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Gemma Bomabella: Emigrar para digitalizar la segunda mano

  • Es cofundadora y Ceo de Cocoli, plataforma de venta de muebles de segunda mano 'on line'

Gemma Comabella, CEO de Cocoli

Gemma Comabella, CEO de Cocoli / 'activos'

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Cuando Gemma Comabella volvió a su casa en Alemania el día en que firmó una ronda de inversión de 1,4 millones de euros para financiar el lanzamiento de Cocoli, plataforma digital de venta de muebles de segunda mano, su hija la esperaba con un dibujo entre sus manos. Era 2021. La pequeña le había pintado un unicornio con el nombre de la compañía estampado en el lomo. En el mundo empresarial se denominan unicornios aquellas compañías valoradas en más de 1.000 millones de dólares y que no tienen presencia en bolsa. Cuando crezca, sus padres se encargarán de explicarle el elocuente paralelismo que se encuentra detrás de aquellos garabatos que le trazó a su madre con tanta ilusión. 

"Aquel momento me generó un conflicto de intereses -recuerda emocionada-. Sabía que daba un paso que implicaba estar menos tiempo con mis hijos". Ahora tiene 35 años. Su hija mayor ya tiene 6, tiene un niño de 2 y otra niña de año y medio. "Estoy orgullosa del ejemplo que les estoy dando a mis hijas. Y a las nuevas generaciones", continúa. "Las mujeres no emprenden, el mercado está liderado por hombres", reconoce.

"Cuando levantas dinero, muchas veces negocias con ellos. Y los hombres, sin quererlo, tienen un sesgo de género. Deben tener eso muy en cuenta", argumenta. Según su experiencia, esta dificultad para captar inversiones no solo afecta a las mujeres, sino a las minorías en general. "Las personas LGTBI+, los negros, tienen mucha más dificultades que los hombres blancos jóvenes y heterosexuales para encontrar inversión", sentencia. "Pero cada vez se habla más de ello, por lo que cada vez debería ser algo más normal". 

Fuga de talento

Si emprender, como concepto, ya causa vértigo, la cosa se complica cuando se es mujer y madre. Todavía más cuando se reside en un país que no es el propio. Comabella dejó Barcelona en 2011 para ir a vivir a Alemania, donde años atrás había hecho un Erasmus. En España "no había oportunidades". El país estaba inmerso en una crisis financiera y "muy atrasado en el tema digital". En su ciudad natal no encontraba trabajo. Y Zalando le ofreció a ella, junto con otros jóvenes, un puesto allí.

"¿Cómo te vas a ir? Y a vender ropa online. Nadie la va a comprar. La gente necesita tocar el tejido, probárselo", le decían sus allegados, atónitos con la decisión de aquella recién licenciada en Administración y Dirección de Empresas (ADE) por Esade. Además, aquí tenía unas buenas condiciones trabajando para L’Oréal. Pero fueron precisamente esas palabras las que le dieron el empujón. Había crecido sumergida en el mundo de los negocios; sus padres se dedicaban a ello. Emprendedora nata, curiosa y positiva, tenía muy claro que el e-commerce -la venta online- iba a ser el futuro. O, por lo menos, iba a formar parte de él. Y que en España, sin embargo, todavía no había llegado su momento.

Tras pasar 12 años trabajando en marketplaces y con una relación estrecha con el concepto de segunda mano, en 2021 decidió lanzar su propio negocio, junto con otros cinco cofundadores. Se trata de Cocoli, abreviación de community of conscious living (comunidad de personas que viven de forma consciente). La plataforma vende muebles de segunda mano para "que no acaben en la basura o quemados". Pero no todos les valen. "Sólo vendemos productos que nos encantan", asegura la CEO catalana. 

Vender un sofá y enviarlo de Barcelona a Sevilla "todavía es muy complicado", subraya. "Hay que democratizar la circularidad"

"Queríamos lanzar algo que no solo tuviera sentido económicamente, sino que también fuera una influencia", destaca. La idea fue suya, y ella misma se encargó de reclutar a los demás miembros durante su baja por maternidad. Resolutiva, positiva y resiliente, quiere "dejarle un mejor futuro" a sus tres hijos. Porque vender un sofá y enviarlo de Barcelona a Sevilla "todavía es muy complicado". Así que "se necesitan más empresas que democraticen el concepto de circularidad".

Volver a casa

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Envuelta en el éxito que Cocoli está teniendo en Alemania, donde está a punto de cerrar su segunda ronda de inversión, Comabella no pierde de vista su objetivo: "volver a casa", a su ciudad, a Barcelona. Hacer crecer la empresa de tal forma que pueda abrirse mercado en España, porque de momento únicamente comercializan los productos en Alemania, aunque los vendedores son de toda Europa. "Creo que mi futuro volverá a estar en España", afirma ilusionada.

Generaciones empujadas a marcharse

Gemma Comabella (Barcelona, 1987) forma parte de una de tantas generaciones de jóvenes talentos perdidos. Esta enamorada del e-commerce no encontró su lugar profesional en España. Así que, en 2011, emigró a Alemania en busca de nuevas tendencias, con la intención de aprender sobre la digitalización de los negocios. Allí no solo el e-commerce estaba en pleno auge, sino que también el concepto de segunda mano. Sin embargo "esto ha cambiado muchísimo en España". "La gente ha visto el potencial y la necesidad de digitalizar", afirma. "El país está dando un paso adelante, cada vez tiene más ideas, cada vez nacen más start-ups allí. Ha hecho un esprint", asegura. Por eso ve una ventana abierta para volver.

"Quiero que mi madre esté orgullosa de mí y que mis hijos crezcan en un mundo donde la gente esté más comprometida", sostiene. "Quiero que puedas comprar un sofá, que te llegue rápidamente a casa, que sea barato y además sostenible. Saber que tengo un impacto positivo con lo que hago. Quiero que esto sea un efecto dominó que llegue a mucha gente", concluye.