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La ciudad más de moda: Málaga

El Parque Tecnológico de Andalucía ya agrupa a 621 empresas. Desde multinacionales a pymes

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre.

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Martí Saballs

Con 1.711.693 habitantes, Málaga es la sexta provincia más poblada de España. La superan, por este orden: Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Alicante. En su capital están censados 5.77.000 habitantes. Hasta hace relativamente muy poco tiempo, de esa provincia se conocía fundamentalmente la Costa del Sol y lo que se contaba en la prensa de acontecimientos turísticos e inmobiliarios en Marbella, ciudad de la que fue alcalde Jesús Gil y Gil y en la que hoy mantienen mansiones exuberantes los jeques árabes. Para los más iniciados en historia y cultura, lo más admirado de la provincia ha sido siempre la ciudad de Ronda y la ruta por los pueblos blancos. Y para matrícula de honor son los que recuerdan su paso por el Hotel Miramar, inaugurado por el Rey Alfonso XIII, y que tuvo al escritor Ernest Hemingway de huésped, cuando iba a los toros en la ciudad. Entre los malacitanos ilustres: el actor Antonio Banderas que, desde la provincia, está desarrollando sus proyectos. Algunos, fútbol aparte, empezamos a descubrir Málaga a través de la televisión y gracias a la serie Verano Azul, que se filmó en la población costera de Nerja, muy cerca de otro precioso destino malacitano: el pueblo de Frigiliana. Yo mismo me hospedé en un hotel donde disfrutaban el Piraña y compañía para asistir a una boda en 1998 en la capital de la provincia en los años noventa.

Salvo por la estupenda boda de Inés y Miguel, recordaba Málaga muy brevemente. Nada me llamó especialmente la atención. A finales del siglo pasado me pareció una ciudad desordenada, que vivía de espaldas al mar a pesar de tener una estupenda playa y que no garantizaba seguridad para pasear por ella. En resumen, la típica ciudad de ir para no volver.

Han pasado años desde entonces y hoy Málaga es ya una de las marcas urbanas más reconocidas de Europa. Este viernes, casualidades, cenaba con un empresario catalán que decidió emplazar una de sus sedes en el Parque Tecnológico de Andalucía hace unos cuantos años. "Me recibió todo el espectro político. Brazos abiertos. Todas las facilidades. Hemos triplicado empleos desde entonces", comentaba. Hay ya 621 empresas en este parque, creado hace 25 años. Desde entidades financieras como Citi hasta Google. Filiales de grandes empresas multinacionales y pymes locales. Es el fenómeno de generación de riqueza y atracción de talento más importante que se ha generado en España en los últimos años. Y de la casi nada. Una combinación en la que apenas han existido guerras políticas cainitas. Francisco de la Torre, en diciembre cumplirá ochenta años, quiere volver a presentarse para renovar como alcalde, cargo que ocupa desde 2000, se erige como uno de los artífices de este éxito. El que ha sido el alcalde del PP más relevante en lo que llevamos de siglo, solo comparado en el caso del PSOE a Abel Caballero en Vigo, no ha sido un problema para que, en cada momento, se hubiese entendido con el gobierno socialista de la Junta.

"El alcalde no para de pedirme cosas". El actual presidente del PP de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, se refirió así a Francisco de la Torre en el discurso que realizó durante la entrega de premios del año de La Opinión de Málaga, propiedad del grupo editorial Prensa Ibérica. Los buenos alcaldes se diferencian de los malos por su capacidad e inteligencia emocional para saber vender su ciudad, atraer inversiones y lograr aplicar las políticas acorde con ello. Hay una estrategia y una apuesta a largo plazo. Moreno, cuya carrera política empezó en Málaga, logró colar el debate fiscal desde Andalucía al anunciar la supresión del impuesto del patrimonio y otras reducciones de impuestos. Un impuesto que no grava a las grandes fortunas, que tienen métodos más sutiles para lidiar con Hacienda, pero que sí perjudican a quien lleva toda una vida ahorrando e invirtiendo fruto de un trabajo en el que ha ido pagando sus impuestos. Si Málaga quiere atraer talento necesita también la seducción de las políticas fiscales autonómicas.

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Málaga aspira a ser organizadora de la Expo de 2027, pero también compite para aumentar su oferta turística. Entre los objetivos: un vuelo directo con Nueva York. Con algo más de trece millones de pasajeros hasta septiembre de 2022, se ha consolidado como el cuarto aeropuerto de España después de Madrid, Barcelona y Palma según datos de Aena. La empresa premiada este año por La Opinión, Premo, especialista en componentes electromagnéticos, 1.400 empleados, se fundó en Barcelona y acabó trasladándose a Málaga. Entre sus clientes: Tesla, el fabricante de automóviles eléctricos.

El éxito de Málaga no es aislado. España tiene todo un grupo de ciudades que compiten para posicionarse para atraer capital y talento. La rivalidad es positiva y es generadora de políticas imaginativas. Un ciudad que quiera tener éxito debe ofrecer, además de un entorno fiscal atractivo, seguridad, educación, un buen sistema sanitario, cultura y ocio. Es el caldo de cultivo para crear redes de contacto que sirvan para compartir conocimientos y generar riqueza a medio plazo. Málaga ha entrado en la liga de los grandes. Su ejemplo ya cunde.