COCHE ELÉCTRICO

La teoría del 30%: más caro, menos piezas y menos empleo

Un automóvil electrificado tiene hasta un tercio menos de piezas que uno que no lo sea y ello conlleva menos tiempo para producirlo

Esta es la advertencia de una petrolera a los usuarios de coches diésel

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Xavier Pérez

El presidente del comité de empresa de Seat, Matías Carnero, lleva tiempo defendiendo la necesidad de sumar nuevas plataformas eléctricas a Martorell para ‘llenar’ la fábrica y no tener que pelear para evitar despidos. Producir un coche 100% eléctrico tiene sus ventajas en cuando a rentabilidad, ya que al ser más caros que los de combustión el margen de beneficio por coche es superior. Un coche alimentado por baterías cuesta un 30% más que uno de gasolina o diésel (Carlos Tavares, presidente de Stellantis afirma que incluso hasta un 40% más). Además, un coche eléctrico tiene hasta el 30% menos de piezas que un coche que no lo sea y con ello un 30% menos de tiempo para producirlo. Si cruzamos la ecuación de beneficio, producción y piezas tendremos un resultado que aterra a Matías Carnero y a todos los representantes de los trabajadores de la industria del automóvil. 

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Ese 30% omnipresente en el coche eléctrico implica un gran trabajo por parte de los fabricantes para defender sus márgenes de beneficio y atemperar las pugnas sindicales al necesitar menos empleados en las factorías. Como apuntaba Matías Carnero a El Periódico en una entrevista: "Para producir 500.000 coches eléctricos, si calculamos las horas de producción, estamos hablando como si hiciéramos 350.000 de un coche de combustión". Ahí está el diferencial de excedente de mano de obra. Y es que si los márgenes son aceptables se corre el riego que se fabriquen menos coches. Si no se satura el mercado se crea la necesidad y se pueden fijar unos precios que mantengan una buena rentabilidad con menor coste laboral.

Pero no es tan fácil ganar dinero con el coche eléctrico. La escalada de precios de las materias primas como el acero, el reajuste de la crisis de semiconductores, la mayor carga tecnológica necesaria para no quedarse atrás frente a los competidores asiáticos y, sobre todo, el precio de las baterías hasta que no se logren producir en Europa, pueden provocar una sacudida industrial entre los fabricantes en los próximos años. España necesita producir para mantener ese 10% del PIB y estar entre los nueve primeros fabricantes mundiales. Exportamos 86,8% de lo que producimos. Si no se fabrican coches eléctricos, no se exportarán, y la influencia en el PIB caería en picado.