CEOE

Los líos sin cesar del patrón Garamendi

Unas difíciles negociaciones en año electoral y errores de bulto propios complican el segundo mandato de Antonio Garamendi al frente de la principal agrupación empresarial de España

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi.

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Si el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, pensó en noviembre, cuando fue reelegido por cuatro años al frente de la patronal con un aplastante 83% de los votos, que tenía el panorama interno despejado y que podría dedicar sus esfuerzos a lidiar con un Gobierno que no se lo pone nada fácil a las empresas, se equivocaba. Las críticas internas suben de tono cada vez que el Gobierno y sus socios cargan contra los empresarios y la respuesta de la CEOE no es todo lo dura que algunos esperan, o cada vez que se pacta, o no, con el Ejecutivo. Y tampoco ayuda a tranquilizar el clima interno las polémicas recientes protagonizadas por el jefe de los empresarios. No deja de ser paradójico que solo cuatro meses después de una victoria tan notoria, Garamendi siga teniendo una contestación interna tan ruidosa. ¿Qué ocurre? 

Por un lado están los errores propios. Entre los más recientes, la polémica desatada tras salir a la luz su sueldo de casi 400.000 euros anuales ("un festín", lo calificó de forma insólita el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez), con subida incluida del 9%, en plenas negociaciones sobre el Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Una polémica tachada de "torpeza de comunicación" incluso por quienes se pueden considerar afines a Garamendi y que, como criticó públicamente Jorge Cebreiros, presidente de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, "no era sensible" y "complica la vida a todos".

La palabra torpeza también aparece cuando se hace referencia a algunas de sus declaraciones más recientes, como esa en la que comparó el lío por su incremento salarial con una violación. "Sale demasiado en los medios", afirman en fuentes cercanas a la organización, donde también ha recibido críticas por un exceso de personalismo a la hora de negociar. Algún presidente de una organización relevante ha criticado en privado al presidente de la CEOE porque les pedía su apoyo para firmar acuerdos pero no les facilitaba documentos: "Es muy presidencialista, no tiene en cuenta a la organización muchas veces", afirmaba.

Desencuentros en la cúpula

Según los sectores más críticos, esta forma de gestionar ha propiciado serios desencuentros con alguna de las más representativas organizaciones de la Confederación, como la catalana Foment del Treball: "Foment es la mitad de las empresas de España, no puedes ningunearlos y menos aún tras el 1-O. Lo que debería hacer la CEOE es reforzarla todo lo posible para que alguien con fuerza en Cataluña reclamase orden y seguridad jurídica".

Algunas fuentes afirman que la relación entre Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, y el propio Garamendi son tan malas que Sánchez Llibre fue desalojado de la planta octava, la zona noble, de la sede de CEOE, en la madrileña calle de Diego de León, un área donde sí ha encontrado acomodo Fátima Báñez, exministra de Empleo en el Gobierno de Mariano Rajoy y flamante presidenta de la Fundación CEOE desde julio de 2020.

Fuentes oficiales de la patronal consultadas por ‘activos’ no comentan estas situaciones y señalan que la organización está volcada en los fondos europeos y con la vista puesta también en la reforma de las pensiones. Dentro de la organización la figura de Garamendi también recoge apoyos. Le atribuyen haber conseguido fortalecer a la patronal internamente, "lo que pasa es que todo el mundo quiere ser presidente de CEOE, aunque luego en las asambleas no se atrevan a levantar la voz", explica una persona cercana a la organización.

Falta de contundencia

Así las cosas el grueso del problema lo tiene Garamendi en su negociación ("compadreo", dicen los críticos) con el Gobierno. Estas corrientes críticas afirman que la CEOE ha sido "poco vehemente" en las negociaciones con el Ejecutivo: indexación de las pensiones, contrarreforma laboral, SMI… "No hemos sabido pegar a tiempo un puñetazo en la mesa", critican algunos medios, aunque otras fuentes de la organización matizan: "Con este Gobierno no es fácil negociar, parece que lo que están deseando es que te levantes de la mesa. Además, es mejor dialogar para corregir algunas de las cosas que quieren hacer. Por ejemplo, se querían cargar la subcontratación, lo que se hubiera llevado por delante a muchos proveedores de las grandes industrias que en realidad son micropymes y pymes... Si es que los sindicatos son más suaves que el Ejecutivo…".

Según algunas fuentes, esta supuesta falta de contundencia, también apuntada y criticada desde el PP, obligó a que un grupo de notables de las organizaciones de la patronal pidiera directamente a Garamendi más vehemencia en las negociaciones e incluso se le animó a que se levantase de la mesa para dejar en evidencia el rechazo frontal a las propuestas del Gobierno. "Los pactos alcanzados con el Ejecutivo son muy difíciles de asumir por los empresarios, sobre todo porque más del 95% de las empresas son pymes y micropymes, y a esas les están hundiendo el negocio", afirman fuentes cercanas a la patronal.

