CRISIS BILATERAL

España trata de blindar el futuro del H2Med frente al choque diplomático con Francia

  • El Gobierno pide que las diferentes visiones de Madrid y París sobre el hidrógeno producido con nucleares no “contaminen” el futuro del corredor entre ambos países.

  • El embajador francés en Madrid se ha quejado públicamente de las críticas de la vicepresidenta Ribera a la posición gala sobre energía verde.

  • Transición Ecológica respeta la decisión francesa de producir hidrógeno con sus reactores nucleares, pero rechaza de plano que la UE lo considere energía verde.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera.

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España y Francia empiezan a elevar el tono por el choque en torno a qué tipo de hidrógeno puede considerarse verde en Europa. Las diferencias de criterio sobre una cuestión con implicaciones económicas y estratégicas de calado para ambos países se esta tornando en encontronazo diplomático, y empieza a poner en peligro el futuro del megaproyecto H2Med, el ‘supercorredor’ transnacional para transportar hidrógeno en Europa pactado entre ambos países junto a Portugal y Alemania.

La Comisión Europea ha propuesto esta semana que al menos parte del hidrógeno que se produce utilizando energía procedente de centrales nucleares sea considerado con una etiqueta análoga al hidrógeno generado con energías renovables, apoyando así las tesis de Francia, la mayor potencia nuclear de la UE. El Gobierno español rechaza de plano esta postura inicial de Bruselas y la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha mostrado su oposición con contundencia en los últimos días. Tanto que ha provocado la queja pública de la Embajada de Francia en Madrid.

El embajador francés Jean-Michel Casa ha llegado a mostrar su malestar por las palabras de Ribera con una tribuna en EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "A nosotros tampoco nos gustan algunas maneras de expresarse de la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica", llegaba a indicar en su carta abierta el diplomático galo.  Francia defiende que el hidrógeno producido con energías con bajas emisiones de carbono (esto es, la nuclear) reciba el mismo tratamiento en la regulación comunitaria al generado con energías renovables.

Y la defensa a ultranza de esta posición ha llevado a París a condicionar la futura construcción del H2Med a que ambos tipos de hidrógeno reciban una etiqueta equiparable y, posteriormente, a que el futuro corredor pueda ser utilizado tanto para enviar hidrógeno de España a Francia (como se planteó inicialmente) como también en sentido contrario, como ha desvelado este viernes EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Tras las quejas de la diplomacia francesa, el Gobierno español sale al paso y trata de blindar el futuro corredor de hidrógeno entre ambos países del choque bilateral por la futura regulación energética comunitaria. “En este momento la UE debate diversas normativas en materia de energía: renovables, gas, hidrógeno... Las negociaciones para alcanzar acuerdos no deben contaminar el desarrollo del proyecto de corredor verde H2Med”, subrayan fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica, que recuerdan que el corredor no es una infraestructura que implica solo a España y Francia, sino que también es un proyecto en que participan Portugal y Alemania.

Desde el Ejecutivo español ahora se subraya la “plena sintonía” entre España y Francia en temas energéticos, como el impulso de acelerar la transición ecológica y la autonomía de la UE frente al pulso de Rusia, y destaca el “respeto mutuo de la libre elección tecnológica de cada Estado” para qué energías utilizar para cumplir los compromisos europeos de descarbonización.

España dice respetar la decisión de Francia de mantener e impulsar su parque de reactores nucleares, y de utilizar esa electricidad para producir hidrógeno, según indica el Ministerio de Ribera, pero rechaza que esa energía sea considerada verde por la UE. “Francia aspira a producir hidrógeno con centrales nucleares, nunca lo ha ocultado, y a España le parece razonable. Creemos que debe encontrar su espacio en la regulación europea del hidrógeno y el gas”, indican desde el departamento. “El hidrógeno producido con energía nuclear no es renovable. Pueden compartir infraestructura, pero no denominación”.

En este sentido, el Ejecutivo español sostiene que “trabaja siempre por la negociación y la construcción de consensos dentro de la UE”, pero apuntando que lo hace “con los únicos límites de la coherencia y la defensa del interés de España y el respeto a los objetivos renovables”. Del mismo modo que Francia defiende por interés nacional estratégico su energía nuclear, España se muestra firme en defender su ventaja competitividad que es la mayor capacidad de despliegue de energías renovables.

Otros choques diplomáticos

El Ministerio de Exteriores no ha querido hacer comentarios sobre este encontronazo diplomático que tiene a la vicepresidenta Teresa Ribera como centro a cuenta de temas energéticos. Las relaciones entre España y Francia son fluidas, pero hay diferencias relevantes, a las que se suma este nuevo choque por el hidrógeno procedente de las nucleares. 

Francia mantiene totalmente cerrados seis de los 38 pasos fronterizos con España, y otros tres abren sólo durante el día, según confirman fuentes francesas a este diario. En el resto permiten el paso, pero se aplican controles físicos de pasaporte, especialmente para evitar la migración ilegal. No son permanentes, sino aleatorios y disuasorios. París ordenó su clausura alegando cuestiones de seguridad tras los atentados de París y Niza, y ahora exige que haya más coordinación antiterrorista para abrirlos. Alega también que por esos pasos se cuelan inmigrantes irregulares que buscan cobijo en las comunidades marroquí y argelina de Francia.

España recuerda en cada ocasión que puede que se deben reabrir estos pasos cuanto antes, porque la movilidad interior es uno de los activos de la Unión Europea y porque ya se colabora en materia de inmigración y seguridad, explican desde el Gobierno. Ya hay coordinación policial, dicen, y recuerdan que la UE ha afeado que se use de forma permanente un mecanismo de cierre de fronteras que debe usarse sólo en circunstancias excepcionales.

