Reyes Martí, propietaria de Pirotècnia Martí

Una pionera de la pólvora que se plantó ante la desigualdad

  • La directiva destaca que hizo en 2001 su primer disparo en la plaza del Ayuntamiento de València: "ninguna mujer se había metido dentro de la jaula"

Reyes Martí, propietaria de Pirotècnia Martí

Reyes Martí, propietaria de Pirotècnia Martí

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Juanma Vázquez

Para cualquiera que lo olfatee, el aroma a pólvora es único, inconfundible, inseparable. Sin embargo, si tu apellido es Martí y has nacido en una localidad castellonense como Borriana, este es casi un componente más de tu torrente sanguíneo, una parte de tu ser que te acompaña desde tus primeros pasos. El mejor ejemplo de ello lo representa Reyes Martí (1965), figura destacada del arte pirotécnico valenciano que dirige Pirotècnia Martí, la empresa familiar cuyo origen -como el de muchas otras compañías del sector en la zona- se remonta a la segunda mitad del siglo XIX, en 1868. En sus palabras, todo se fraguó cuando su tatarabuelo, "dinamitero que se dedicaba a hacer pozos, empezó a fabricar con esa pólvora que utilizaba para su trabajo los primeros castillos artificiales".

Hoy, más de 150 años después de ese momento, Martí -la quinta generación de la saga y propietaria del negocio desde 1996- es la que lleva las riendas. Su camino en la pólvora, no obstante, empezó mucho antes, prácticamente desde su nacimiento, porque "desde muy pequeñita" era "la sombra" de su padre (el también pirotécnico Pascual Martí). "Me iba con él por los pueblos y le ayudaba a tirar pasándole los cohetes de caña", añade. La imagen, en un mundo tradicionalmente asociado a los hombres en el que ella ha sido pionera prácticamente toda su vida, llamaba la atención. "A la gente le hacía gracia que fuera la niña la que acompañara al padre y no el niño, porque mi hermano no quería saber nada", destaca.

Esas vivencias, a pesar de que reconoce que de pequeña llegó a pensar en "ser médica, enfermera o azafata", acabaron ligando definitivamente a Martí a la pirotecnia. No en vano, "una vez vas teniendo uso de razón, como es el negocio familiar ya intuyes que te vas a dedicar a ello y, como te gusta, ya no miras otra opción". Sus veranos de adolescente, que consistían en "ir al taller a ayudarles a fabricar, llenando los bouquets, haciendo docenas, vendiendo...", la llevaron a asumir a los 18 años que "no quería estudiar y que quería estar en la fábrica". Tras un pacto con sus padres, no obstante, aceptó empezar Contabilidad mientras mantenía su presencia por las mañanas en la factoría. "Me duró un año. Aprendí lo básico para llevar una empresa y ya está".

Y un día se plantó

Pese a todo, que una mujer estuviera en el corazón de la elaboración de los productos pirotécnicos como eligió Martí no era extraño. En su familia, como en otras del sector, sus "tías abuelas se dedicaban también a esto [a fabricar en el taller], pero ellas no salían a disparar". "A disparar iban solo los hombres", prosigue. Su caso, inicialmente, no fue diferente. "Me dejaban llevar los bocadillos y tapar con papel de aluminio, pero nada más". Eso, reconoce, le daba "mucha rabia" porque le decían que "cosas como poner carcasas [en un montaje pirotécnico] eran muy peligrosas". "Que me tenía que apartar". Y fue así hasta que un día se plantó y dijo que hasta aquí habíamos llegado.

Fue en 1996, año en que asumió la dirección de la firma que hoy tiene ocho empleados, además de Reyes y su marido, cuando la pirotécnica empezó "a participar en los disparos, porque hasta ese momento no me dejaban". El gran cambio visible -aunque había hecho un disparo grande ya en la Magdalena de Castelló de 1998 del que "nadie se percató"- llegó en 2001, cuando fue la encargada de disparar por primera vez en la plaza del Ayuntamiento de València en las Fallas. "Hasta entonces era una gran desconocida porque montaba, pero a la hora de disparar era mi marido quien lo hacía y yo me iba entre el público para escuchar las opiniones". Fue el momento clave para una transformación feminista en el gremio. "Ahí se inicia esa gran revolución. Hasta entonces ninguna mujer se había metido dentro de la jaula", remarca sobre este hecho pionero que llevó a las empresas del sector "a empezar a sacar mujeres a disparar, porque [ellas] querían hacerlo".

Más allá del trabajo

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Pero ahora, ya a sus 57 años y con una dilatada carrera, Martí no solo mira al trabajo. También lo hace a los necesarios momentos en los que romper la monotonía. En ellos, su afición más grande, sintetiza, "es disfrutar de mis amigos", aunque también es "una friki de las Fallas, sobre todo de la indumentaria fallera", sin olvidar la posibilidad de realizar de nuevo algún viaje de placer y no por trabajo. "Hace años estuve en África y me enamoré. Por eso me gustaría volver y hacer una safari, es algo que tengo pendiente", destaca.

Mientras ese momento llega, la pirotécnica esta centrada en el futuro de la compañía, ese en el que estará al frente su hijo Carlos Granados Martí, una sexta generación "que viene arrasando". "Está haciendo muchos cambios en la empresa, cambios que me los dicen hace 20 años y no me los creo", afirma. Sin embargo, si habla de su familia, lo tiene claro: "La luz de mi vida, la que me lleva loquita hoy es mi nieta", que la ve incluso como una futura quizá séptima generación. "Yo de pequeñita era una niña que no armaba mucho jaleo, pero ella a todo el que pasa lo saluda. Me encanta que sea así", enfatiza. Es la muestra de que la estirpe y ese aroma a pólvora están asegurados.

El 8-M, su ‘mascletà’ "más grande"

Si un hito anual resulta especial para Reyes Martí, ese es el de disparar en València el Día Internacional de la Mujer, el 8-M. "Esa ‘mascletà’ para mí es como si dijéramos el día de San José, el día grande", destaca esta pirotécnica, que señala sobre dicho disparo: "Lo he parido yo, porque en ese momento no había ninguna otra mujer, para lo bueno o para lo malo". No en vano, a excepción de 2017 y 2018, años en los que disparó la Nit del Foc y la ‘mascletà’ de San José (18 y 19 de marzo, respectivamente) y no la del 8-M, ella ha sido la encargada de prender la mecha a este acontecimiento desde 2004. No lo hará, sin embargo, en 2023, ni en ese día ni en ninguna otra fecha fallera. Tras concederle ese 8-M a otra mujer, Martí ha decidido "hacer un descanso en el camino», parando «un poco para coger impulso, nada más".

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