EL ECONOMISTA OBSERVADOR

España y la deuda

Volvemos a tener un problema de endeudamiento. Deberíamos despolitizar el tema si queremos solucionarlo y centrar el debate en hablar de productividad, en crear más empleo con mejores salarios con mejores salarios o en reducir el déficit estructural

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Archivo - Imagen de archivo de billetes de 50 y 20 euros

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La historia de España está muy condicionada por su deuda pública. En España desarrollamos las finanzas modernas y en 1525 ya había un mercado organizado de deuda pública en Medina del Campo. No es algo de lo que sentirnos orgullosos, ya que se creó por la incapacidad de los Reyes para hacer frente a sus deudas y la necesidad de renegociarlas. Desde entonces, España es el país del mundo que más incumplimientos y reestructuraciones de deuda ha hecho. Y cada reestructuración provocaba una profunda crisis económica que nos empobrecía.

¿Podemos sufrir otra crisis de deuda pública como la de 2012? Las crisis financieras siguen un comportamiento impredecible, similar al de los huracanes, y nadie puede responder con certeza a esa pregunta. Pero sí podemos decir que se dan las condiciones para que se repita la historia. El euro nos permitió tipos de interés y acceso a los mercados de capitales internacionales, algo que con la peseta no conseguimos. Hoy los españoles podemos pedir hipotecas a 30 años a tipos por debajo del 3%. En Reino Unido y Estados Unidos los tipos son más del doble y en México los tipos superan el 10% y el plazo máximo son 20 años. 

El problema es que los españoles hemos vuelto a tener un problema de elevado endeudamiento. Empezamos las familias y las empresas, principalmente los promotores inmobiliarios y constructores, y derivó en la crisis de 2008. Luego les siguió el Estado en 2012 y el rescate evitó otra reestructuración de la deuda. Desde 2008, España es un país que vive a crédito y aumenta la deuda pública cada año. La paradoja es que los españoles en las encuestas nos quejamos de pagar muchos impuestos y de la mala calidad de nuestros servicios públicos.

Promesas

Los políticos de derechas prometen siempre bajar los impuestos, aunque luego los acaban subiendo. Los políticos de izquierdas prometen subir los impuestos sólo a los ricos, pero como hay muy pocos ricos también nos los acaban subiendo a todos. Y tanto los de izquierdas como los de derechas prometen más gasto público y suelen cumplir sus promesas. Todas las comunidades autónomas aumentaron el gasto público en sanidad en 2020 para combatir la pandemia, algo que estaba justificado. Pero todas mantienen buena parte de ese gasto en 2022 y lo hacen aumentando la deuda que dejaremos a nuestros hijos y nietos.

Nuestra deuda pública está en el 116% del PIB, su nivel más alto desde 1902 tras la guerra de Cuba y Filipinas. Es la mayor deuda pública en tiempos de paz de nuestra historia. El problema de la deuda pública es refinanciar cada año sus vencimientos y financiar el déficit público de ese año. España tiene que emitir el año que viene más de 250.000 millones de euros, casi la mitad de sus ingresos públicos. Históricamente, cuando ese ratio superaba el 35% sufríamos una crisis de deuda.

Desde 2015, especialmente desde 2020, el Banco Central Europeo ha sido el principal comprador de nuestra deuda pública y lo ha hecho en la mayoría de ocasiones a tipos de interés negativos. En esas condiciones España debería haber reducido su deuda, pero la hemos aumentado. La deuda ha aumentado con gobiernos de derechas y con gobiernos de izquierdas, por lo que deberíamos despolitizar el problema si queremos solucionarlo.

El problema es un gasto público estructural que no se puede financiar con el nivel de recaudación de impuestos actual. El envejecimiento de la población aumenta estructuralmente el gasto en pensiones y en sanidad y reduce nuestros ingresos. La elevada tasa de paro y el alto nivel de fraude y economía sumergida impiden financiar ese gasto.

En 2023, los tipos de nuestra nueva emisión de deuda pública superarán el 3% y el BCE ya no comprará nuestra deuda. Necesitamos que los inversores internacionales nos crean para seguir dándonos crédito o no habrá dinero para las pensiones o los sueldos de los sanitarios y profesores. Es muy probable que España no provoque la crisis de deuda, pero si estalla en Italia, que tiene más deuda que nosotros, el contagio nos llegaría pronto.

Recuperar el foco

Esto debería centrar el debate económico en nuestra querida España. Deberíamos hablar de crecimiento, de productividad, de crear más empleo con mejores salarios, de reducir nuestro déficit estructural, etcétera. Pero nuestro país ha perdido el foco desde hace ya demasiados años.

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En 2015 nuestros vecinos portugueses tenían diez puntos de PIB de deuda pública más que nosotros. El año que viene Portugal tendrá menos deuda que nosotros. ¿Cómo lo ha conseguido? Creciendo más e invirtiendo más en tecnología nos han recortado casi diez puntos de distancia en renta por habitante y han reducido su nivel de pobreza y desigualdad más que nosotros. 

Los portugueses han aumentado sus ingresos públicos y conteniendo mejor el gasto. Portugal el año que viene subirá sus pensiones un 4%, la mitad que nosotros. Y lo han hecho con un gobierno de izquierdas.