Rascacielos

Un gigante con más de 1.000 ojos en su interior

  • Cosmos finaliza la primera estructura monitorizada de un rascacielos en España

La estructura del rascacielos Benidorm Beach, monitorizada en tiempo real

La estructura del rascacielos Benidorm Beach, monitorizada en tiempo real

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David Navarro

A simple vista parece uno más de los rascacielos que caracterizan el skyline de Benidorm, pero la estructura de 36 plantas que la constructora Ecisa levanta en la playa de Poniente de la conocida ciudad turística supone toda una revolución tecnológica. Se trata de la primera construcción de estas dimensiones en la que se ha empleado la internet de las cosas (IoT) para monitorizar el fraguado del hormigón en tiempo real, lo que ha permitido reducir alrededor del 20% los plazos de ejecución y, además, ha aumentando la seguridad de todo el proceso.

La responsable de este avance es la 'start-up' surgida de la Universitat Politècnica de València Cosmos, que ha desarrollado todo el software y los dispositivos de hardware necesarios, y cuyos responsables se muestran convencidos de haber dado un paso decisivo en la digitalización de una actividad hasta ahora bastante reacia a las nuevas tecnologías. "Ha habido muchos avances en las fases de diseño y de gestión, con tecnologías como el BIM [Building Information Modeling], pero en el proceso de construcción en sí mismo se emplean las mismas técnicas desde hace décadas", explica el country manager de la firma, Rubén Sancho

En el caso del hormigón, esto implica que, cada vez que se vierte el material en los encofrados, se toman muestras en probetas que se envían al laboratorio. Allí se va comprobando el nivel de fraguado, hasta que se considera suficiente para permitir el siguiente paso en la obra.

El problema es que las condiciones "idóneas" del laboratorio no siempre son las que se dan sobre el terreno, lo que altera los resultados. Por ejemplo, pocos podían pensar que en Benidorm llegarían a rozarse en el invierno de 2021 los cero grados, temperatura en la que el hormigón se "aletarga", según explica Sancho, y le cuesta más fraguar. Pero, sobre todo, con el método tradicional en una estructura como la del Benidorm Beach apenas se tomarían unos 700 datos, frente a los más de 670.000 que han ofrecido los sensores de Cosmos.

Para ello, la compañía coloca sensores sujetos a la estructura metálica sobre la que se va armando el hormigón, que cada 30 minutos transmiten en tiempo real la resistencia del material en megapascales. Es decir, que en cada momento y desde cualquier dispositivo con conexión a internet los responsables de la obra saben con exactitud cuál es el nivel real de fraguado, lo que les permite planificar las siguientes fases de manera más precisa y optimizar los tiempos. En el caso de Benidorm se han empleado más de un millar de sensores, verdaderos "ojos", según explica el responsable de la 'start-up' valenciana, que han permitido vigilar el hormigón desde su interior.

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El rascacielos de Benidorm es el primer gran trabajo en el que ha participado Cosmos, en parte gracias a la predisposición de los directivos de Ecisa -unos auténticos expertos en la construcción en altura, responsables de una parte considerable de los gigantes que pueblan la capital turística de la Costa Blanca- y también de la promotora del proyecto, el grupo Alibuilding. Sin embargo, los sensores de Cosmos ya se están utilizando también en la construcción de las Torres Martiricos, dos rascacielos de 30 plantas que construye AQ Urban Sky en Málaga, donde van a convertirse en los edificios más altos de la ciudad. Y también en la Torre Amura, de A Coruña, otro edificio de 16 plantas.

Desde la 'start-up' señalan que su tecnología se puede emplear en todo tipo de construcciones y que el ahorro en tiempo compensa sobradamente su coste, que define como low cost. Además, afirman, esta reducción de tiempos también se traduce en una menor huella de carbono que, en el caso de Benidorm, ha evitado la emisión a la atmósfera de 1.200 toneladas.