NEWSLETTER

Sedes de empresas, hora de volver

Sorprende que ninguna de las compañías que se fueron por el 1-0 haya regresado, ahora que se ha normalizado la vida política y que la seguridad no está en entredicho

1
Se lee en minutos
Sede de La Caixa en la Diagonal de Barcelona.

Sede de La Caixa en la Diagonal de Barcelona. / Joan Puig

Catalunya vive instalada en el derrotismo. No en todo momento y no toda la población, pero el pesimismo está cada vez más extendido. Cualquier tiempo pasado es mejor que hoy y que mañana, a pesar de que los indicadores no siempre estén de acuerdo. Un ejemplo de este desaliento es la marcha de empresas de Catalunya, una hemorragia que se destapó en 2017, tras el fallido referéndum independentista, y cuya tendencia al alza no parece tener fin. Catalunya ha perdido casi 5.000 sedes empresariales desde el 1-0, como explica Agustí Sala, y, en cambio, solo se han instalado aquí unas 2.100 en el mismo periodo.

Pero seis años después de ese éxodo masivo, las cifras son muy inferiores. En 2022 solo se mudaron de Catalunya 811 compañías, frente a las 630 que llegaron, dejando un saldo negativo de 181. Este diferencial es muy inferior al registrado un año antes, que fue de 326 salidas netas, según datos del Colegio de Registradores y de Informa. La cifra, a su vez, está a años luz de las 1.988 salidas de 2017.

Noticias relacionadas

A la contención de la hemorragia se une otro elemento positivo reciente, el desembarco de multinacionales extranjeras que han instalado en Barcelona y su área divisiones o centros de investigación y desarrollo, de innovación y hubs digitales. Así ha sucedido con el fabricante de semiconductores Cisco, la empresa de bebidas refrescantes Pepsico o el gigante de la alimentación Nestlé, entre otros casos.

Cuesta entender por qué crece este estado de ánimo y ese interés por la decadencia, más todavía cuando la economía catalana, aun con sus debilidades, ha escapado a la debacle vaticinada para 2022 por el impacto de la guerra de Ucrania. Del mismo modo, sorprende que ninguna de las grandes empresas que se fueron tras el 1-0 haya regresado, ahora que se ha normalizado la vida política y que la seguridad no está en entredicho. Es deseable que las cabezas que se fueron vuelvan a unirse a sus cuerpos y la sociedad civil debe empujar para que así sea.

Temas

Empresas