SECTOR INMOBILIARIO

De la venta de un fondo británico a la compra de un multimillonario del vino: ¿qué está pasando en Arima Real Estate?

  • El fondo Pelham Capital ha liquidado su posición en la inmobiliaria, mientras el empresario Víctor Urrutia ha entrado como uno de los máximos accionistas

  • La inmobiliaria fue fundada por Luis López de Herrera-Oria, el fundador de Axiare, que acabó en manos de Colonial

Arima

Arima / EPE

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Gabriel Santamarina

Cambio de cromos en la inmobiliaria cotizada Arima Real Estate. La Socimi (sociedad de inversión inmobiliaria) especializada en la compra de edificios de oficinas en ruinas, su posterior reforma y alquiler ha vivido en el último mes un cambio importante en su accionariado. La compañía saltó al parqué de la Bolsa de Madrid en 2018 sin activos, pero con una ampliación de capital de 300 millones para invertir.

Cinco años más tarde, el fondo británico Pelham Capital, accionista desde la salida a bolsa, ha liquidado su posición. Pelham contaba con cerca del 10% de la inmobiliaria hasta el pasado 29 de noviembre. Tras este aviso a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, quedaba saber si alguien había tomado el testigo como gran accionista o, por el contrario, la autocartera de la compañía y pequeños inversores habían absorbido su posición.

Finalmente, el pasado 1 de diciembre, el empresario Víctor Urrutia anunciaba que contaba con una participación del 7,95%. Urrutia es una de las mayores fortunas de España, con un patrimonio estimado por Forbes de 650 millones de euros. El empresario es el máximo accionista de la Compañía Vinícola del Norte de España y cuenta con el holding de inversiones Asua. Su participación en Arima está cifrada en 2,2 millones de acciones, valoradas en más de 16 millones de euros.

¿Qué es Arima?

Esta inmobiliaria es el último proyecto de Luis López de Herrera-Oria, uno de los históricos directivos del sector. El actual consejero delegado de Arima fue director ejecutivo de Prima desde 1986 hasta 2002, convertida en la inmobiliaria más grande de España después de su salida a bolsa en 1988. Esta compañía es el antecedente de Testa, el vehículo de viviendas en alquiler ahora en manos de Blackstone. Con su salida, inició varios proyectos, pero el último antes del actual fue Axiare, un vehículo especializado en oficinas que llegó a disponer de un patrimonio de 1.700 millones. Axia Real Estate acabó en manos de Colonial, una de las dos compañías inmobiliarias presentes en el Ibex-35.

Después de Axiare, Luis López de Herrera-Oria se lanzó a fundar Arima. El 23 de octubre de 2018 debutó en bolsa a 9,90 euros por acción. En la actualidad, amansa un patrimonio de oficinas y logística de 382 millones de euros, según apuntan sus últimos resultados empresariales, correspondientes al primer semestre de 2022. Su cartera está compuesto de una nave en la Carretera N-I, en la localidad de la sierra madrileña de San Agustín de Guadalix Guadalix.

El centro de su negocio son las oficinas. De este tipo, dispone de un inmueble en una de las mejores zonas de Chamartín, alquilado entero al despacho de abogados Ontier, y en el Barrio de Salamanca, en la calle María de Molina. Completan su carteta seis edificios más: Cristalia, María de Molina, Ramírez de Arellano, Cadenza, Dune y Pradillo.

¿Cuál es la situación de la empresa?

A nivel bursátil, Arima se encuentra en un momento horroroso. Desde el toque de campana en la Bolsa de Madrid hasta enero de 2020, la empresa logró un aumento del precio de su acción del 33%. Sin embargo, con el estallido de la crisis sanitaria, tuvo un descalabro que superó el 40%. Desde esos mínimos en 7,60 euros, la acción no solo no ha logrado recuperarse, sino que ha perforado sus mínimos históricos. Entre julio de este año hasta noviembre, la acción se ha movido entre los 6,80 y los 8,15 euros. En este punto ha sido donde el fondo Pelham Capital ha vendido su posición y ha entrado en la compañía el empresario vinícola.

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A pesar de que el valor de sus activos restando su deuda es de 274,4 millones de euros, la bolsa valora la compañía en poco más de 200 millones, un 25% por debajo. Esta situación no es única para esta compañía, ya que todas las inmobiliarias cotizadas se están enfrentando a importantes descuentos en su cotización. El mercado descuenta que los propietarios de activos no podrán repercutir la inflación a sus inquilinos y, por ende, el valor de estos bajará.

Si finalmente sí lo consiguen, esta habrá sido una oportunidad histórica de adquirir edificios de oficinas, logística o comerciales a un precio muy inferior al de mercado. Hace unas semanas, el consejero delegado de la consultora Colliers, Mikel Echavarren, explicaba a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA que los inversores particulares y los vehículos familiares que compren "con perspectiva de largo plazo, casi sin deuda, se puede aprovechar de comprar activos que en otro momento lo compraría un fondo".