Energía

Bruselas propone fijar un tope al precio del gas en 275 euros por megavatio hora para situaciones de emergencia

El mecanismo de corrección se activará de forma automática cuando se superen los umbrales previstos

Kadri Simson, comisaria europea para la Energía.

Kadri Simson, comisaria europea para la Energía.

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Silvia Martinez

Los Veintisiete ya tienen sobre la mesa la propuesta para crear un mecanismo de corrección de emergencia del precio del gas con el que controlar los “episodios de precios excesivos de forma inmediata”, tal y como han reclamado con insistencia desde hace meses un nutrido grupo de Estados miembros, incluida España, para amortiguar el impacto de la crisis energética sobre hogares y empresas europeas. Según la iniciativa, el tope al precio del gas en el mercado de referencia holandés se situará en los 275 euros por megavatio hora (MWh), muy por encima de los 116 euros del kilovatio hora actuales, y su activación será automática aunque siempre y cuando se cumplan dos estrictas condiciones que han sembrado dudas sobre su utilidad.

Para que el tope pueda activarse tendrán que cumplirse dos requisitos. En primer lugar, que el precio de los futuros de gas en el mercado de referencia holandés TTF a un mes vista superen los 275 euros por megavatio hora durante dos semanas. En segundo, que el precio de referencia sea de media 58 euros más elevado que el precio del gas natural licuado en el mercado internacional durante 10 días de negociación consecutivos dentro de las dos semanas. “No se trata de fijar un precio artificial de mercado bajo sino un mecanismo de urgencia para prevenir episodios de precios excesivos”, ha justificado la comisaria de energía, Kadri Simson.

Los ministros de energía de la UE debatirán la propuesta de reglamento en la reunión extraordinaria que celebran este jueves 24 de noviembre en Bruselas, y en la que aspiran a cerrar un acuerdo político sobre las compras conjuntas de gas y acelerar el despliegue de energías renovables. Varias delegaciones habían amenazado con bloquear ambas propuestas si Bruselas no ponía de un vez por todas un tope sobre la mesa así que la discusión augura ser explosiva, a la luz del elevado umbral propuesto, "demasiado elevado" y "concebido para no ser jamás utilizado", según han denunciado algunas voces críticas. "Nosotros nos vamos a oponer con contundencia, con rotundidad, nos parece que para esa referencia (de precio) es mejor no hacer absolutamente nada", ha declarado desde el Senado la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera, sobre el elemento más controvertido, informa Sara Ledo.

Precios récord en agosto

Tras meses arrastrando los pies, la Comisión Europea anunció la semana pasada su disposición a poner sobre la mesa un "mecanismo de corrección" de precios para actuar cuando hubiera picos como los registrados en agosto pasado. “Mientras que los precios de la década anterior se encontraban en una banda de entre 5 y 35 euros por MWh, los precios europeos del gas natural alcanzaron niveles un 1.000% superiores a la media de los precios vistos antes en la UE”, esgrime la propuesta que se hace eco de las cifras de precios récord registradas en agosto cuando se alcanzó un pico histórico de casi 350 euros MWh. Tras alcanzar ese pico, los precios cayeron en las semanas posteriores a los 220 euros y se sitúan actualmente en los 116 euros pero la Comisión Europea no ha aclarado si el instrumento que proponen ahora se habría podido activar este pasado verano.

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Según el plan diseñado por el Ejecutivo comunitario, la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía (ACER) será el organismo responsable de evaluar que las condiciones de activación se cumplen. Si la respuesta es positiva publicará inmediatamente un aviso de corrección del mercado en el Diario Oficial de la Unión Europea. Al día siguiente, entrará en vigor el mecanismo de corrección de precios y no podrán realizarse operaciones a un precio más elevado. Además, si ACER constata que hay indicaciones concretas de una “corrección inminente”, la Comisión Europea solicitará un dictamen a todos los actores afectados sobre el posible impacto para la seguridad del suministro, los flujos intraeuropeos y la estabilidad financiera, un elemento con el que espera convencer a los países más reacciones a imponer un tope como Países Bajos o Alemania, los más reacios a este tipo de medidas por temor a que provoque un desvío de gas hacia otros destinos que paguen más.

"Es un mecanismo ponderado. Por mucho que haya divergencias de opinión tenemos que obtener el consenso. No es la panacea pero es un instrumento al que recurrir si hace falta", ha valorado Simson. Tal y como avanzó la semana pasada Bruselas, el nuevo instrumento incluye medidas de salvaguarda que permitirán su desactivación automática en cualquier momento si ya no se cumplen las condiciones. Además, Bruselas también podrá suspender su aplicación si se producen perturbaciones no intencionadas en el mercado o riesgos manifiestos que afecten negativamente a la seguridad del suministro, los flujos internos en la UE o la estabilidad financiera. El plan plantea una duración inicial del nuevo instrumento de un año, aunque la Comisión tendrá que revisar la situación antes del 1 de noviembre de 2023.