El corredor de nunca acabar

El estado actual de las obras del corredor ferroviario del Mediterráneo no permite generar demasiado optimismo para encarar los objetivos previstos por el actual Gobierno, en 2025

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Tren de pasajeros de Renfe.

Tren de pasajeros de Renfe.

Querer y no poder… o: ¿realmente no querer? La historia del corredor ferroviario del Mediterráneo acabará algún día. Año tras año, conferencia a conferencia, reclamación tras reclamación. Igual da el color de los gobiernos en Madrid o en las comunidades autónomas afectadas. La vida sigue igual en el tren que debería unir personas y mercancías desde Algeciras a la frontera francesa. Retraso tras retraso

Once provincias donde vive el 32% de la población española, 15,1 millones de habitantes, y donde se acumula una tercera parte del PIB del país. Ir en tren de la segunda a la tercera población españolas con más población, Barcelona a Valencia, es una aventura que sabes cuando empieza, pero no cuando termina. 350 kms en tres horas como mínimo. Por no hablar de las cerca de dos horas que cuesta recorrer los 160 kms que unen Valencia a Alicante, una distancia que podría realizarse en menos de una hora. Comparación: el tren directo entre Barcelona y Madrid, 610,8 km, tarda dos horas y media.

La ministra de Transportes y etcétera, Raquel Sánchez, cerrará este jueves el VI acto empresarial sobre el corredor, que espera reunir a 1.500 personas en Barcelona. Dirá lo que se espera: los 1.500 millones de inversiones previstas por el Gobierno para acelerar la finalización del proyecto. En su chistera está la posibilidad de sorprender con el anuncio de que hay más dinero en camino a cuenta de los fondos europeos. Convencer al 99% de escépticos que la escucharán no será sencillo.  

Han pasado ya siete años desde que, en 2015, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, quien fuera secretario de Estado de Infraestructuras del ministerio de Fomento, Julio Gómez-Pomar, llegó a declarar que el “grueso” del corredor, desde Murcia hasta la frontera, estará funcionando a finales de año. En los años consecutivos, la excusa siempre fue la misma: la complejidad técnica del proyecto

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El estado actual de las obras no permite generar demasiado optimismo para encarar los objetivos previstos por el actual Gobierno, en 2025. El mapa que tiene en su página web la iniciativa Quiero Corredor muestra qué queda por hacer. Debe ser de doble vía y con ancho internacional, para permitir desdoblar el movimiento de pasajeros a través de la alta velocidad y de mercancías, uniendo a los principales puertos de España que, al mismo tiempo, se unirían al resto de la Península.

Hubo un tiempo donde el corredor era un asunto exclusivamente demandado por Catalunya, su clase política y empresarial, apoyado desde Bruselas por la asociación Ferrmed, presidida por Joan Amorós. Fundada en 2004, Ferrmed nacía para pedir inversiones ferroviarias en Bruselas para toda Europa, incluyendo el Mediterráneo. Durante muchos años, aquellas reivindicaciones apenas merecían trato de interés desde el centro de la Península, que lo veía como la clásica reivindicación del nacionalismo catalán. En 2016, irrumpieron en las protestas los empresarios valencianos. Se unieron a los catalanes, a quienes se añadieron murcianos y andaluces. Las percepciones empezaron a cambiar. De la España radial, con centro Madrid, a la España circular. Tras el corredor Mediterráneo ya espera el nuevo enlace. Desde Zaragoza hacia el norte.