LIBRETAS BANCARIAS

La desaparición de las cartillas bancarias acelera la exclusión financiera de los mayores

Las entidades financieras obstaculizan la emisión de nuevas libretas mediante el cobro de comisiones por mantenimiento o el cierre de sucursales en las zonas rurales

Los bancos informan a Hacienda sobre todos estos movimientos

Los bancos informan a Hacienda sobre todos estos movimientos

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Abrir el bolso, sacar la cartilla e introducirla en el cajero para sacar dinero. Este gesto, tan repetido por toda España, podría desaparecer en los próximos años. O quizás antes. Las entidades bancarias cada vez ponen más trabas a quienes optan por utilizar las libretas bancarias. Se sirven de comisiones por el mantenimiento o emisión de nuevas cartillas y del cierre de sucursales en zonas urbanas y rurales. Es la manera de los bancos de imponer una digitalización que excluye a las personas mayores.

Según indica la Organización de Consumidores (OCU), Abanca, Bankinter, BBVA y Caja Rural de Jaén ya no emiten libretas bancarias. Otras entidades bancarias, como KutxaBank, cobrarán una comisión de 3 euros por el mantenimiento de la cartilla. Algunos bancos limitan la edad para solicitar una libreta bancaria, como el Banco Sabadell, que cobrará 10 euros a menores de 65 años, o Ibercaja, que pedirá 2 euros a quienes no superen los 70 años.

Si bien fuentes financieras confirman que este servicio «desaparecerá en el futuro» porque «cada vez hay menos demanda de libretas bancarias», la Asociación Española de Banca (AEB) ha desmentido que las entidades bancarias limiten el uso de las cartillas. «Todas las entidades nos están diciendo que se va a mantener la cartilla para los mayores de 65 años», aseguró su presidenta, Alejandra Kindelán, durante un encuentro con El Norte de Castilla.

Las entidades aludidas también han salido al paso. BBVA esgrime que mantiene la libreta «para aquellos que así lo deseen», aunque en su última oferta comercial no se ofrecen libretas por ser «un soporte que prácticamente no tiene demanda». Abanca y Bankinter afirman que la operativa de contratación de cuentas con soporte libreta no ha desaparecido a pesar de emitir solo 20 cartillas al año. Caja Rural de Jaén no ha respondido a este medio. Según estas entidades bancarias, la solución para quienes desean ver sus movimientos bancarios por escrito es «verlos en internet, por el móvil o pedir un extracto bancario en una oficina», ya que el uso de las cartillas bancarias se esfumará con el tiempo. Para ellos, prescindir de este servicio significa un ahorro de costes: la digitalización de sus servicios permite seguir cerrando sucursales, y con ello, un mayor ahorro de dinero.

La palabra de los bancos choca con la de los usuarios que utilizan las cartillas bancarias, que suelen superar los 65 años. «La supresión de las libretas me parece una muestra más de la falta de respeto de algunos bancos hacia los mayores más vulnerables», declara Carlos San Juan, promotor de la campaña #SoyMayorNoIdiota. 

¿Dónde hay más?

El último informe de Asufin señala que CaixaBank y Unicaja permiten un mayor uso de las cartillas (73,9% y 66,9% respectivamente) frente a Abanca (7,3%) y BBVA (13,4%). Debido a un mayor peso de estos bancos en sus territorios, Andalucía y Cataluña son las regiones que más facilitan a los usuarios el uso de las libretas. En las zonas rurales con menos de 25.000 habitantes, donde se concentran las personas de mayor edad, el 58% no puede utilizar las cartillas.

Debido a estos obstáculos, los afectados se ven obligados a pedir ayuda a familiares o a pagar comisiones para ser independientes financieramente. «La cartilla es un utensilio muy útil para los mayores, sienten que tienen el control de sus cuentas, su dinero y sus pagos», explica Inmaculada Ruiz, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España, «sin cartilla, las personas mayores sienten un total desamparo».

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Las zonas rurales sufren un mayor abandono. Según los últimos datos del Banco de España, publicados en octubre de 2022, se han cerrado 3.000 sucursales en un año y más de 100 municipios han pasado de tener una entidad bancaria a no tener ninguna. «No podemos permitir que haya exclusión financiera, y por tanto, económica de estas zonas con riesgo de cierres masivos de oficinas bancarias», señala Patricia Suárez, presidenta de Asufin.

Para ello, es necesario encontrar el equilibrio entre la inevitable digitalización de la banca y la presencialidad que exigen determinados segmentos de la población, como las personas mayores. «Se pueden habilitar puntos de atención y proximidad que ofrezcan estos servicios básicos», ejemplifica Suárez, para suplir la presencia de establecimientos bancarios.