OPINIÓN

Las predicciones más apocalípticas

El foro de Davos recupera al 100% la presencia de ricos, influyentes y políticos que auguran que la pandemia ha sido un juego de niños ante lo que está por venir

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Planeta en llamas

Planeta en llamas

El economista Nourel Roubini (Estambul, 1958) ascendió a la fama mundial tras la gran crisis económica causada por la explosión de la burbuja hipotecaria. El economista, doctor por la Universidad de Harvard, predijo en 2006 que el sector financiero estaba sentado sobre una gran masa deforme, embarrada, de hipotecas subprime con las que se había creado un mercado especulativo que se derrumbaría en cuanto una de las cartas de la baraja sucumbiera. Así ocurrió.

A Roubini aquel acierto le garantizó su futuro vital y profesional. Sumó a su sueldo de profesor en la Universidad de Nueva York las cifras millonarias que le garantizaban su presencia como conferenciante en medio mundo más la publicación de libros en que sigue expandiendo sus ideas. Predicar el apocalipsis, además, es más rentable que decir que estamos mejor que nunca. Y si no, que se lo pregunten a Steven Pinker, el filósofo canadiense apóstol del optimismo racionalista a quien -tanto desde la izquierda como de la derecha populista- se le considera como un bicho raro.

Acaba de publicarse en español Megaamenazas, el último libro de Roubini, nuestro Nostradamus moderno. Resumen para el año nuevo si creemos que sus predicciones pueden llegar a cumplirse: invierta en una cabaña perdida en un monte remoto de un sitio alejado de cualquier megaciudad, llene la cabaña de conservas, apúntese a un curso de supervivencia humana -aprenda a pescar, cazar y recolectar-, y rodéese de buena gente como vecinos. La guerra fría puede convertirse en caliente, el planeta será inhabitable, la inteligencia artificial nos controlará, los ciberataques serán constantes, el sistema financiero y el concepto de dinero tal como lo conocemos colapsará en medio de una larga etapa de estanflación (recesión más inflación). Menos mal que Roubini no considera la posibilidad de que nos invadan los extraterrestres o caiga un meteorito.

Roubini es uno de los invitados habituales al foro de Davos que se celebrará en esta ciudad de los Alpes suizos a partir del 16 de enero. Este será el primer año, tras la pandemia, donde Davos recuperará al cien por cien la presencia de ricos, influyentes, políticos y personajes variopintos que tienen siempre algo que decir para llamar la atención. Aquellos que no acertaron la posibilidad de que hubiera una nueva y peligrosa guerra para la estabilidad mundial, tendrán la oportunidad de volver a sacar sus predicciones.

Como aperitivo a las reuniones de Davos está el informe previo coordinado por Saadia Zahiri, la directora general del World Economic Forum (WEF), organizador del evento. The Global Risks Report 2023, así se llama, establece en el más puro estilo roubiniano los riesgos a dos años y a diez años vista tras haber realizado una encuesta a los influyentes y poderosos. La pandemia solo ha sido un juego de niños ante lo que se avecina. Para ponerse a temblar y seguir pensando en invertir en un lugar alejado del ruido.

En dos años, según los expertos del WEF puede ocurrir:

- Crisis del coste de la vida producto de la inflación y caída del poder adquisitivo.

- Desastres naturales y clima extremo.

- Enfrentamiento geoeconómico.

- Fallos para mitigar el cambio climático.

- Erosión de la cohesión social y aumento de la polarización.

- Incidentes medioambientales a larga escala.

- Errores de adaptación al cambio climático.

- Ciberataques y ciberseguridad.

- Crisis de recursos naturales.

- Crisis migratorias.

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En la encuesta realizada en España los tres riesgos más temidos a corto plazo son: inflación, deuda y aumento del coste de la vida. Por comparar, en Suiza temen antes que nada un shock en el precio de las materias primas. Ahora, podría describir los riesgos a diez años; pero no es momento para seguir deprimiendo. El año acaba de empezar.

Tanto en el caso de Roubini como en el informe del WEF, sus predicciones buscan, de una forma u otra, la reacción de los poderes políticos mundiales para que impidan que lo peor ocurra. Pocas razones para pensar en positivo. Solo para empezar, los dos países más poblados de la Tierra (China y la India) son dos de los más contaminantes y flirtean con Vladimir Putin al no haber condenado la invasión de Rusia a Ucrania. Que el mundo está cada vez más partiéndose en dos es una realidad. Pero, ¿estamos peor que en otros momentos de la historia de los últimos cien años? ¿Es esta una crisis pasajera? Los sabios siguen buscando respuestas y ganas de amedrentarnos o animarnos.