619,8 km

Las tristes excusas de Ferrovial

Hay empresarios y altos directivos de postín de media España que ya en su momento hicieron cuentas para vivir más de 183 días en Madrid (¡o Andorra!) para pagar menos impuestos

2
Se lee en minutos
Una imagen de la Junta de accionistas de Ferrovial de 2022.

Una imagen de la Junta de accionistas de Ferrovial de 2022.

El mismo día que la palabra Ferrovial generaba las opiniones más audaces y atrincheradas en los encuentros madrileños, en Barcelona, el presidente de Microsoft España, Alberto Granados, alababa en un desayuno organizado por la AED (Asociación Española de Directivos) tanto a la Generalitat de Catalunya presidida por Pere Aragonès como al Gobierno de Madrid liderado por Isabel Díaz Ayuso. Una oda a las facilidades logísticas, jurídicas y de empleabilidad que dos gobiernos autonómicos de signo tan antagónico habían dado a una empresa que vale en bolsa 1,8 billones de euros. Una cifra que solo supera Apple.

Microsoft quiere que Madrid sea centro de datos europeos del grupo y que Barcelona acabe siendo un centro europeo de referencia en inteligencia artificial. Granados, como les pasa a los líderes de las filiales de las grandes multinacionales, es uno más de los altos directivos que compiten con otras filiales nacionales para lograr inversiones en su país. En su caso, España. Junto a la empresa fundada por Bill Gates y Paul Allen en 1975, otras grandes multinacionales han anunciado este año importantes inversiones en el último semestre: desde la naviera Maersk hasta Google, Nestlé y Volkswagen.

El señor Rafael de Pino y el resto de los accionistas que lo apoyen están en su derecho de situar la sede de su empresa donde quiera: Ámsterdam o Tombuctú. De la misma forma, tenían todo el derecho para irse de Catalunya algunos empresarios que creyeron que en octubre de 2017 caerían sobre esta comunidad las siete plagas de Egipto. Hay empresarios y altos directivos de postín de media España que ya en su momento hicieron cuentas para vivir más de 183 días en Madrid (¡o Andorra!) para pagar menos impuestos y ser madrileños de residencia. Libertad made by Ayuso.

Noticias relacionadas

Que Holanda, como Irlanda y Luxemburgo, son pequeños paraísos fiscales en la Unión Europea (como el estado de Delaware en Estados Unidos) es reconocido y aceptable. Empresas, grandes y medianas, se nutren desde hace muchos años de legiones de abogados para estructurar sus holdings societarios. Su objetivo: intentar pagar menos impuestos beneficiándose de instrumentos legales. Además, estos mismos bufetes son los que más se han beneficiado en las últimas décadas del incremento exponencial de legislación a todos los niveles: desde supranacional a local. La burocratización que impide a las empresas europeas ser igual de competitivas que las estadounidenses es un mal que afecta tanto a los ferroviales de turno como a la tienda de barrio. Corresponde a la Unión Europea corregir esta situación de desequilibrios. 

Mala excusa es argumentar que la sede en Holanda permitirá agilizar la expansión internacional, abaratar los costes de la deuda y salir a bolsa en EEUU. Grandes empresas españolas -o filiales- cotizan en Wall Street desde hace décadas. No imagino a Nestle -menos del 1% de ventas en Suiza- o el imperio del lujo francés, LVMH, cambiar Lausana y París por Amsterdam. En el Gobierno español sobran críticas contra el mundo empresarial y falta más sabiduría y lecturas en el área Podemos. ¿Venezuela? No somos ni seremos.