OPINIÓN

¿Por qué va lenta la ejecución de los Pertes?

Los fondos se acabarán ejecutando y lo que realmente importa es que los buenos proyectos transformadores reciban esta financiación

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Una operario trabaja en una fábrica de coches en Galicia

Una operario trabaja en una fábrica de coches en Galicia

Existe la percepción de que los Pertes (Proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica) se están ejecutando a un ritmo más lento de lo previsto. Quiero aprovechar esta tribuna para señalar los siete factores que lo explicarían. Posiblemente no están todos los que son, pero son todos los que están.

Antes querría enmarcar la cuestión. El Gobierno español deberá gestionar en el período 2021-2023 la asignación de más de 30.000 millones de euros de inversión pública a través de los 11 Pertes aprobados hasta la fecha. Los que tienen importes más elevados son el Perte Chip (12.250 millones), el Perte Energías renovables e hidrógeno verde (6.920 millones) y el Perte Vehículo eléctrico (4.300 millones). Se prevé que estas inversiones tengan un importante potencial de arrastre para la economía española, no solo en términos de PIB, sino de transformación del modelo productivo hacia la sostenibilidad y la digitalización.

El Perte Vehículo eléctrico fue el primero en aprobarse y también en gestionar un volumen de ayudas muy importante (se han asignado 793 millones en la primera convocatoria). Nunca en la historia se ha movilizado una cifra de inversión pública tan importante para un sector concreto y en tan poco tiempo. Este Perte ha sido una experiencia piloto que nos ha enseñado muchas cosas, buenas y malas, de esta nueva figura que se ha diseñado a partir del conocimiento (más teórico que práctico) sobre proyectos innovadores transformadores.

¿Cuáles son las razones que han retrasado su puesta en marcha? Primero. El exceso de requerimientos por parte de Bruselas. Es necesario pedir más agilidad y menos burocracia a la administración europea, especialmente cuando se trata de implantar procesos de transformación acelerados. Segundo. Los Pertes se han definido acertadamente bajo un modelo de colaboración público-privada, pero la realidad es que tenemos un marco normativo muy restrictivo en este sentido, diseñado más para no gastar que para gastar. La nueva ley de Industria que se está tramitando reconoce los proyectos estratégicos y los dota de un procedimiento más sencillo, pero hasta que no vea la luz se está trabajando con un ‘corsé’ normativo que dificulta al sector público afrontar grandes inversiones. 

Tercero. El Perte es un mecanismo único y pionero en Europa pero complejo y no exento de dificultades en su aplicación. Este modelo incorpora criterios de distribución de las ayudas para evitar que puedan beneficiarse únicamente algunas pocas grandes empresas. Esto significa que deben cumplirse ciertos requisitos de distribución geográfica de la inversión, participación de pymes en los proyectos, y distribución de las ayudas entre agentes del ecosistema a lo largo de toda la cadena de valor del sector. Este diseño supone un rompecabezas que dificulta la selección de proyectos, aunque teóricamente parecía acertado. Cuarto. El plazo para ejecutar las inversiones (2025) puede haber dejado fuera a grandes proyectos transformadores porque las empresas aún no están preparadas para afrontarlas (sería el caso de Ford o de Stellantis, en el Perte Vehículo eléctrico). Las grandes transformaciones tecnológicas pueden acelerarse pero no pueden forzarse si el tejido empresarial todavía no está maduro para afrontarlas. Es necesario ampliar el plazo para ejecutar determinadas inversiones.

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Quinto. La colaboración y confianza de los distintos niveles de administración es fundamental cuando la gestión de los Pertes se ha decidido realizarla desde el nivel central y con la intervención de diferentes ministerios. Sexto. El plazo de presentación de solicitudes ha sido demasiado corto en algunas convocatorias, presionadas por la necesidad de agilizar las ayudas. A la vista de la experiencia, se está pensando en ampliar los plazos o incluso tener abierta la convocatoria de forma permanente. Séptimo. La petición de avales, que puede llegar al 100% del importe de la subvención, dificulta el acceso de las empresas a las ayudas. Ya se está trabajando para reducir la petición de avales, especialmente en el caso de las pymes.

Por último, es muy posible que la expectativa y el foco que se ha puesto en los Pertes haya sido excesiva y esto ha podido generar una frustración antes de tiempo. Poner en marcha proyectos de esa envergadura requiere paciencia, transparencia, eficacia y un marco normativo favorable. Pero que los árboles no nos impidan ver el bosque. Los fondos se acabarán ejecutando y lo que realmente importa es que los buenos proyectos transformadores reciban esta financiación, y no gastemos por gastar.