorno del área metropolitana de València, y en especial en Parc Sagunt, ha permitido el desembarco de proyectos como el de la gigafactoría de Volkswagen o el nuevo almacén principal de Mercadona, en la provincia de Alicante la escasez de terrenos es la tónica en la mayoría de comarcas, hasta el punto de que incluso las propias empresas de la zona tienen problemas para ampliar su actividad por la falta naves o solares adecuados. La colmatación de los polígonos existentes, unida a la lentitud de los trámites urbanísticos necesarios para el desarrollo de nuevos recintos está generando auténticos cuellos de botella en buena parte de la provincia, para desesperación de los empresarios.

«La falta de suelo industrial es generalizada. Destacan los casos de Elche y Alicante, pero de igual forma en toda la provincia, tanto para que puedan crecer las empresas que ya están, como para que se pueda captar nueva inversión», denuncia el presidente de CEV Alicante, Joaquín Pérez, pese a reconocer los esfuerzos que la Conselleria de Economía Sostenible ha realizado en los últimos años para paliar la situación. "Es fundamental que todos trabajemos en solucionarlo, porque es una irresponsabilidad perder puestos de trabajo e inversión, sobre todo en el sector industrial con el valor añadido que aporta al territorio", insiste el presidente de los empresarios de la provincia.

El último ejemplo sería el ocurrido en Villena, donde una multinacional del sector del mueble ya ha comunicado a los impulsores de la zona logística ligada al proyecto de puerto seco de este municipio que no puede esperar y que buscará en otra parte los 250.000 metros cuadrados de terreno que necesita para su centro de distribución en España, según afirma el presidente de la entidad gestora del polígono de Bulilla, José Ferri.

Porque proyectos de nuevos polígonos o de ampliación de los existentes hay muchos, pero todos siguen enredados en la maraña que supone su tramitación urbanística, que no se ajusta para nada a los ritmos del mercado.

"Sencillamente, nos ha pillado el toro", resume el director de la entidad de gestión de Las Atalayas y vicepresidente de la Federación de Parques Empresariales de la Comunidad Valenciana (Fepeval), Vicente Seguí, para explicar la actual situación. Y es que, tras unos años en los que todos los municipios impulsaban grandes proyectos, el estallido de la burbuja inmobiliaria supuso también la paralización de este segmento de la actividad urbanística, sin que se haya reactivado a tiempo para atender el aumento de la demanda propiciado por unas industrias que reclaman cada vez espacios de mayores dimensiones y con mayores dotaciones, y por la eclosión del sector logístico propiciada por el auge del comercio electrónico y el reparto puerta a puerta de millones de productos.

Demanda insatisfecha

El repaso de la situación por las distintas comarcas de la provincia resulta desolador, empezando por el propio entorno de la ciudad de Alicante, donde la falta de suelo es acuciante y solo se ha salvado gracias a la existencia de una bolsa de terrenos en el denominado sector APD21, la zona entre la carretera de Ocaña y la autovía A31, donde se han levantado las naves de Amazon o la "colmena" de Mercadona; o los terrenos del puerto, aunque también estos recursos empiezan a agotarse.

"No hay suelo de calidad disponible, el poco que existe es caro y hace imposible la ejecución de nuevos proyectos. Si a esto le añadimos la baja disponibilidad de naves logísticas, el aumento del precio del suelo finalista, el incremento de los costes de construcción en los nuevos proyectos y la subida del IPC, podemos entender el incremento de rentas de las naves logísticas en el 2023", augura el responsable de Logística en Alicante y Murcia de CBRE España, José Ballesta, sobre la situación en el área metropolitana de la capital de la provincia.

Según Ballesta, en estos momentos "existe una importante demanda por parte de operadores logísticos que quieren tener sus instalaciones en Alicante" y que se están dejando de atender, ante la escasez de producto que se registra. Una situación que ha llevado a que el metro cuadrado en las zonas mejor situadas cotice ya en una horquilla de entre 200 y 250 euros, frente a los 150 que era habitual en los últimos años, según los datos de CBRE.

En los dos grandes polígonos de Alicante, directamente, no hay ni un metro libre. En el caso de Las Atalayas, el Ayuntamiento de la ciudad ya ha puesto en marcha el proceso para la esperada ampliación que permitirá sumar 650.000 metros cuadrados mediante el cierre de su trama. Todo un alivio para algunas de las empresas instaladas en el recinto, como la multinacional belga Aliaxis, que tiene pendiente una inversión millonaria para ampliar su fábrica. Eso sí, por mucho que corran los técnicos, el tiempo de espera para que las máquinas empiecen a trabajar en la urbanización será de entre uno y tres años.

Peor lo tienen en el Pla de la Vallonga, donde ni siquiera hay proyecto para ganar más espacio. También está completo el recinto de Mercalicante, donde aseguran que siguen teniendo una considerable demanda por parte de empresas del sector agroalimentario y logístico, mientras que en El Canastell, en San Vicente, solo quedan naves pequeñas, según los datos recopilados por Fepeval.

Para encontrar algo más de disponibilidad hay que desplazarse hasta Monforte –donde se ubica el polígono de Las Norias, uno de los pocos desarrollados recientemente- , Mutxamel, o Xixona Tibi, donde ha sido la acción del Ivace la que ha impulsado la construcción de nuevas parcelas, aunque en este caso la ubicación no es la más demandada por las empresas.

Una imagen del polígono industrial de Torrellano, en Elche. 

