EMPRESAS

Cuadernos Rubio entra en la América hispana

Su expansión por México coge fuerza mientras impulsa su nueva sede en València

Enrique Rubio en la Tienda Rubio, el espacio creativo de la empresa en València 

Enrique Rubio en la Tienda Rubio, el espacio creativo de la empresa en València  / M.Á.MONTESINOS

4
Se lee en minutos
Juanma Vázquez (Levante-EMV)

"Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien importa más que el hacerlas". Las palabras, puestas en boca de Juan de Mairena -maestro ficticio creado por Antonio Machado- bien podrían haber tenido el sello de Ramón Rubio, profesor por vocación que hace más de 65 años dio vida a un producto que ha marcado la infancia de generaciones y generaciones de españoles: los aclamados Cuadernos Rubio. Los mismos que ahora, con el hijo de Ramón -Enrique- al frente de la empresa y con una variedad en sus artículos muy superior a la de los inicios, han cruzado por primera vez el charco para comenzar a conquistar la América hispana.

Lo han hecho, como explica el propio Enrique Rubio, "despacio, sin querer crecer desmesuradamente" y centrándose, por el momento, en un país: México. En este mercado, donde prevén que el crecimiento a medio plazo sea importante, "no existe un producto como el nuestro y, si lo hay, es de menor calidad", asegura. Sin embargo, sus horizontes empresariales están puestos más allá del país azteca.

"Estamos buscando distribuidor también para Estados Unidos", en concreto para poder vender cuadernillos en zonas como Texas o Florida, donde "la educación está muy basada en la mexicana". Tras ello, enfatiza Rubio, se analizará el desembarco tanto en República Dominicana como en Puerto Rico, siempre pensando en "adaptar los productos, porque cada país tiene sus peculiaridades". Eso sí, con la filosofía clara de que la expansión tardará más tiempo al no ser aún "una marca conocida". El camino en América, no en vano, representa un nuevo horizonte para una compañía que en las últimas tres décadas ha realizado una transformación completa sin querer dejar atrás su origen.

"Hacer fácil lo difícil"

Como recuerda Enrique Rubio, la apuesta empresarial de su progenitor tuvo su punto de partida en unas "fichas para la motricidad, el cálculo y las operaciones" que este repartió a sus alumnos en la academia que fundó. Esas serían las que, años después, se convertirían en unos cuadernillos que tuvieron su primer ‘boom’ en los 80, cuando "se llegaron a vender más de 10 millones de cuadernillos al año" con una seña de identidad que luego se convirtió en el lema de la empresa: ‘hacer fácil lo difícil’. El llamado método Rubio, sintetiza su ahora director general, plasmado en ejercicios "progresivos en dificultad y con dibujos" en los que se apoyaba la gente porque "la calidad-precio de los cuadernillos era muy atractiva".

Pero tras una época de éxito, el cambio de los históricos colores verde y amarillo que habían marcado a Editorial Rubio, acabó siendo un duro golpe. "Hizo que perdiéramos la identidad de marca", asegura Enrique Rubio, que señala el momento en el que le preguntaron "si Rubio seguía existiendo" como el instante que inició el impulso que ha venido dando durante las casi tres décadas que lleva al frente de la empresa después de que una grave enfermedad afectara a su padre.

"Hemos hecho una transformación total, volviendo a los colores de antaño desde un punto ‘vintage’ y actualizando los contenidos a través de dos ejes, la educación y los valores sociales" porque "Rubio es el legado de un producto maravilloso que había hecho mi padre", comenta el directivo. Un legado que, bajo su dominio, alcanzó el año pasado una cifra de negocio de 3,66 millones de euros, generando con ello un beneficio de 700.000 euros que representa un aumento del 59% con respecto a 2020. "En un sector como el editorial, tan castigado, en vez de habernos afectado todo lo que ha sucedido, hemos afianzado el crecimiento", destaca Rubio.

Crecimiento de referencias

La mejor prueba la muestran sus referencias, que de las 60 iniciales ya sobrepasan actualmente las 400. Entre ellas, aquellas destinadas a la caligrafía, que siguen teniendo un hueco "estrella" en los 3,6 millones de cuadernos que la editorial vendió en 2021. La suma de aquellas colecciones de cuadernos clásicos centrados en las operaciones, problemas o escritura, no en vano, siguen representando el 65% de las unidades que la emblemática compañía vende en la actualidad.

Pese a ello, en un mundo que no ha dejado de cambiar, la apuesta por la innovación no ha sido ajena a la empresa en los últimos tiempos. "Escuchamos a los profesores y a las madres, dónde se apoyan y cómo son los nuevos modelos de educación. Todo eso es innovación", remarca Enrique Rubio, que también apunta a la complejidad que ha supuesto la transformación digital para un producto ligado a la escritura a mano. "Transformar los cuadernos a una tableta fue todo un reto, pero hemos logrado entrar en la vía digital, nos hemos adaptado". Si no lo haces, añade, "te quedas atrás inmediatamente".

Mirada de futuro

Noticias relacionadas

Por eso, la empresa mira cada vez más también a nuevos productos en auge como el ‘lettering’ (diseño de tipografías) y la escritura creativa, la ampliación de cuadernos de verano o el material de apoyo a través de lecturas comprensivas, apostando con todo ello además por satisfacer, incide Rubio, a "todo el público objetivo" que incluye no solo a los más pequeños con la caligrafía o el cálculo, sino también a los más mayores con todos esos productos que les ayudan, por ejemplo, "a la estimulación cognitiva".

Con esos retos en el horizonte, la compañía -que cuenta con 23 trabajadores, entre su centro logístico en Quart de Poblet y las oficinas y la creativa Tienda Rubio ubicadas en València- se encuentra construyendo unas nuevas instalaciones en Paterna porque las actuales "se nos han quedado pequeñas", un "edificio inspirado en la arquitectura brutalista" que será -apunta el directivo- un "símbolo de lo que es Rubio, un homenaje a Ramón Rubio Silvestre que visibilice los 65 años que tenemos y lo que nos queda por hacer".