El otro choque proviene del enfado de las empresas españolas por la lentitud en el aumento de las interconexiones eléctricas, que deberían permitir a España exportar a través de Francia al menos el 10% de su potencia pero, por la ausencia de cableado apropiado, no permite llegar siquiera al 3%.

A este respecto, Francia rechaza que esté poniendo obstáculos al desarrollo de las interconexiones eléctricas. “Si hay obstáculos, son geológicos”, dijo el embajador francés Jean-Michel Casana en una entrevista con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, en referencia a las conexiones del Golfo de Vizcaya, que han tenido que ser replanteadas tras encontrarse “un enorme cañón submarino”. Aunque lo cierto es que ambos países se están encontrando con unos sobrecostes milmillonarios para lanzar la interconexión submarina de Irún en relación al diseño inicial y con diferencias en torno a cómo financiarlas.

Francia y España consagraron sus buenas relaciones bilaterales en la cumbre de Barcelona del pasado 10 de enero. Pedro Sánchez y Emmanuel Macron exhibieron la sintonía habitual, y firmaron un nuevo Tratado de Amistad (el Tratado de Barcelona), similar al que París tiene ya con Roma o Berlín. En él, ambas partes se comprometen, entre otras cosas, a mantener una serie de encuentros bilaterales fijos entre los distintos ministerios, al margen de las reuniones que tengan lugar en el marco de la Unión Europea. Fijan los cauces de cooperación en todos los aspectos: económicos, políticos, energéticos, culturales… Anteriormente, en la cumbre del Mediterráneo de Alicante, ambos países coordinaron su postura ante la reforma del mercado energético europeo. Macrón está más cerca de Sánchez en la intención de conseguir unos precios de la energía más controlados que del canciller alemán Olaf Scholz, que propugna la defensa de un mercado más libre y similar al actual.

Choque por el hidrógeno

El H2Med en principio estaba planteado para llevar hidrógeno de la Península Ibérica hacia Europa y los estudios técnicos hechos públicos no contemplaban el sentido inverso para mandar hidrógeno de Europa hacia España. Pero Francia, en pleno choque por el color del hidrógeno y la etiqueta de sostenible que reparte la UE, advierte ahora de que el corredor debe poder utilizarse también para mandar su hidrógeno -producido con la electricidad de sus reactores nucleares- hacia España. “Si no va en los dos sentidos, a Francia no le interesa”, avisan fuentes oficiales galas en declaraciones a este diario sobre la necesidad de que el futuro hidroducto sea bidireccional en su flujo de transporte de la energía.

El propio embajador de Francia en España subraya en su tribuna publicada en este periódico que ni el acuerdo entre países para poner en marcha el H2Med ni la declaración conjunta de la cumbre hispanofrancesa de Barcelona del pasado enero hacen “ninguna referencia a un funcionamiento del H2Med únicamente en sentido de Barcelona hacia Marsella (y el resto de Europa), como se ha pretendido en estos últimos días (porque, como es lógico, las interconexiones de este calado siempre se conciben para funcionar en doble sentido)”.

Madrid, Lisboa y París presentaron en diciembre a la Comisión Europea la candidatura del H2Med para ser considerado proyecto de interés común (PCI, por sus siglas en inglés) y obtener ayudas por hasta la mitad de los 2.850 millones de euros necesarios para construir los dos tramos de hidroductos en los tres países. El proyecto técnico enviado a Bruselas, según fuentes oficiales españolas, solo contempla que el H2Med se utilizará para transportar hidrógeno verde y que únicamente servirá para exportar el gas renovable de la Península Ibérica hacia Francia, sin estar previsto el sentido inverso en el flujo.

La documentación remitida a la Comisión Europea para obtener financiación europea establece que no está previsto utilizar el hidroducto para que España importe hidrógeno desde Francia -que podría estar producido con la electricidad de las nucleares galas- y en las instalaciones diseñadas no se incluye un compresor en Marsella que haría posible invertir el flujo, explican fuentes gubernamentales. Pero una vez que la red de hidroductos se extienda más allá de Marsella, el hidrógeno que se transportará no tiene por qué ser exclusivamente renovable.

No obstante, aunque en el proyecto original solo se contempla el flujo en dirección España-Francia y no al revés, fuentes del Ministerio español para la Transición Ecológica reconoce que los gestores de las redes de transporte de gas de los países implicados (el español Enagás, los franceses Teréga y GRTgaz y el portugués REN) aún "siguen trabajando en sus detalles técnicos" para concretar las características definitivas del proyecto.

Rosa igual que verde

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Para la producción de hidrógeno como fuente de energía hace falta electricidad. Con ella se produce la electrólisis del agua, que separa el hidrógeno (H2) del oxígeno (O). Se considera “hidrógeno verde” aquel en el que esa electricidad necesaria se ha obtenido de fuentes renovables de energía, como la eólica o la solar. El “hidrógeno rosa” es aquel en el que la electrólisis se hace con energía proveniente de centrales nucleares y, como Francia es una potencia de la energía nuclear, el hidrógeno que produzca utilizará este tipo de energía.

La propuesta de la Comisión Europea sobre la catalogación comunitaria del hidrógeno supone en la práctica equiparar las condiciones de ambos tipos de hidrógeno, tanto el renovable como el elaborado con energías bajas en carbono como la nuclear. Los Veintisiete disponen de un mes para pronunciarse sobre los actos delegados de la Comisión al respecto. El Gobierno español aún no se ha pronunciado formalmente hasta analizar el profundidad los documentos de Bruselas, pero no descarta presentar alegaciones para bloquear la entrada en vigor de la propuesta.