Reforma laboral

Fijos discontinuos: datos, bulos y mitos sobre sus efectos en las cifras del paro

Los economistas consultados reconocen que distorsionan las estadísticas de desempleo, que ya antes no eran un buen indicador | Trabajo ya ha iniciado los trámites para poder desagregar toda la información sobre este contrato, impulsado por la reforma laboral

Archivo - Varias personas en una oficina de empleo

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Gabriel Ubieto

Como el Guadiana, que aparece y desaparece, las polémicas entorno al mercado laboral y su evolución van saltando periódicamente a los disparaderos de Gobierno y oposición como munición discursiva para sus peleas. Si al inicio de la pandemia la paternidad de los primeros ertes fue objeto de discusión en el Congreso de los Diputados, ahora le toca el turno a cómo se cuentan o no los fijos discontinuos en las estadísticas del paro y si ello "maquilla" o no la evolución de las mismas. 

Más allá de la polémica entre partidos, los economistas consultados para el presente reportaje reconocen que la proliferación de esta figura contractual -aupada por la última reforma laboral- distorsiona las estadísticas de desempleo, que ya de antes no eran un buen medidor de la actualidad. Casas de estudios como el BBVA Research han elaborado indicadores alternativos para tratar de radiografiar mejor los flujos entradas, salidas y permanencias en el mercado laboral, según explica su jefe de análisis económico, Rafael Doménech. 

Y, por su parte, el Ministerio de Trabajo ya ha iniciado los trámites para poder desagregar toda la información sobre este tipo de contrato y facilitar así las tareas de investigadores y analistas entorno a esta figura. Un ejercicio de transparencia que algunos economistas hubieran agradecido de antemano. Otros, como el director del gabinete económico de CCOO, Carlos Martín Urriza, lo atribuyen a la falta crónica de personal en organismos como el Sepe, que ya se demostró desbordado para gestionar los ertes durante el inicio de la pandemia.

Dardo partidista

La polémica sobre los fijos discontinuos arranca en junio del 2022, cuando España baja por primera vez en una década de los tres millones de parados registrados y el líder del PP, Alberto Núñez-Feijóo, acusa al Gobierno de "maquillar" los datos al no contabilizar como tal a los fijos discontinuos. El conservador criticó el optimismo del Ejecutivo entorno a la robustez que ha demostrado el mercado laboral durante este pasado ejercicio. 

No era la primera vez que desde el PP cuestionaban las estadísticas emitidas desde organismos oficiales, ya ocurrió en septiembre, cuando la responsable económica del PP con Pablo Casado, Elvira Rodríguez, acusó al Gobierno de "mover las bolitas" con los datos de crecimiento del PIB.

Volviendo a los fijos discontinuos, el argumento de Feijóo es el siguiente: el trabajador que ahora es fijo discontinuo antes era temporal. Por ende, antes acababa contrato, se iba al paro, contaba como parado registrado y salía en las estadísticas. Ahora, en tanto que es fijo discontinuo y mantiene el vinculo contractual con la empresa -es decir, tiene garantía de que le volverán a llamar o deberán indemnizarle si no lo hacen-, no aparece en las estadísticas de desempleo pese a no estar materialmente trabajando durante parte del año. 

“No es un debate nuevo, ya lo tuvimos con los ertes durante la pandemia, que tampoco computaban como parados pese a estar inactivos”, apunta Doménech, del BBVA. 

Origen incierto

Desde el Gobierno replicaron que el método para contar si un fijo discontinuo es o no un parado formalmente no ha cambiado, algo en lo que coinciden los cuatro economistas consultados para el presente reportaje. No obstante, el investigador de Fedea Florentino Felgueroso, niega que la metodología de conteo de los fijos discontinuos lleve estipulada desde el 11 de marzo del 1985, como sostiene el Gobierno, ya que en dicha orden ministerial no figura explícitamente la figura del fijo discontinuo. “El documento exacto donde se establece [cómo computan] no lo he encontrado y no se si nadie lo sabe. Su origen está entre 1985 y 1998”, cuenta. 

Más allá del origen de la metodología, la clave de la polémica es si la proliferación de este tipo de contrato distorsiona o no los datos del paro. Aquí todos los economistas consultados coinciden en que el paro registrado no ha sido nunca un indicador fiable, de hecho no cumple ni con los requisitos estadísticos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). 

Y es que es un dato administrativo, que infraestima la cifra total de parados. Es decir, todos los parados no tienen trabajo pero no todos los parados están apuntados a la lista del Sepe. Principalmente son aquellos que no tienen derecho a recibir prestación y, en tanto que no tienen incentivos para hacer el no siempre amable trámite de pedir cita y apuntarse, pues no figuran. 

Es por ello que la encuesta de población activa (EPA) del INE siempre muestra más parados que los registrados en el Sepe y que los economistas recomiendan que, para seguir mes a mes la evolución del mercado laboral, lo mejor es mirar las estadísticas de afiliación a la Seguridad Social. Es decir, cuántos trabajadores están activos y cotizando. 

Y en dichas estadísticas los fijos discontinuos solo computan cuando están operativos, lo que evita que los que no lo están distorsionen la estadística. “El único indicador relevante es la afiliación”, insiste el catedrático del departamento de economía y empresa de la UPF, Sergi Jiménez.

¿Toda la contratación indefinida son fijos discontinuos?

Más allá de las estadísticas del paro, otra polémica que ha surgido vinculada a los fijos discontinuos es que el inédito repunte de la contratación indefinida es por esta vía. Lo que Feijóo bautizó como “precariedad indefinida”. ¿Qué peso tienen los contratos fijos discontinuos en el global de todos los contratos fijos firmados? 

En 2022 se firmaron 7,02 millones de contratos indefinidos, de los cuales el 54% fueron indefinidos a tiempo completo y el resto, en una proporción muy similar fueron o bien a tiempo parcial o bien fijos discontinuos. Es decir, esta figura apenas representa un cuarto de toda la contratación indefinida firmada durante el primer año de despliegue de la reforma laboral, que aumentó un 232% respecto al año anterior. "Se trata de agarrar el rábano por las hojas para evitar hablar de lo mollar, que es que la reforma está funcionando”, opina el director del gabinete económico de CCOO.

Críticas a la transparencia

“Ahora mismo la estadística de paro registrado no es todo lo transparente e informativa que nos gustaría”, opina el jefe de análisis económico del BBVA Research, Rafael Doménech. “Necesitamos que nos den más información, sobre todo después de ver movimientos en algunos meses de cómo se han regularizado estadísticas que han afectado a más de 100.000 trabajadores”, añade. 

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El economista se refiere a los datos de octubre del 2022, cuando modificó los criterios de conteo para ordenar la estadística y no informó de ello. Lo que tuvo un efecto claro en las estadísticas: dicho octubre coincidió que se registró la mayor reducción del paro registrado en un décimo mes del año, cuando habitualmente octubre es un mes en el que, por una cuestión estacional, sube el desempleo. “Gracias a la reforma laboral se suavizan los efectos de una temporalidad hasta ahora muy acusada”, argumentó el Ministerio de Trabajo en su nota de prensa. 

“Cuando hablamos de transparencia nos referimos a comunicar cosas como estas”, apunta Felgueroso, de Fedea. “El Gobierno no está encajando bien las críticas y los investigadores lo único que estamos reclamando es más y mejor información”, afirma el catedrático de la UPF Sergi Jiménez.