Un año del inicio de la guerra

El 9% de las empresas occidentales han abandonado Rusia por la guerra de Ucrania

España vende menos a Rusia, pero compra más que antes del conflicto bélico

Rótulo de Zara.

Rótulo de Zara.

7
Se lee en minutos
Sara Ledo

Menos del 9% de las empresas occidentales han desinvertido en Rusia tras la guerra, según un informe con datos hasta el mes de noviembre de 2022, elaborado por Simon J. Evenett, de la Universidad de St. Gallen, y Niccolò Pisani, de la IMD Business School, que abarca un total de 1.404 compañías. Otro listado, en este caso de la Universidad de Yale, contabiliza unas 1.587 empresas de Occidente que han anunciado públicamente una reducción voluntaria de sus operaciones en Rusia, aunque cada una se ha ido a su manera. De ese éxodo total, un tercio todavía mantiene algún tipo de actividad en el país tras la guerra –Benetton, Yamaha, Hard Rock Café, Veolia o Yamaha--, otro tercio ha cerrado sus negocios de forma temporal –Amazon, Audi, Bang of Olufsen, Blackberry, Burberry o Canon--, mientras que el restante montón se ha retirado del país –H&M, Ikea, Mercedes Benz o McDonalds--.

Entre las razones que subrayan Simon J. Evenett y Niccolò Pisani más allá de las campañas por abandonar el país, es posible que muchas empresas no lo consigan por "múltiples razones". Entre ellos, citan el mero interés por parte de las compañías occidentales a mantenerse en Rusia para no abandonar sus relaciones a largo plazo; el hecho de que al no estar acogidas a sanciones y considerar "inapropiado" abandonar a sus clientes rusos, pero también hay casos de compañías que se comprometen a salir del país y puede que no lo consigan porque no encuentran un comprador, no consiguen acordar un precio o el Gobierno ruso se lo impide.

En el caso de España, según el listado de Yale, unas 13 empresas han dejado el país. Pero eso no es todo. Una ojeada a la balanza comercial con este país demuestra que en 2022 España vendió menos a Rusia –las exportaciones cayeron un 32% al representar 1.283 millones de euros, pero suponen solo el 0,3% de las ventas exteriores totales— pero compró bastante más –un 26,4% más hasta los 7.624 millones de euros, que representan el 1,7% del total--, lo que le llevó a duplicar el déficit comercial que tradicionalmente mantiene con este país por la energía hasta situarlo en 6.341 millones de euros, según las cifras de Comercio Exterior publicadas por el Ministerio de Industria Comercio y Turismo.

Relación comercial en marcha

La principal partida de compras es el gas ruso. España sigue siendo uno de los tres principales importadores de gas natural licuado (GNL) de ese país, junto con Francia y Bélgica, según declaró esta misma semana el consejero delegado, Arturo Gonzalo Airpiri. En concreto, importó en 2022 unos 56.021 gigavatios-hora (el 17,5% de las importaciones de GNL y el 12,5% del total de compras de gas), un 54,8% más que el año anterior, según las estadísticas oficiales de Cores. La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha pedido en varias ocasiones a las comercializadoras que reduzcan sus compras de gas ruso y busquen mercados alternativos. La respuesta de la principal gasista española, Naturgy, es que no hay ninguna justificación para romper el contrato en vigor para importar gas de la Península de Yamal, que es "vinculante" hasta 2042 y en el que participa con otros socios (un consorcio chino y la compañía francesa Total), sin consecuencias, al no haber sanciones al GNL en Europa.

Distinto es el caso del petróleo, cuyas compras a Rusia cesaron en mayo de 2022 –tras el veto europeo—con un acumulado anual de 698.000 toneladas, frente a las 2.569.000 de un año antes. Pero sí se han seguido importando productos petrolíferos, sin penalización por parte de Europa hasta este mes de febrero. En 2022 se importaron derivados del petróleo en 1.151.000 toneladas, frente a las 1.084.000 del año anterior. Entre ellos el diésel, cuyas compras se incrementaron un 10% respecto a 2021, hasta las 851.000 toneladas. Las dos principales empresas españolas de petróleo, Repsol y Cepsa, han confirmado que no tienen ninguna actividad con el país desde el inicio de la guerra.