Ataques a la empresa

Este movimiento para escenificar las diferencias se acentuó tras los virulentos ataques de parte del Gobierno a las empresas en general y a algunos empresarios en concreto, como el presidente de Mercadona, Juan Roig. Es cierto que la CEOE hizo público un comunicado en el que criticaba el fondo y la forma de los ataques protagonizados sobre todo por el ala morada del Ejecutivo, pero los críticos subrayan que las opiniones emitidas por otros presidentes, como el de Cepyme, Gerardo Cuerva, eran mucho más duras. Este, sin ir más lejos, criticaba las decisiones «comunistas» del ala Podemos en el Gobierno.

El problema añadido es que estamos en año multielectoral, con citas autonómicas y municipales en mayo y elecciones generales, previsiblemente, en diciembre, lo que diseña un campo de minas para Garamendi, atrapado no solo en las relevantes negociaciones que quedan (la más significativa es la reforma de las pensiones), sino en el juego político de gestos, intereses y búsqueda fácil del voto que el calendario genera: "también hay que tener en cuenta que muchas veces el Gobierno fuerza las situaciones de conflicto porque les interesa justificarse ante Europa y poder decir allí lo egoístas que somos los empresarios españoles".

Dos medidas polémicas

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Uno de los puntos más polémicos a nivel interno es la posibilidad de que en la próxima asamblea de CEOE, que debería celebrarse en julio, se plantee eliminar el límite de ocho años de mandato (dividido en dos de cuatro) que promovió Juan Rosell, predecesor de Garamendi al frente de la organización. Según algunas fuentes internas, Garamendi ha sondeado esta posibilidad entre algunos representantes clave de las organizaciones de la CEOE y destacan que lo curioso es que Garamendi apoyó junto a Rosell poner dicho límite.

En esta línea, otra de las propuestas criticadas ha sido intentar dar derecho de voto en la asamblea a las llamadas empresas asociadas, una fórmula que permite dar entrada directa en la CEOE, y aportar recursos, a grandes compañías. Esta iniciativa fue tumbada por las organizaciones territoriales de la patronal, que consideraban, según algunos, que les desautorizaba y daba carta blanca a esas compañías. Según otros medios lo que ocurría es que restaba poder a esas organizaciones territoriales, cuya capacidad de representación quedaría muy reducida si una gran empresa de su zona tenía presencia y voto en la Confederación. Tras el difícil comienzo de esta segunda etapa, Garamendi tendrá muy complicado eliminar el límite de ocho años de mandato. Puede que entonces tenga que empezar a pensar en su sucesión.

Los cuatro predecesores al frente de la patronal de empresas

Carlos Ferrer Salat. Primer presidente y fundador de la Confederación de Organizaciones Empresariales de España (CEOE). Se dedicó a la industria química y farmacéutica. Dirigió varias empresas y fue consejero de algunas multinacionales. Presidente de Fomento del Trabajo Nacional (FTN) y de la Confederación Empresarial de Cataluña, Ferrer Salat participó activamente en la creación, en junio de 1977, de la CEOE.


José María Cuevas. Participó en la fundación de la CEOE junto a Carlos Ferrer Salat. Ocupó el puesto de secretario general en la organización desde 1978, y en 1984 fue el sucesor de Ferrer Salat y asumió la presidencia hasta 2007. A Cuevas se le considera el gran artífice de lo que es la CEOE hoy en día. Fue también el primer presidente con remuneración, a la que sumaba dietas y gastos de representación en la organización.


Gerardo Díaz Ferrán. Tercer presidente de la CEOE. Asumió el cargo en 2007 en sustitución de José María Cuevas. Su salida de la organización empresarial se produjo en 2010, tras la quiebra de su empresa, Viajes Marsans, que dejó sin pagar a clientes, acreedores y empleados. Fue condenado por apropiación indebida y por blanqueo de capitales. Cumplió condena entre diciembre de 2012 y febrero de 2018. 


Juan Rosell. Fue elegido como presidente de la CEOE el 21 de diciembre de 2010 frente a su rival Santiago Herrero. Negoció la primera reforma laboral de la legislatura de Mariano Rajoy. Los sindicatos se descolgaron del diálogo y el Gobierno impuso su reforma. Esto provocó la huelga general del 12 de marzo de 2012. En noviembre de 2018 fue sustituido en el cargo por el actual presidente, Antonio Garamendi.