MULTINACIONALES

Las cuentas pendientes de España S.A.

Para proteger a las clases más vulnerables de la población hace falta apoyar la creación de riqueza y de empleo. Que haya más empresas y de mayor tamaño.

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EURO MARTÍ

EURO MARTÍ

España ocupa la posición número 27 en el Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU. El primer país es Suiza. En el ranking de calidad democrática de la Universidad de Würzburg ocupa el lugar 11º. El primero es Dinamarca. En el ranking US News de mejores países del mundo, España es el 16º. Gana Suiza. En el ranking de Reputation Institute de países más admirados, España es el 17º. Gana Canadá. En el ranking de competitividad que elabora la escuela de negocios IMD, España queda en la posición 36º. Gana Dinamarca.

Existe un ranking mucho más práctico: España es el segundo país del mundo más visitado por los viajeros internacionales detrás de Francia. Este año, si el escenario geopolítico no vuelve a darnos otro susto, se superará el récord de 83,5 millones de turistas de 2019. Tenemos algunas de las mejores infraestructuras del planeta, seguridad, un sistema sanitario de primer nivel, ocio, paisajes, gastronomía, y este sigue sin ser un país caro comparado con nuestro entorno. Si agregamos el clima, redondeamos el entorno. Apreciación personal: nunca he entendido los rankings de calidad de vida que sitúan a los países escandinavos en primer lugar. Entre vivir en Helsinki y Oslo o Madrid, Barcelona y València, algunos no dudamos.

Si España ha llegado hasta aquí es gracias al desarrollo de los consensos establecidos tras la dictadura. Los liderazgos políticos, económicos y sociales permitieron generar las herramientas adecuadas, empezando por la Constitución de 1978, en favor del progreso, el respeto de unos derechos y de unos deberes. El balance es muy positivo.

Podemos vanagloriarnos de lo que tenemos o insistir en esta mentalidad autodestructiva y ceniza que pretende demostrar que estamos en medio de un declive sin paliativos. La polarización política que se ha ido extremando como consecuencia de la crisis económica iniciada en 2008 y que tuvo en octubre de 2017 su momento crítico no ha mitigado. Los extremismos han irrumpido en el arco parlamentario e, incluso, en el Gobierno de la nación. El centro político ha perdido peso. Afortunadamente, la mayoría de la sociedad está hoy mucho más centrada que el ruido político.

Recibir inversiones

Hay que evitar caer en la condescendencia. España ha sido y sigue siendo un lugar ideal para recibir inversiones. Como explicamos en Activos, España S. A. está más sana de lo que aparenta. Aún puede estar mejor. Dijo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la peculiar moción de censura liderada por Vox celebrada esta semana: "Hay que proteger a las clases medias y a los más vulnerables". Muy de acuerdo. La pregunta es cómo se logra. Aumentar el gasto social e hipotecando las pensiones del futuro, primera partida de los Presupuestos del Estado, no es la solución primordial. La respuesta: favorecer la creación de empleo y apoyar a la empresa. Un país que cerró 2022 con 20,4 millones de ocupados, 278.000 más que en 2021, de los cuales 2,85 millones son funcionarios (60,69% en las comunidades autónomas), necesita favorecer más la iniciativa empresarial para lograr reducir los tres millones de parados con los que cuenta.

Poner en duda la necesidad de las empresas de obtener beneficios es, como país, pegarse un tiro en el pie

Martí Saballs

Director de Información Económica de Prensa Ibérica

Según Cepyme, hay 5.100 grandes empresas (más de 250 empleados), 26.200 medianas empresas (entre 50 y 249 empleados) y 1,3 millones de pequeñas empresas. Además, hay tres millones de autónomos. Cuidar este ecosistema empresarial para facilitar su crecimiento es necesario para que España pueda estar a la altura de la transformación económica en la que estamos inmersos y lograr más inversiones.

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Apoyar la empresa desde todos los estamentos políticos y desde todas las administraciones públicas significa apostar por una fiscalidad justa, una política laboral que facilite la creación de empleo y una desburocratización del sistema. Hay un exceso de papeleo y de trámites. Demasiado BOE. Las empresas deben ganar dinero para poder llevar a cabo sus tres funciones: seguir reinvirtiendo, dar dividendo económico y generar más dividendo social.

Poner en duda la necesidad de las empresas de obtener beneficios es, como país, pegarse un tiro en el pie. Aumentar los ingresos fiscales de España S. A. puede hacerse de dos formas: que las mismas empresas paguen más impuestos y pongan en peligro su crecimiento o logrando que haya muchas más empresas, más grandes, que creen más empleo y que ganen más dinero. Que España S.A obtenga su peor registro comparado con otros países en el factor competitividad obliga a corregir errores. La competencia de otros países, aunque en ellos no brille el sol la mayor parte del año, seguirá sin ceder.