Parada en la fabricación

Tras el estallido de la guerra, los anuncios de parada de actividad en Rusia fueron constantes. Entre ellos, el de empresas como Iberia, ante el cierre del espacio aéreo con ese país, pero también todas las empresas del sector textil, o Amadeus, por su parte, que decidió suspender la distribución de tarifas de Aeroflot en sus sistemas. También todas las empresas textiles como Tendam (Cortefiel), que echó el cierre a sus comercios en marzo del año pasado. O compañías industriales con fábricas en el país como las dedicadas a los componentes para la automoción como Gestamp, Antolín o CIE Automotive, que suman entre las tres un total de siete fábricas en Rusia han ido paralizando su producción a partir del comienzo del conflicto cumpliendo con los compromisos adquiridos con sus clientes. También Acerinox, Talgo y eDreams Odigeo han paralizado sus operaciones en el país.

Venta o cesión

En el caso español, las retiradas definitivas más claras han sido las de compañías de distribución o 'retail', que tras paralizar su actividad temporalmente en el país han decidido posteriormente vender o ceder sus negocios a terceros, aunque en la mayoría de los casos con posibilidad de vuelta. Entre los primeros en anunciar su salida destaca Roca, la compañía anunció en verano la "cesión" de sus siete fábricas en el país a la dirección local. También la cadena textil catalana Mango traspasó sus 55 puntos de venta después de 23 años en ese mercado, convertidos a partir de entonces en franquicias. La empresa no tiene activos en el país, ni tampoco vende ropa de forma directa a las tiendas de sus socios, pero estas seguirán vendiendo bajo su enseña. Por su parte, también la joyería Tous planea abandonar sus 32 puntos de venta de forma definitiva después de suspender su actividad y distribución, incluido el 'e-commerce'.

Una de las compañías más afectadas fue Inditex. Con más de 500 tiendas, Rusia era el segundo mercado para la compañía gallega que llegó a un acuerdo para la venta de su negocio en el país al grupo Daher. Aunque el pacto contempla que si se dieran en el futuro "unas nuevas circunstancias que, a juicio de Inditex, permitieran el retorno de las marcas del grupo a este mercado" cabría la posibilidad de una colaboración entre ambos a través de un contrato de franquicia. También ha decidido vender sus negocios el grupo de restauración Amrest, que anunció a principios de diciembre la firma de un acuerdo con Almira OOO para la venta de sus restaurantes KFC en Rusia por un mínimo de 100 millones de euros. La operación está a la espera de recibir la autorización por parte de la autoridad de competencia de Rusia, el consentimiento de Yum! Brands Inc. y otras autorizaciones regulatorias.

En proceso de salida

Compañías como el grupo Borges mantienen su actividad todavía en Rusia, aunque de forma limitada. Según fuentes de Borges, la empresa cuenta con una oficina comercial que servía de enlace para la venta de productos en ese país "con un número reducido de empleados" (menos de 5) que está "en proceso de disolución" para su cierre definitivo en los próximos meses. A día de hoy la oficina está activa en cuanto a registro se refiere, pero con una baja actividad, según fuentes de esa empresa. También la compañía catalana Fluidra mantiene dos filiales en el país que representan menos del 1% de su negocio total pero, según fuentes de la empresa, y están "en proceso de salida". La compañía tiene un preacuerdo de venta de esas dos sociedades a falta de autorización por parte de las autoridades del país, según explican.

Noticias relacionadas

Por otra parte, la alimentaria Grupo Fuertes, que no opera ni tiene ninguna filial en Rusia, sí dispone de una participación minoritaria en la empresa productora de carne Cherkizovo, pero sin realizar ningún movimiento desde que el presidente ruso Vladimir Putin intervino el mercado. "Desde el inicio del conflicto, la compañía congeló sus inversiones en ese país y decidió parar cualquier tipo de operación o movimiento financiero", insisten desde esa empresa.

Según el estudio de la Universidad de Yale, también se mantiene funcionando en Rusia la empresa Soler & Palau Ventilation Group y Maxam, señalada por el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en su primera aparición en el Congreso de los Diputados, junto a Porcelanosa y Secobe que negaron mantener su actividad en Rusia. EL PERIÓDICO se ha puesto en contacto con esta empresa pero sin obtener respuesta. Según explica esta compañía en sus cuentas anuales de 2022, la empresa “ha venido cumpliendo escrupulosamente con el régimen de sanciones vigente”, si bien mantiene en el país cuatro filiales dedicadas exclusivamente al negocio de explosivos civiles. “Estas compañías actúan de forma autónoma, proveyéndose localmente y dando servicio a clientes locales”, explica la empresa en esas cuentas. Además, añade, los activos netos y los resultados aportados al estado de situación financiera consolidada “no son significativos” en el contexto del grupo Maxam.