ANÁLISIS

Marcha atrás con el Perte VEC, para poder avanzar

El Gobierno asume la necesidad de sentar unas bases más homogéneas y sencillas para la segunda entrega de las ayudas europeas

Una persona recarga un coche eléctrico en un punto de recarga.

Una persona recarga un coche eléctrico en un punto de recarga. / Edu Botella - Europa Press

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El coche eléctrico no tiene marchas. Con solo pulsar un botón va adelante, o hacia atrás. En España el Gobierno ha pulsado el de marcha atrás en la activación de la segunda entrega de los planes de ayuda europeos para el desarrollo e implementación del vehículo eléctrico y conectado, el Perte VEC. Algunos lo pueden ver en negativo, pero a mi modo de ver no lo es y dice mucho de las intenciones del Ejecutivo, ante la necesidad de que Europa mire con buenos ojos la implantación de las inversiones de ayuda en la industria española del automóvil. 

Cuando se activó el primer Perte VEC, Matías Carnero, presidente del comité de empresa de Seat me recalcó la importancia de este plan de ayudas, ya que era el primero de estas características que se ponía en marcha en Europa y que caso español iba a ser un espejo para el resto de países. Tardó lo suyo, demasiado, por las trabas técnicas y las exigencias del guión que fueron dilatando mes a mes la resolución final. De los casi 3.000 millones de euros que Europa otorgó a las ayudas para España apenas se acabó aprobando un 30% (887 millones). Más de 2.000 millones se quedaron por adjudicar, y la imagen de España quedó bastante en entredicho. Sobre todo con proyectos como el de Seat y Volkswagen que suponía una inversión del consorcio alemán de 10.000 millones de euros en la electrificación de sus fábricas en España, incluyendo la construcción de una de las seis plantas de producción de baterías del grupo en el mundo. 

El vaivén y rigidez de los requisitos tuvieron un efecto negativo, hasta el punto que algunas empresas que se habían ‘apuntado’ acabaron por desistir ante la complejidad del proceso. Un corto espacio de tiempo para poner en marcha los proyectos (septiembre de 2025) y la tardanza en comunicar la resolución del plan chocaron con las propuestas de producción de muchas empresas. Ford no compareció en la convocatoria (ya que su plan europeo para el coche eléctrico con España al frente de la mano de la planta Almussafes se iba a 2026), Stellantis se quedó a medias con su plan global para sus tres fábricas españolas (Vigo, Madrid y Zaragoza) por motivos similares, Renault vio como su plan con la hibridación no obtenía la fuerza suficiente, y la propuesta de Seat y Volkswagen no obtuvo todo lo que pedían. Con esta foto y con 2.000 millones por adjudicar, estaba claro que era necesario rectificar.

El Gobierno prometió un segundo Perte VEC, pero visto lo visto había que hacerlo diferente. La semana pasada, antes de anunciarse un parón en esta segunda convocatoria, algunos fabricantes ya me confirmaban la necesidad de trasladar a Industria (con nuevo secretario general recién nombrado) la importancia de hacer cambios para esa segunda parte del Perte. Más tiempo de ejecución (hasta mediados de 2026), aligerar el tema ‘consorciativo’ que supone tener la capacidad de presentar proyectos más pequeños sin la necesidad de que participen muchas empresas a la vez (recordemos que los requisitos iniciales pedían un 40% de Pymes) y proponer la inclusión de los proyectos de producción de modelos de tecnología híbrida (no solo eléctricos) en las bases eran algunos de los puntos que los fabricantes españoles querían trasladar al Gobierno. Y es que rectificar, dicen, es de sabios.

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Lo que ha hecho el ejecutivo no ha sido frenar en seco, sino dar marcha atrás un poco para seguir adelante. Sortear el obstáculo (básicamente burocrático y de ejecución). Vamos, lo que en el fútbol se dice balón a suelo, levantar la cabeza y volver a jugar.

Hay que aplaudir la valentía y la rapidez con la que ha reaccionado el Gobierno anunciando este parón momentáneo para sentar las bases de un Perte VEC 2 con mejores argumentos, mayor facilidad y al final mejores soluciones empresariales. Entrarán, a buen seguro, los que no pudieron entrar, y los que estaban seguro que volverán a concurrir para beneficiarse de unas ayudas históricas. Había que ponerlo más fácil. Porque Europa nos mira con lupa, como decía Matías Carnero. Esperemos que esta vez nos vea bien. Porque esto no solo va de hacer coches eléctricos, va de crear marca eléctrica y posicionar a España como referencia en el sector. De nuevo. Nosjugamos mucho.