/ ANTONIO AMOROS

Elche

En el caso del Parque Empresarial de Elche, aún queda una superficie de aproximadamente 200.000 metros cuadrados sin construir, con parcelas que van desde los 700 a los 25.000 metros, según las mismas fuentes, por lo que el problema se concentra en la imposibilidad de atender la demanda de los operadores logísticos, que suelen reclamar terrenos de mayores dimensiones. El recinto tiene prevista desde hace años una ampliación de 600.000 metros cuadrados –de la que están pendientes, entre otros, el distribuidor de calzado del grupo Inditex, Tempe-, que se encuentra ya en las últimas fases de tramitación, tras haberse desbloqueado la redacción del proyecto de reparcelación y urbanización, según señala el gerente de la empresa municipal Pimesa, Antonio Martínez, que, eso sí, recuerda que, una vez que esté listo el proyecto, aún deberá pasar otro trámite más en el Ayuntamiento, por lo que no se atreve a facilitar una fecha sobre el inicio definitivo de los trabajos.

En el caso del recinto ilicitano, los precios que se ofrecen en el mercado oscilan entre 220 y los 300 euros por metro cuadrado, dependiendo de la ubicación de la parcela dentro del Parque Empresarial.

Más al sur, Orihuela es otro de los municipios donde el único polígono que hay, el de Puente Alto, tampoco tiene ya más espacio disponible, mientras que se registra una importante demanda por parte de empresas del sector fitosanitario y agroalimentarios, según Fepeval.

En el caso de Villena, en El Rubial queda una parcela de unos 25.000 metros cuadrados, mientras que en el polígono de Bulilla habría algunas que podrían sumar entre 15.000 y 30.000 metros cuadrados, tras las dos que se han vendido en el último año a la empresa del expresidente de la CEOE Juan Rosell Rototank y a una compañía de transportes. En este caso, la gran esperanza sería el desarrollo anexo al puerto seco -por el que la localidad pugna con Novelda-, que generaría un millón de metros cuadrados, aunque de nuevo se trata de una iniciativa que tardará varios años en ver la luz. Tantos, que ya ha provocado la espantada de un posible interesado en adquirir 250.000 metros, una multinacional del mueble, que ha trasladado que buscará otro solar con disponibilidad a más corto plazo y sólo si no lo encuentra volvería a replantearse esta ubicación, según explica José Ferri.

La Montaña

Pero donde la falta de suelo ya se ha convertido en un mal endémico es, precisamente, en la zona más industrial de toda la provincia, la de la Montaña. En Alcoy hace décadas que se agotó la disponibilidad en los polígonos y las distintas alternativas que se han puesto sobre la mesa han fracasado una tras otra. En parte, por las amplias zonas naturales protegidas que rodean la ciudad y que frustraron, por ejemplo, el intento de polígono de La Canal, como recuerda el presidente de la Cámara de Comercio local, Pablo de Gracia.

Tampoco acabó bien la idea de construir un polígono mancomunado en Muro de Alcoy, por sus elevados costes, y ahora la propia Cámara ha realizado un estudio que propone crear 1,2 millones de metros en el límite con Ibi, donde la posibilidad de contaminación de acuíferos limitaría algunas actividades. Mientras tanto, la situación es crítica para muchas empresas, que no ven posibilidad de crecer y que amenazan con marcharse.

Noticias relacionadas

Una situación que se repite en Ibi, según el director de la patronal Ibiae, Héctor Torrente, que recuerda que, tras expandirse a las localidades cercanas, como Onil o Castalla, a muchas compañías ya solo les queda el recurso "apiñarse" en sus propias naves y hacer auténticos puzles con el espacio, cada vez que necesitan introducir una nueva línea de producción. "Mucha gente que querría crecer no puede y hasta ahora se han resistido a marcharse, pero no tiene sentido lo que sucede. En una zona industrial debería haber suelo disponible en exceso, para que los precios se regularan y las empresas pudieran planificarse", se lamenta Torrente, que denuncia también los problemas a los que se enfrentan muchas firmas, obligadas a contar con varias naves distribuidas entre varios enclaves de la zona, con el aumento de costes que supone el trasladar la mercancía de una a otra.

La situación también es sangrante en la Marina Alta, donde siguen lamentando que empresas punteras de la zona, como la cadena de tiendas Ale-Hop, tuviera que marcharse a la vecina Valéncia para construir su nueva sede central ante la imposibilidad de encontrar terrenos en la zona. Una escasez que condena a la comarca al monocultivo turístico. «No hay suelo y, aunque en la Administración son conscientes del problema, sigue sin haber una solución a la vista», se lamenta la vicepresidenta del Círculo Empresarial de Dénia y la Marina Alta, Rosario Carrió.

De la propiedad al alquiler

Las mayores dimensiones o las características de los inmuebles que se demandan no es lo único que ha cambiado en el mercado de la compraventa de suelo y naves industriales en los últimos años. Como señala el vicepresidente de Fepeval, Vicente Seguí, también ha cambiado la propiedad. Si hasta ahora lo habitual es que las empresas fueran también las titulares de las instalaciones que ocupan, lo que se veía como una forma de generar patrimonio para estas mercantiles o sus dueños, ahora cada vez es más frecuente que las naves industriales pertenezcan a inversores y fondos especializados que las alquilan a las compañías que desarrollan allí su actividad. De hecho, en los últimos tiempos se han registrado en la provincia varias operaciones de lo que se conoce como sale and lease back, es decir, empresas que venden sus naves a uno de estos fondos pero luego se quedan como inquilinos.