ANÁLISIS

Tormenta bancaria norteamericana

En Europa no se prevé ninguna desestabilización del sistema bancario, ya que es un sector sólido, con balances saneados y diversificados, y con unas posiciones de liquidez mayores que los bancos estadounidenses

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El logo de SVB en un teléfono móvil y junto a un panel.

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Las acciones bancarias están viviendo una de sus peores semanas en más de tres años ante la quiebra de dos bancos de California, que no están relacionados, Silvergate Bank y Silicon Valley Bank. Tenemos que apuntar que son dos bancos muy especializados, centrados en préstamos a fondos de capital riesgo y criptomonedas. Para entender la magnitud de la turbulencia, si nos fijamos en el KBW Nasdaq Bank Index, un índice que pretende ser una referencia en la industria bancaria de Estados Unidos, este acumula una caída desde el 6 de marzo de cerca del 23%. En Europa el Eurostoxx Banks Index ha caído un 12% en el mismo periodo.

Para analizar las dos quiebras debemos hacerlo por separado. En el caso de Silvergate, estamos hablando de un banco fuertemente especializado en empresas del sector de las criptomonedas, que aglutinaba inversores institucionales que querían invertir en criptoactivos, una actividad que se aleja de la ofrecida por la banca tradicional, y que presenta un alto riesgo. La quiebra de FTX dejó ya en diciembre un impacto difícil de salvar en la valoración de los activos de Silvergate; y desde entonces, ha experimentado una salida constante de depósitos que se incrementó con la imposibilidad de presentar sus resultados a tiempo. Uno de los primeros en abandonar el banco fue Coinbase. Cuando un banco está tan especializado en un tipo de activo y este presenta problemas, el riesgo de quiebra es elevado.

Por otro lado, el caso de Silicon Valley Bank es más complejo, el banco estaba especializado en inversiones de capital riesgo, pero la subida de los tipos de interés ha creado un doble impacto en su cuenta de resultados, por un lado se ha reducido el apetito por la financiación a altos tipos de interés, y por el otro, las empresas, mayoritariamente 'startups', han empezado a retirar depósitos (cerca de un 15% del total en los dos últimos meses) y usar su tesorería para destinarla a sus actividades sin tener que soportar un coste financiero alto por ello. 

Ante este escenario incierto, las autoridades de Estados Unidos han reaccionado con rapidez, anunciando que se garantiza el cobro de la totalidad de los depósitos afectados por las quiebras, intentando así disipar cualquier riesgo de contagio en el sector y reforzar la confianza para frenar que continúen saliendo depósitos del resto de entidades más vulnerables. El impacto de estas dos quiebras en el total del sector es poco relevante, y está muy lejos de ser sistémico.

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En Europa no se prevé ninguna desestabilización del sistema bancario, ya que es un sector sólido, con balances saneados y diversificados, y con unas posiciones de liquidez mayores que los bancos americanos.

Ahora tendremos que ver si se relajará el ritmo de subidas de tipos de interés que tenía programada la Fed, ya que estas dos quiebras, que seguro darán que pensar a los accionistas de ciertos bancos, son una consecuencia no deseada del incremento de tipos, que perjudican a las empresas que dependen fuertemente de la financiación bancaria, y por ende, a los bancos especializados en este tipo de empresas.