Crisis de la empresa

¿Twitter en quiebra? La deuda de la red social pone a Elon Musk contra las cuerdas

El magnate baraja vender acciones de Tesla o declarar la bancarrota de la plataforma para poder pagar los intereses de los préstamos que obtuvo de los bancos

Elon Musk.

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Carles Planas Bou

"La quiebra no está descartada". En su primera reunión con los empleados de Twitter, el pasado 10 de noviembre, Elon Musk les advirtió de que "sin ingresos significativos" la red social podía no sobrevivir a la incertidumbre económica que golpea al sector tecnológico. Poco más de dos meses después, lo que parecía la enésima boutade del controvertido empresario toma forma de amenaza real a medida que se acerca el plazo para que pague parte de la deuda que contrajo para financiar la compra de la plataforma. Y, como avanzó, la bancarrota es una opción sobre la mesa.

En octubre, Musk terminó acatando lo que había pactado en abril y efectuó la compra de Twitter por 44.000 millones de dólares (unos 41.000 millones de euros). Para poder llevar a cabo esa operación, el jefe de Tesla acordó un préstamo de 13.000 millones con un conjunto de bancos encabezados por Morgan Stanley, Barclays y Bank of America, que fijaron unos intereses de unos 1.500 millones anuales por ayudar en la financiación. Esa deuda quedó vinculada corporativamente a Twitter, no a Musk.

En los próximos días, Twitter afronta una prueba vital. A finales de enero vence el primer plazo para que la compañía abone parte de esos intereses. Para poder cumplir con esa obligación, Musk baraja opciones como vaciar las reservas de efectivo de Twitter –de unos 1.000 millones– o vender acciones de Tesla para obtener dinero, algo que ya ha hecho en el pasado. Desde el pasado abril, su participación en la compañía de vehículos eléctricos ha caído de 170.000 millones a los 50.000 millones actuales.

De verse incapacitada para sufragar ese pago, la red social incluso podría acogerse a un procedimiento de quiebra, según señalaron fuentes conocedoras de la situación al 'Financial Times'. Esa opción, improbable aunque no imposible, llevaría a Musk a perder el control de la empresa. También perdería su inversión personal en Twitter, de 26.000 millones. Los tribunales estadounidenses tendrían que llevar a cabo una reestructuración de la deuda y priorizarían el reembolso de lo prestado por los bancos por encima de lo que Musk y otros inversores pusieron de su bolsillo para comprar la red social.

Twitter, negocio deteriorado

La gigantesca inversión que ha hecho en Twitter y la presión por hacer frente a los pagos de la deuda han llevado a Musk a acelerar todo tipo de cambios. Por un lado, ha adoptado medidas polémicas para recortar los gastos de la compañía, como el despido de hasta un 80% de sus trabajadores o dejar de pagar el alquiler de sus oficinas. Por el otro, ha buscado a la desesperada nuevas fuentes de ingresos, como el plan de suscripción Twitter Blue, que permite a los usuarios pagar para acceder a beneficios como el pin azul de verificación de cuenta.

Sin embargo, la situación financiera de Twitter sigue siendo crítica. En 2021, la red social tuvo pérdidas de 221 millones de dólares. Musk ha dicho que los ingresos han caído desde su adquisición. Y es que, sumado a la incertidumbre económica, algunos de los cambios que ha ido introduciendo de forma caótica han hecho que 500 de sus principales anunciantes (el pilar de su negocio) hayan paralizado sus inversiones. Eso, según avanzó 'The Information', habría llevado a una caída de los ingresos diarios del 40%.

Las perspectivas para 2023 no son buenas. La firma de análisis de mercado Insider Intelligence estima que Twitter perderá usuarios hasta llevar a su peor nivel desde 2014 y augura que los ingresos no crecerán en los dos próximos años.

"No estoy en mi mejor momento"

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Twitter busca una salida a esa encrucijada. Banqueros consultados por el 'Financial Times' señalaron que Musk ya está negociando un posible acuerdo con los prestamistas que le permitiría ganar tiempo mientras tanta de dar la vuelta al negocio de la red social. "La amenaza de quiebra puede ayudarle a obtener concesiones de los acreedores, pero una declaración real no le ayudaría mucho", precisan. Incluso existe la opción de que el magnate trate de comprar deuda de Twitter a bajo precio para rentabilizarla si en el futuro logra que la plataforma tenga éxito.

La mala situación financiera de Twitter está contagiando a Musk y a sus otras empresas. Para financiar su compra de la red social, el magnate comprometió parte de sus acciones en Tesla como garantía de los préstamos bancarios, una exposición que podría crecer. Sin embargo, el valor de Tesla se hundió un 65% el año pasado. Esa devaluación ha hecho que Musk deje de ser el hombre más rico del planeta y sea el primero en la historia en perder una fortuna de 200.000 millones, mermando su capacidad empresarial. "Por desgracia, no estoy en mi mejor momento", confesó Musk el lunes durante el juicio en el que accionistas de Tesla le acusan de un presunto fraude bursátil. Tiene razón.